Hoy ha sido uno de esos días en los que mi agencia de publicidad se ha convertido en un campo de batalla de ideas creativas.
No sé si me entiendes, pero imagina un duelo de caballeros de la época medieval, y cambia las lanzas por conceptos. El objetivo es el mismo: tumbar al adversario, es decir, conseguir que tu idea se imponga a las demás, y que sea la protagonista de la próxima campaña de publicidad que gestione tu agencia. Esto significa aceptar que tienes al enemigo en casa, porque las otras ideas son las de tus colegas, los que trabajan contigo codo con codo.
Nuestra agencia ha sido seleccionada para preparar la campaña de publicidad de la marca de preservativos más grande del planeta y hoy nos tocaba darle forma a nuestras propuestas creativas, concretar todo lo que vamos a ofrecerle a esos señores con traje y corbata para anunciar sus preservativos: qué tipo de publicidad, con qué argumentos, con qué estilo y todos esos detalles que suelen preocupar al que quiere vender un producto.
A los creativos nos entregan un documento muy bien elaborado, llamado briefing, en el que están detalladas las líneas maestras marcadas por el anunciante, sus objetivos, intereses y necesidades. Es como un libro de estilo que debemos respetar al plantear las ideas para la publicidad. También contiene información sobre el mercado, los tipos de usuarios, compradores, perfiles socio demográficos y todos esos millones de datos que tanto les gustan a los de marketing.
A partir de ahí, contamos con un tiempo limitado para desarrollar nuestras ideas y compartirlas después con los ejecutivos, supervisores, directores y todos los que pintan algo en el organigrama de nuestra agencia. En la fase final, los directivos hacen de jurado, valorando las ideas que presentamos los creativos, y eligiendo la que consideran que encaja mejor con los objetivos del anunciante que nos contrata.
Preparar las ideas es la parte más divertida del asunto.
Trini, Ire y yo formamos un equipo, así que nos teníamos que dar prisa para inventarnos algo que resultase original, atractivo, que respetara las indicaciones del briefing y que nos sirviese para competir con garantías con los otros dos equipos creativos de la agencia, a los que teníamos que aplastar, al menos desde el punto de vista de la creatividad.
—¡Chicas, necesitamos una idea que haga temblar al mundo! —exclama nuestra jefa Ire, con esa pasión tan contagiosa que suele poner en su trabajo.
—Nada de chorradas ni tonterías. ¡Sólo ideas brillantes, con fundamento! —insiste, por si nos queda alguna duda sobre el asunto que nos ocupa.
Las tres nos lanzamos a rellenar notas de todos los colores, cada uno con una idea diferente: sexualidad, naturalidad, complicidad, autenticidad y así con multitud de conceptos. Mientras colocamos en un tablero todos los papelitos, se me ocurre algo que irrumpe con fuerza en mi cerebro: nada más y nada menos que
Una odisea cósmica, con los preservativos como protagonistas.
En ese momento veo con claridad el eslogan para la campaña:
'Entra en un universo de placer'.
Lo escribo con letras grandes y lo pongo en la pizarra, en uno de los laterales, por si acaso no le gusta a la directora. Ire me observa con una sonrisa que no deja claro si le entusiasma la idea o simplemente está buscando la forma de despedirme sin generarme traumas adicionales.
De todos los conceptos que somos capaces de plantear, seleccionamos los tres que nos parecen más interesantes. Mis preservativos galácticos están entre los elegidos para la gloria, han superado la primera prueba. Un mini debate a tres bandas —Ire, Trini y yo— reduce a dos las posibilidades finales: el 'Ponte Guapo' de Trini va a competir con mi 'Placer Galáctico.
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FELICIDAD MAYÚSCULA
ChickLitAnna es una mujer inquieta, incapaz de conseguir el equilibrio en su vida, empeñada en llenar su diario de experiencias bonitas, en las que no se reflejen sus frustraciones. En esas páginas quiere plasmar cada noche, justo antes de irse a dormir, l...