Recuerdos de una mente perdida

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Después de haberse emborrachado, Aegon se fue tambaleante entre los pasillos hasta su habitación, y se dejó caer en su cama de una sola caída, soltando un suspiro antes de reír suavemente por el recuerdo de haber visto a su madre llorar hace unas horas.

-Vieja amargada- Murmuró para si mismo antes de llevar su mirada a la mesa que tenía más cercana, y suspiro acercándose para tomar un pedazo de tela viejo, oliendolo y suspirando antes de sentarse en el suelo, mirando al vacío por unos momentos.

Hace ya mucho que no recibía amor de nadie, no recibía ninguna mirada de aprecio si quiera, aunque tampoco es como si se la ganara, había crecido como un maldito imbecil que de vez en cuando gustaba de aprovecharse de las sirvientas que rondaban por el lugar, pero la única que al menos le dedicaba una mirada de cariño era su hermanastra Rhaenyra, ella era la única que al menos aún lo miraba como su pariente... no como un rival o el hijo de la mujer que odiaba, no, ella lo miraba como una persona, podía apostar que incluso con cariño en sus ojos.

Desgraciadamente su madre nunca le permitió formar lazos con ella, no al menos que recuerde... lo único que podía lamentar no recordar era de quien era aquel olor que lo hacía sentir tranquilo, esos brazos que lo cobijaban y le daban seguridad, no importa que tanto intentase, los recuerdos de esa persona en su memoria estaban borrosos y perdidos completamente, quedándose solo con aquel pedazo de tela con apenas pequeños trozos de su aroma impregnado en ella.

Por otro lado, estaban sus sobrinos, Jacaerys, Lucerys y el más pequeño de los Velaryon, Joffrey, claro, había otros dos chamacos también pero realmente no se llevaba con ellos; sus sobrinos ciertamente no le caían mal, no tenía ningún resentimiento hacia ellos y a veces añoraba con volver a jugar como lo solían hacer antes de la estupidez que había hecho Aemond al reclamar a Vaghar, es decir ¿No pudo esperar a que amaneciera al menos, o esperar a reclamar otro dragón? Tenía que hacerlo a hurtadillas, como el cobarde que Aegon siempre pensó que era.

Ver a sus sobrinos ser unos chicos de buenos valores lo hacia sentir mal, su madre siempre se llenaba la boca en decir que Rhaenyra los mataría y haría que se derramará sangre, sin embargo, lo único que podía ver en ella y en sus sobrinos era un único amor familiar, lo odiaba, pero lo anhelaba al mismo tiempo.

Pensar en todo eso solo hizo que le doliera la cabeza y terminara por ceder al sueño que desde hace rato ya empezaba a molestarlo por el alcohol en su sangre.

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Al día siguiente, los rayos del sol cubrieron su rostro tras la ventana semi-abierta, haciendo que gruñera y se levantara entre tropiezos, su madre fue la primera en llegar, reclamándole por lo mismo de siempre, pero hoy algo estalló en el interior de Aegon.

-Tú cállate! -Exclamó el príncipe con la voz rota- Cállate, tu no eres quien para decirme que hacer, no eres más que una puta, una puta con corona-Escupió con odio antes de caer en cuenta de sus palabras,y entre tropiezos salió de su cuarto entre sollozos, tapando sus ojos con una de sus manos para evitar que las lágrimas continuarán saliendo hasta que golpeó con un cuerpo ajeno, molesto, se quito la mano de la cara decidido a golpear a la persona que se le hubier atravesado.

-Aegon- La voz confundida de Rhaenyra se escucho en el pasillo- Pensé... ¿Que pasa? -Ese tono dulce en el que la había oído hablar algunas veces con sus hijos le retumbó en los oídos.

-Ah... hermana- Jadeo con la mirada gacha, negándose a verla a los ojos- ¿Qué haces aquí? ¿No deberías ya estar con tu familia en Dragonstone? -Pregunto con una sonrisa socarrona, esa que siempre usaba para ocultar lo que realmente sentía.

-Si, mis hijos se encuentran en los jardines, pero Viserys se hastío y decidí traerlo yo misma para que se quedara con Daemon, ahora con su embarazo tiene que estar en reposo... Después de esto nos iremos de regreso a nuestro hogar-Dijo antes de que se formará un silencio entre ambos, y Rhaenyra trago saliva al ver que tenía una oportunidad de hablar con su primogénito- Tal vez... tu quieras-

-Aegon- La reina hizo presencia con su voz, haciendo que ambos Targaryen soltaran un bufido- Vamos- La Hightower tomó fuertemente el brazo del menor, y lo arrastró mientras miraba a Rhaenyra con esa típica expresión entre dolor y molestia en su rostro, la princesa los vio perderse, sintiéndose mal por el hecho de ver a su hijo ser reprendido por la mujer que antes había amado, y sólo dio la vuelta para continuar su camino al jardín con su garganta apretada por la impotencia.



-Aegon- La reina hizo presencia con su voz, haciendo que ambos Targaryen soltaran un bufido- Vamos- La Hightower tomó fuertemente el brazo del menor, y lo arrastró mientras miraba a Rhaenyra con esa típica expresión entre dolor y molestia en su ro...

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Aegon bufó mientras sostenía sus piernas tembloroso, cansado del entrenamiento del cual sólo podía quejarse en voz baja- Mierda...- Jadeo agotado

-Principe- Dijo Sir Criston- Recuperese, este entrenamiento es importante para usted, después de todo, sabemos que será el futuro-

-Si lo dices, te arrancaré la lengua- Dijo entre jadeos molestos, tirando la espada de madera en algún punto del lugar, y se dio la vuelta dispuesto a huir al interior de no ser porque su hermano lo había volteado de un jalón- Sueltame

-Te estas comportando como un niño- La voz fría de Aemond solo le daba más coraje, después de reclamar a Vaghar, su hermanito menor se sentía intocable por tener a la dragona más grande.

- Aemond... ¿alguna vez te has puesto a pensar en lo que realmente quieres? Es decir, si no estuviera Mamá...

-Lo que yo quiera no es importante, y tu deberías pensar igual- Dijo el chico de un solo ojo, y Aegon solo hizo una mueca y una sonrisa, sabiendo que su hermano menor jamás comprendería lo que él sentía.

-Si, claro que ibas a decir eso- Murmuró antes de irse con la intencion de entrar a sus aposentos, pudo haber estado muy cansado con sus propios pensamientos, pero eso no evito que su cerebro se shokeara cuando escucho una privada conversación entre Viserys y su madre.

- Tu sabes, mi querida esposa, porque no puedo nombrar a Aegon como heredero- dijo Viserys entre jadeos enfermos y tortuosos- Sé que el no es mi hijo, no es sangre de mi sangre... sé que Aegon es mi nieto Alicent... lo sé desde hace tiempo.

-Viserys por favor- Se escucho la voz de su desdichada madre, seguramente sollozando hasta ese punto- Rhaenyra no es digna del trono, Aegon si lo es, se que Rhaenyra es alfa pero sigue siendo una mujer... en cambio Aegon cumple con el estatus de hombre alfa...

-No entiendo, esposa, Rhaenyra es tu destinada y aún así me pides que la deje en desamparo por ponerla a competir contra su propio hijo.

Aegon trago saliva y se alejo entre tropiezos hasta su habitación, lágrimas comenzaron a salir de sus ojos, y entre sus cosas sacó ese añorado trozo de tela, y lo pego contra su nariz entre sollozos lastimeros ¿Como su madre pudo alejarlo de ella? Recuerdos comenzaron a llegar como flechas a su cerebro, el como una Rhaenyra más joven lo cargaba y lo miraba con el amor más puro del mundo...

Aegon gruñó y miró a un punto de la pared con los ojos llorosos, soltando feromonas alfa llenas de amargura y dolor... ya nada lo obligaba a quedarse en King's Landing, ni su madre, ni su... abuelo, ni siquiera su hermana esposa Heleana podrían evitar lo que estaba a punto de hacer.

Huir.





Notas del autor:

Hola! He visto el apoyo que le dieron a mi fic, estoy muy emocionado! Muchísimas gracias, nada más para avisarles que estaré actualizando todos los domingos ❤️

El verdadero padre del rey (Rhaenicent)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora