4. En las alturas

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Capítulo 4: En las alturas

Finalmente por fin, Harry sonreía satisfecho al caminar hasta donde su jefe lo esperaba, su celo había terminado, todo el calor, lubricante, sueños y delirios calientes con Louis habían quedado atrás - tal vez lo último no, pero él podía lidiar con eso. "Buenos días, señor Tomlinson, ¿cómo está?"

"Hola Harry, estoy bien, espero que estes preparado para..." el alfa sonreía tranquilizadoramente, ojos amables y manos en la espalda, una postura erguida pero no intimidante. Tan hermoso y tan fragante.

"Mm, no creo que alguna vez esté realmente preparado para esto, ugh, lo odio." Se quejó, hundiendo los hombros, haciendo juego con su rostro que antes tenía una sonrisa pero ahora parecía tan asustado.

Harry odiaba las alturas, todo lo relacionado con ellas era el poseedor de su mayor y más verdadero odio y miedo, las escaleras, los juegos de los parques como la rueda de la fortuna y las montañas rusas eran su peor pesadilla, literalmente, ya que incluso dormido ese miedo a veces volvía a perseguirlo en forma de sueño.

El problema era que, su trabajo a menudo requería la necesidad de una locomoción muy rápida a otros países, la única forma en que esto podía suceder era a través del tráfico aéreo, estaba en constante proximidad a uno de sus mayores temores - siendo el segundo las odiosas cucarachas, ¡que incluso podían volar! - y ya era conocimiento de todos su leve terror, ya que, en el primer viaje internacional que hizo en su trabajo, no compartió ese miedo con nadie y acabó necesitando ser calmado y perfumado por su no alfa.

Cielos, si la situación hubiera sido de otra manera, habría disfrutado tan bien ese momento único en el que el aroma y los brazos del alfa lo calmaron, todo directamente para él y solo para él, pero no servía de nada llorar sobre la leche derramada,así que concéntrate Harry, no descontroles y no preocupes al señor Tomlinson, decidió.

"Oh, lo siento mucho Harry, pero realmente necesito que me acompañes esta vez, ¿de acuerdo?" Aproximándose Louis toco su brazo, apoyando en un apretón reconfortante su ante brazo, tratando de transmitir algún tipo de consuelo al omega, quien solo al ver esa expresión suave y ligeramente retorcida por la preocupación quería convertirse en gelatina y derretirse a los pies de ese dios en forma de alfa.

"No se preocupe, señor Tomlinson, ese es mi trabajo..." respondió con los ojos bajos, mejillas cálidas que él esperaba no estuvieran tan enrojecidas como pensaba, balanceándose inconsciente para los lados, contento por cualquier contacto proveniente de su no alfa. "Gracias por la preocupación, pero está todo bien." Sonriendo tiernamente, rápidamente miró al hombre frente a él, sintiéndose tan tímido, más que nunca - era difícil enfrentarlo después de pasar tres días gimiendo, llamando su nombre.

"Mm, esta bien omega, si necesitas algo, avísame, ¿si?" La suave voz de Louis lo rodeó como una cálida niebla, la palabra omega hizo que su estómago se revolviera y las mariposas bailaran de felicidad. ¿Por qué Louis tenía que ser tan dulce, incluso más dulce esta mañana?

"Sí, alfa." Maulló, bajo y suave, sintiéndose envuelto en una neblina de irracionalidad que pronto lo dejó cuando se dio cuenta de como se había dirigido a su jefe. Oh, mierda, la palabra se le escapó de los labios y ya estaba sucumbido a un mar de vergüenza, sus mejillas se sonrojaron rápidamente y su rostro tomó una expresión divertida, los ojos muy abiertos y la boca a punto de disculparse.

Sin embargo, Louis solo sonrió, una sonrisa sin mostrar los dientes, solo sus labios y ojos mostrando toda la amabilidad posible hacia él omega, un suave "correcto" fue lanzado al rizado antes de que el hombre le diera la espalda y fuera a abordar el avión.

Encontrado no es robadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora