Señales

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Mijaíl: 

—¡Mierda! ¡Mierda... mierda! ¡Levántate! ¡Es tardísimo! —gritó Kelly, despertando de golpe y levantándose con la rapidez de un resorte. 

Corrió al baño para encender la ducha mientras maldecía y buscaba ropa en su armario. No habíamos salido de la cama en todo el día; incluso almorzamos allí. Fue un día increíble, lleno de risas y diversión, y solo la dejé dormir una hora.

—Tampoco es para tanto... si llegas tarde no pasa nada —dije, sentado en la cama y riendo al verla correr de un lado a otro.

—¡Invité a Cathy y le prometí ir por ella antes de las nueve! ¡Y para eso falta solo media hora! En serio, necesito que te apures —respondió, mientras continuaba moviéndose frenéticamente.Me levanté y la detuve tomándola de la cintura.

—Bueno, pero también necesito una ducha. Será más rápido si lo hacemos juntos —dije.Antes de que pudiera responder, la besé despacio para que no se negara.

—Oww, tranquilo cosaco... hasta donde sé, ya no tienes condones y sé lo que quieres. La respuesta es No. Sin protección, no tendrás acción —me dijo con seriedad, haciéndome reír. Kelly decía lo que pensaba sin filtro, incluso si eso significaba ruborizarse.

—No pasa nada... me dijiste que tomabas anticonceptivos. Sigue siendo seguro —le recordé, apretándola más contra mí porque quería irme.

—Pfff, soy doctora, lo olvidas. Me cuido en todos los sentidos de la palabra. ¿Qué sé yo con quién te revolcabas? Quizás con alguien de dudosa procedencia... no, no quiero tus bichos —dijo, regañándome como si me estuviera dando una clase de educación sexual. Jamás nadie me había hablado de esa manera.

—Puedo jurarte que estoy más que limpio —insistí, intentando convencerla.

—¿Tienes los análisis? No... bueno, cuando los vea, podremos hablar nuevamente del tema. Ahora deberás esperar a que salga del baño —dijo, sonriendo. Me besó para distraerme y se dirigió corriendo al baño.

—¿Estás hablando en broma? ¿No pretendes que me haga los análisis? —pregunté en voz alta desde el otro lado de la puerta.

—Entonces no pretendas tocarme sin protección. Simple, no seas cobarde, solo es el piquete de una aguja —me respondió desde el baño. 

Abrió la puerta dos segundos, estaba en ropa interior lista para meterse a la ducha, pero antes que dijera o hiciera algo me cerró la puerta en la cara poniendo seguro. Tome aire y me fuí resignado a buscar mi ropa, Kelly era totalmente diferente a todas las mujeres que había conocido, y eso que recién estaba viendo la punta del iceberg.

—¡Llegas tarde! ¡Estábamos por empezar sin ti! —me dijo Massimo, mirando su reloj. Solo le rodé los ojos; tarde para pizza, cervezas y póker.

—Pff, me imagino, seguro se les cerró el estómago... por cierto, ¡Feliz cumpleaños! —dije, dándole un abrazo y entregándole mi regalo, un reloj que coleccionaba.

—¡Al fin! ¿Qué hay, chacal? ¡Te esperamos hace una hora! ¿Qué te demoró tanto? —preguntó Lucca, entregándome una cerveza. Gianni solo reía, sabiendo algo que no iba a decir.

—¡Venimos desde Rusia para tomar cervezas y comer pizzas! —se quejaba Alek mientras me saludaba.

—Se te olvidó jugar póker también —dijo Dimitri, levantándose para chocar su mano con la mía. Este era mi grupo de amigos, todos juntos desde la universidad. 

 

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El lado opuesto del amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora