Capítulo diez: ¿Es mi bebé?

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Minho y los señores Han no sabían como explicar la apretada situación en la que se encontraban. Jisung gritaba y lloraba cada vez que una contracción se apoderaba de su vientre y sus piernas.

—¡Me duele...!—lloriqueaba. Minho suspiró y lo ayudó a ponerse de pie y poder hacer ejercicios en el balón de pilates de color azul que se encontraba en una esquina de la habitación.

—Haz movimientos en círculos, eso ayudará a que todo sea más rápido.—pidió. Jisung negó con la cabeza haciendo un tierno puchero.

—Por favor, mi amor, hazle caso al doctor.—volvió a pedir Minho en un dulce hilo de voz que sabía que terminaría convenciendo al rubio.

Jisung pareció pensarlo y al final accedió, comenzando a saltar levemente en la bolita azul. Minho sonrió al ver que le había hecho caso y se puso de pie detrás suyo comenzando a dar pequeños masajes en sus hombros para tratar de liberar la tensión y el estrés en el omega.

—Minho...—llamó. El alfa hizo un sonido de asentimiento.

—¿Me puedes comprar sushi más tarde?—preguntó. Minho rió.

—Todo lo que tu quieras.—aseguró y depositó un besito en la mejilla del menor.

Jisung rió pero esa risa se esfumó casi de inmediato al sentir un dolor bastante fuerte en su vientre. Minho se dió cuenta de la contracción al sentir el apretón que el rubio le dio a su mano.

—¿Ya? ¿Pasó?—preguntó al sentir el agarre disminuir su presión.

—Si...—dijo y soltó el aire retenido.

Pronto se la pasó así, las contracciones eran cada diez minutos, luego cada cinco y así hasta que eran cada cuarenta segundos y Jisung sentía que no soportaría otra más.

Minho regresó a Jisung a la cama, el cual apretaba las sábanas bajo sus manos y lloraba por el insoportable dolor.

Le hicieron monitoreo y poco tiempo después decidieron llevarlo al quirófano. Los nervios de Minho estaban de punta al igual que los de todos los presentes en la sala de espera.

Seungmin y Felix caminaban de aquí a allá llenos de inquietud, mientras que los señores Han solo esperaban igual de nerviosos.

Y Minho...

Bueno, Minho estaba en el quirófano junto a Jisung, quien halaba su cabello por el insoportable dolor que sentía.

—¡Vamos que ya casi!—gritaba el doctor Lee, padre de Minho y quién también, al ser obstetra de Jisung, dirigía el parto.

Jisung volvió a halar con fuerza el cabello de Minho, quién solo trataba de aguantar el dolor en su cabeza solo por el omega.

Pronto escucharon un melodioso llanto que hizo al rubio comenzar a llorar junto al cachorro.

—¡Un sano cachorro acaba de llegar al mundo!—gritó el doctor cuando finalmente salió el hermoso cachorro de 2.330 gramos que se veía extremadamente pequeño en los brazos del doctor Lee.

Jisung lloraba junto al bebé que había sido colocado en sus brazos, Minho los miraba tratando de aguantar las lágrimas que sin rodeo alguno comenzaron a deslizarse por sus mejillas con velocidad.

—¿Y tú por qué lloras?—preguntó el doctor Lee con una sonrisa sacando sus guantes.

—Papá, detente...—pidió Minho avergonzado a su padre que se detuviera de burlarse de el.

—Casi te dejan calvo hijo.—rió el hombre.

—rió el hombre

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Holo, papá • MinSungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora