Capítulo once: Te amo.

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Jisung por fin, después de dos meses, pudo comenzar otra vez a trabajar, aunque siempre llevaba su bebé con él ya que no tenía con quien dejarlo, hacía su trabajo cómodamente. Jihoon se pasaba la mayoría del tiempo durmiendo en su pecho.

Minho le regaló un pequeño portabebé que colgaba del pecho de Jisung, en el que llevaba a Jihoon a todas partes y tenía las manos libres para hacer cualquier cosa.

Jihoon jugaba con su chupete de color verde y hacía sonidos extraños mientras Jisung anotaba las órdenes de cada uno de los clientes, que reían enternecidos cada vez que Jihoon hacía sonidos con su boca.

El omega vió que el bebé daba indicios de querer comenzar a llorar, se alarmó y le pidió a Seungmin si podía atender algunos clientes mientras él alimentaba a Jihoon en los vestidores.

—Seungmin-ah, ¿podrías tomar algunas órdenes mientras alimento a Hoonie?—preguntó.

Una vez Seungmin asintió, Jisung fue a los vestidores y buscó entre sus cosas el biberón del pequeño que lloraba en su pecho, preparó todo y comenzó a alimentar al pequeño, que pronto se quedó dormido. Lo regresó al portabebé para continuar su trabajo.

Jisung salió de trabajar un poco más temprano ya que quedó con Minho para salir a dar un paseo y despejar la mente, irían obviamente acompañados del cachorro con el que Jisung carga hasta para ir al baño

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Jisung salió de trabajar un poco más temprano ya que quedó con Minho para salir a dar un paseo y despejar la mente, irían obviamente acompañados del cachorro con el que Jisung carga hasta para ir al baño.

Ahora mismo caminaban por el centro comercial, Minho llevaba a Jihoon en el portabebé en su pecho tratando de ayudar a Jisung a que descanse un poco de llevar al menor todo el tiempo.

—¡Bhaaw!—Minho imitaba los sonidos del pequeño haciendo a este reír con intensidad.

Jisung se detuvo en una tienda con la cara pegada al cristal lleno de curiosidad. Había visto un bolso que cautivó sus ojos por completo, pero, luego recordó que no anda con dinero cómo para darse esos gustos y tampoco quería que Minho gaste dinero en el.

Siguió caminando con la mirada en el suelo, si que le había encantado ese bolso.

—¿Te gustó ese?—preguntó Minho acariciando la cabeza del cachorro que cargaba y tratando de mirar al menor a los ojos.

—Si... pero, no estoy en condiciones para darme esos gustos.—rió apenado.

—¿Quieres que te lo compre?—preguntó. Jisung lo miró con un brillo en sus ojos y lleno de esperanza, pero inmediatamente negó.

—No... no puedo aceptar algo así, tu ya estás...—no pudo terminar de hablar, pues Minho lo tomó del brazo y se dieron la vuelta regresando a la tienda.

—¿Es ese?—señaló el alfa. Jisung asintió con la vergüenza apoderándose de sus mejillas.

Minho entró a la tienda dejando al menor atrás, por Dios, se sentía tan avergonzado que moriría ahí mismo. El alfa tomó el bolso y comenzó a mirarlo, sonrió al ver el rostro avergonzado del menor.

Holo, papá • MinSungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora