CAPÍTULO DIEZ

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En su adolescencia, a pesar de las adversidades que cualquier persona podía atravesar en esa etapa de su vida, JiMin no era alguien que se preocupara demasiado. Durante muchos años él trató de ser mucho más lógico que emocional cuando se trataba de cuestiones que pudieran quemarle la cabeza un poco de más, como reprobar un examen o hablar con desconocidos.

Comenzó a volverse obsesivo con sus pensamientos cuando salió con HyunSoo.

Empezó con un par de comentarios pasivo-agresivos sobre lo exageradamente amoroso que podía llegar a ser JiMin, luego con quejas sobre cosas mínimas que JiMin pedía (como que le dijera cumplidos de vez en cuando), continuó con cuestionamientos sobre si sus problemas en serio eran tan importantes (como aquella vez que JiMin le contó sobre lo estresado que se sentía cuando su madre se volvía insoportable), y finalmente acabó con él ignorándolo por periodos prolongados de tiempo con la excusa de que necesitaba espacio.

JiMin perdonó cada una de esas veces y se calló todo el llanto.

Cada pequeño evento desencadenó en él la habilidad de pensar demasiado las cosas. Cuando HyunSoo lo ignoraba él sentía que su corazón se quemaba, pensaba que ya no lo amaba, su cabeza se convertía en un tornado de preguntas sin respuesta que no lo dejaban dormir. Cuando HyunSoo volvía, él le decía lo mucho que lo amaba y lo mucho que lo había extrañado antes de irse otra vez con la excusa de que JiMin estaba siendo muy intenso.

JiMin nunca fue realmente intenso, sólo era un adolescente enamorado. HyunSoo fue su primer amor y era lógico que su vida girara en torno a él porque no sabía cómo lidiar con sus explosivos sentimientos, pero eso lo entendió mucho después.

Actualmente, JiMin es un padre sobre-pensador que quizás se preocupa demasiado por no verse insoportable, demasiado cerrado en sí mismo como para dejar que alguien más entre en su pequeño espacio que cuidó con mucho esmero a través de los años.

Él estaba perfectamente consciente de que era un problema, todavía seguía trabajando en ello. Es sólo que a veces él sentía que era un poco insoportable incluso para sí mismo, como ese momento en el que miraba ensimismado el techo de su habitación y pensaba que quizás estaba yendo demasiado lejos al imaginar cientos de escenarios románticos con YoonGi, pero no podía dejar de hacerlo. Una sonrisa enorme pintada en su rostro por culpa del YoonGi imaginario que en su cabeza le regalaba flores, que lo invitaba a citas en cafeterías, que besaba su frente cuando estaban en la cama y que lo abrazaba por la cintura mientras hacían panqueques.

De repente, se sentía ridículo.

Resopló sonrojado y quitó la sonrisa tonta de su cara lo más rápido que pudo, luego frotó su rostro con ambas manos como si con eso pudiera lavar sus pensamientos. Fantasear y delirar al respecto solo sería contraproducente para lo que estaba construyendo con YoonGi, pero era como si algo dentro de él lo empujara a flotar en una nube de fantasía que le hacía sentir cálido el corazón.

—Qué problema —se quejó, masajeando sus ojos con sus dedos—. Estúpido YoonGi... —murmuró con un poco de resentimiento, pero terminó sonriendo otra vez—. Alfa ridículo.

—Papi.

JiMin giró con flojera sobre el colchón, encontrando a su encantador hijo asomándose en el borde de la cama.

—¿Sí? —alzó su mano para acariciar el cabello de JungKook, ah, tenía que llevarlo a cortar.

—¿Qué vamos a comer?

—¿Ya tienes hambre?

JungKook asintió.

JiMin suspiró y se sentó en la cama. Esa mañana le había hecho el desayuno a JungKook alrededor de las nueve de la mañana y regresó a dormir después de verlo comer porque se seguía muriendo de sueño. El niño se quedó en la sala viendo sus caricaturas y cuando JiMin volvió a despertar, no se había movido de la cama hasta entonces.

EL MOTOCICLISTA Y EL UNIVERSITARIO ♡ MYG + PJM FT. JJKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora