Capitulo 5: La paradoja de la bebida

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Sí de por sí los lunes eran dias aborrecidos, este lo era aún más para Tomy, quién debía levantarse temprano e ir a la universidad sabiendo el tipo de escenas que podría toparse a lo largo del día. Y para colmo, una clase al final de la jornada un tanto desagradable... aún así, Tomy se alista, come su desayuno y se despide de su amorosa madre para dirigirse rumbo a su universidad y acabar con este día de una vez por todas.

Tomy llega temprano a su clase como lo es de costumbre, pero en este caso entra al salón y se dirige al asiento de siempre a esperar que empiece dicha clase, no vaya ser que de nuevo se tope con una escena que le amargue la mañana por andar en los pasillos. Aunque de igual forma, los intentos de evasión fueron en vano, su cabeza no hizo más que recordarle esas imágenes tan dolorosas y llenas de angustia para él.

Poco tiempo después, el maestro finalmente llega, dando así inicio a la primera clase del día. Tomy como siempre, da opiniones y aporta ideas con respecto al tema que se hable, pero en este caso si son bien recibidas por su maestro, quien incluso cataloga a Tomy como un gran estudiante.

Poco más de dos horas, la clase culmina. ¡Genial!, una clase menos, faltan tres.

Tomy usualmente iría a la cafetería a merendar, pero en lugar de eso se dirige a la biblioteca, esperando no hallarse con nada "amenazante" para sus emociones, además de intentar distraer su mente agobiada con algún libro. Pero lo que no se esperaba nuestro amigo era ver a la pelirroja sentada sola y en silencio en una de las mesas de la biblioteca leyendo un libro de historia. Se veía tan linda y calmada al estar tan concentrada en su lectura, parecía como si un aura de serenidad despojara de ella. El chico intenta no mirarla y se dirige a la estantería de libros, en dónde sin pensarlo realmente, agarra un libro cualquiera. Después de todo, algo dentro de él sabía que no iba a poder concentrarse en ese libro. El joven busca una mesa sola y desocupada en donde sentarse; pero qué principalmente esté alejada de la chica que lo distrae. Tomy se sienta, abre su libro, coloca las manos sobre sus mejillas para sostener su cabeza y finge leer. Después de todo, su atención estaba siendo dirigida hacia aquella chica que él miraba de reojo. Dania, quien estaba concentrada leyendo, empieza a sentir una sensación incomoda de alguien observandola, a lo que alza la mirada y dirige su vista justo donde debe, puesto que logra ver a un chico observandola a lo lejos. Tomy se sorprende, y avergonzado intenta inmediatamente regresar su mirada al libro, pero ya era demasiado tarde, la chica que logró descubrirlo lo mira de una manera confusa mientras se pregunta así misma: «¿ese no es el chico que estaba perdido aquella vez?, «¿que querrá?». De la nada, una sensación familiar le es llegada, como si un escenario muy similar hubiese sido vivido en el pasado, casi como un Déjà vu. Tomy no hace más que avergonzarse, por ello decide abandonar la biblioteca de forma inmediata. Dania, quien solo ve como el chico que acababa de llegar se retira tan pronto y poco después de haberlo atrapado mirándola, hace que quede aún más confundida con la situación, sin embargo, no le da mucha importancia y continúa con su lectura.

Caminando por los pasillos, Tomy intenta olvidar la situación tan vergonzosa que acaba de vivir. Sin embargo su cabeza le juega la del "no pienses en un elefante rosa", haciendo que por consecuencia recuerde cada fragmento del momento. No obstante, un viejo recuerdo le viene a su mente, pues tal escena le llevó a recordar la primera vez que vió a Dania en aquel verano. Sí bien era un bonito recuerdo, dejaba de serlo cuando lo comparaba con la situación actual, ya que al ver y analizar cómo todo concluyó le hacía sentir de nuevo esa melancolía insoportable.

El chico asiste a su siguiente clase. Nada fuera de lo común más que la cara de pesadez y aburrimiento de Tomy durante las explicaciones de su profesor.

Te pienso, luego existoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora