CAPÍTULO 20.

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PESADILLA

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PESADILLA.

Abrió lentamente los ojos, sintiendo la leve brisa chocar con su piel

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Abrió lentamente los ojos, sintiendo la leve brisa chocar con su piel. El repentino olor que le llegó le resultaba familiar, y en cuánto recuperó la consciencia notó que se encontraba recostada sobre el pasto de una desconocida colina. La rubia trató de incorporarse al momento, buscando una respuesta sobre dónde se encontraba, y sus dudas fueron de inmediato aclaradas cuándo decenas y decenas de árboles de glicinias invadieron su campo de visión. 

Se encontraba en las montañas, en los terrenos que pertenecían a su familia, la Familia de las Glicinias. Miró confundida por un momento a su alrededor, preguntándose porqué se había quedado dormida allí cuándo se suponía que debía de estar recogiendo algunas hierbas para las medicinas que hacía su madre. Talló sus ojos aún algo confundida, y de inmediato se levantó para ir a realizar sus tareas como hacía todas las mañanas. 

Tomó su canasta para continuar recolectando materiales, pero su caminata fue interrumpida de repente al escuchar una voz que no había oído en mucho tiempo. Su respiración se detuvo y su corazón comenzó a latir con mucha más fuerza de un segundo a otro. Notó las lágrimas acumularse en sus ojos, y se giró en el momento en el que él tomó su mano para apretarla con fuerza, queriendo que se mantuviera a su lado por un rato más.

━Nami... ¿por qué estás llorando?━preguntó el menor, tratando de entender el porqué su hermana mayor se veía tan triste. Esta de inmediato parpadeó repetidas veces, preguntándose también porqué se encontraba así cuándo estaba en casa, en su hogar, junto con su familia.━¿Tuviste una pesadilla? ¡No te preocupes, yo te protegeré de cualquier demonio que aparezca!━dijo sonriéndole con confianza. 

Nami retiró de inmediato las lágrimas de su rostro, y sonrió con tranquilidad para después palmear la cabeza del pelinegro.━Está bien, Daichi. Yo soy quién tiene que protegerte... soy tu hermana mayor después de todo.━respondió sintiendo una repentina emoción de calidez en su pecho, como si hubiera vuelto a aquellos tiempos en los que su felicidad no era amenazada por nada ni por nadie.

A pesar de que aquello fuera un simple sueño causado por el demonio que controlaba el tren, la Katsumi lo sentía como si fuera la realidad misma. El pasar tiempo con su hermano paseando por la montaña, recogiendo hierbas y los frutos de los árboles de sus cultivos, jugando con los animales y ayudando a sus padres a hacer venenos y medicinas. Era una vida tranquila y la echaba de menos, porque en esa época jamás tuvo que preocuparse por cargar con el peso que se le atribuyó, y nunca se cuestionó el blandir una espada para manchar sus manos de sangre.

❛MONSTER❜ → KNYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora