❝Escondo en mi interior un verdadero monstruo que nadie desea despertar.❞
→ Nami quiso desde siempre ver la felicidad en el rostro de los demás, a pesar de que ella careciera de la esperanza suficiente para levantarse cada día a ver la luz del Sol...
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PECADOS.
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Nami observó a su búho llegar cuando ya dos días pasaron y finalmente sus amigos se habían recuperado de sus heridas. Dejó que el ave de plumas blancas aterrizara sobre su hombro con delicadeza y que se acercara hasta su oído para susurrarle su siguiente misión. Después el búho se separó y miró a sus compañeros atentamente.
━Deben ir al noroeste, al monte Natagumo.━comunicó mientras lo escuchaban atentamente.
━¿D-dónde está mi cuervo?━preguntó confundido Tanjiro, recibiendo una señal del búho que lo hizo desviar su mirada hacia la ventana. Allí el cuervo del mayor de los Kamado tenía el pico atado con una cuerda.━¿¡Quién le hizo eso!? ¡Nami!
━Yo no hice nada, lo juro.━respondió al momento negando con la cabeza, y el pelirrojo supo que no mentía.━Ya te lo dije una vez... las aves se parecen a sus dueños.━mencionó señalando a su búho, que miraba de forma amenazante a su cuervo.
Mientras los tres chicos se despedían de la anciana que los acogió, la Katsumi miró a su alrededor con una mueca entre labios pensando en cuándo su acompañante volvería. Sabía bien que era de día, pero se sentía preocupada al notar que Chachamaru no había regresado la noche anterior. Se sentía nerviosa con tan solo pensar que le había podido ocurrir algo en el camino sin que ella estuviera allí para poder salvarlo.
━¿Nami? ¿Te encuentras bien?━preguntó Zenitsu mirando a la ojiazul seria, mientras escuchaba como de costumbre los latidos tristes de su corazón.
━Ah... sí, no es nada.━contestó sin ánimos, bajando la mirada y llevando una mano hasta su brazo, donde se encontraba la marca que aún mostraba que era un verdadero monstro.
No sabía bien cómo había podido dejarse llevar por la felicidad durante aquel tiempo, sabiendo bien que alguien tan miserable como ella no merecía tener la bondad de sus amigos o de sus seres queridos. Soltó un leve suspiro y recordó cuál era su objetivo desde un principio: encontrar la cura para su hermano y limpiar su apellido para que él pudiera vivir con la cabeza en alto.
