9. La línea y el lino

1.5K 116 29
                                    

Capítulo 9: La línea y el lino.

Cansada, fatigada, exhausta y todos los sinónimos posibles existentes en el idioma no podían describir con precisión la situación actual de la mente del omega. Desde la confesión de su jefe, Harry ha ignorado la existencia de su nido y se ha aislado en su habitación. Lloró mucho, después de echar al alfa y tirarse en su cama, protegiéndose con las mantas, él omega lloró y lloró y lloró.

Abrumado por tanta información, confundido porque estaba seguro de haber escuchado a Tomlinson hablar alto y claro sobre su nido, su mayor secreto, pero también escuchó otras cositas. Pero consumió esa situación por partes, primero para no sobrecargar tanto su corazón, estando enojado, molesto y malhumorado por haber convivido con el hombre que sabía del nido, sabía que Styles robaba su ropa y aún así actuó con normalidad, dejándolo pasar por una situación tan vergonzosa.

Sintió que se había puesto en ridículo, también sintió que podría hacer un pacto solo para que la tierra lo tragara y todo esa vergüenza pasara. ¡Fue tan embarazoso! ¿Qué pensaba Louis cuando me miraba, sabiendo que yo desaparecía su ropa, sabiendo que mentía sobre esa desaparición? Se preguntó a sí mismo, con el rostro mojado por las lágrimas, sentado en medio de su cama, reviviendo todos los momentos que había tenido con el alfa mientras pensaba que era demasiado listo para ser atrapado.

El moreno pasó tanto tiempo pensando, llorando y enfadándose consigo mismo y con el alfa que terminó por quedarse dormido, seguro de que al tener su amor desenmascarado, su final también se acercaba. El final de su trabajo, su amistad, sus días con Louis, sus pequeños robos inocentes, permitiéndose ser demasiado dramático, era su forma particular para desahogarse. Necesitaba eso, para sacar todos sus sentimientos y vergüenza de su pecho, sollozando y murmurando todo en su almohada hasta que se durmió, todavía teniendo un poco de fe, esperando que todo fuera una pesadilla y pudiera volver pronto a su tan perfecta rutina después de despertar, donde su jefe era su amor platónico y podía admirar al hombre y aún así recibir un buen salario, sin vergüenza, sin culpa, sin arrepentimientos.

Pero cuando la tormenta se hace más pequeña, cuando comienza a despedirse y el mar se vuelve menos turbulento, también se hace más fácil encontrar un refugio, en tierra firme, porque sería en esa pequeña crisis, que la verdad pasaría a ser mejor digerida. Luego de dormir y despertarse a las ocho del domingo, él omega gimió, aún no listo para enfrentar al mundo, "Hmm, él lo sabe todo..." gimió triste y molesto, sus primeros pensamientos se volvieron hacia los eventos recientes, pero aún nublados, volvió a dormirse, todavía cansado, triste y perezoso, despertando solo alrededor de las dos de la tarde.

Despertando un poco aturdido, sintiendo un dolor de cabeza y sequedad en la boca, recostándose derrotado en la cabecera de la cama, respiro hondo, el cabello revuelto y un gran puchero en los labios. Volviendo de vuelta a la realidad donde se descubrió su mayor secreto y su jefe declaró su interés en él, suspiró profundamente, repitiendo en su mente los últimos pasos que dio con Louis, repasando y repasando en su memoria las últimas palabras del alfa que tanto deseaba. "¡Pero espera un minuto! ¡¿Louis se me declaró?!" Después de repetir su fatídico último intercambio, se dio cuenta de que estaba ignorando o no estaba del todo listo para enfrentar uno de los eventos más importantes de la noche. Secándose con fuerza el rostro con sus manos, se pellizcó el brazo "¡Ay!" Bien, estaba despierto, pero necesitaba un consuelo más, repitió de nuevo en su memoria el momento exacto en que el alfa había derramado palabra tras palabra. Corriendo hacia el baño, tropezó y se cayó, pero no se inmutó, se tambaleó hacia el baño, golpeando con el dedo meñique la puerta de la habitación. "¡Ah!" Lloriqueó, agarrando su dedo meñique palpitante, ¿cómo podía eso doler tanto? gimiendo, cara cayendo en dolor y molestia. Permitió de nuevo un momento de puro drama y llanto, tan sensible esa tarde, que lloró por su dedo meñique adolorido y por su no alfa.

Encontrado no es robadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora