CAPÍTULO DIECINUEVE

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El taxi de JiMin se detuvo frente a un local de dos pisos pintado de bordó, con luces bajas, velas en cada mesa y un estilo rústico que le hacía imaginar que estaba ubicado en algún momento en el tiempo de una Italia antigua. Él dejó salir el aire acumulado en sus pulmones antes de sacar su celular del bolsillo para avisarle a HyunSoo que ya estaba ahí, pero no esperó una respuesta de su parte porque ya había llegado a la cena al menos siete minutos tarde. Después de eso, él entró al restaurante detrás de una pareja y trató de mantener la frente en alto, pero su cuerpo temblaba como un ratón con frío que lo único que quería hacer era esconderse detrás de un estante para no ser encontrado nunca más.

El sonido de los platos chocando contra las mesas de madera y el suave tintineo de las copas, acompañado por las suaves voces de la gente conversando alegremente fueron algunas de las cosas que lo recibieron al atravesar las puertas. Él no reconoció a HyunSoo en el enorme lugar, habían muchas personas, muchas cabezas. Cuando la pareja terminó de entrar, JiMin se acercó al hombre detrás del podium de recepción y le dijo que tenía una reserva a nombre de Jeon HyunSoo. Fue guiado hacia una mesa lejana de los enormes ventanales del restaurante, más cercano a un rincón del local.

Cada paso que daba más cerca de HyunSoo le causaba malestar y agradeció al destino por hacer que el alfa haya decidido sentarse de espaldas a la entrada porque así JiMin se ahorró el contacto visual hasta llegar a su silla.

—Mesa nueve, señor.

HyunSoo alzó la mirada hacia JiMin, quien tragó cuando sus ojos se encontraron y con un gesto de asentimiento se despidió del hombre que lo había guiado hasta ahí.

—Gracias —murmuró.

Con el cuerpo rígido, JiMin se sentó frente a HyunSoo en una postura incómoda, y carraspeó para aclararse la garganta.

—Hola —saludó el alfa.

JiMin apretó sus labios.

—Hola —saludó de igual manera.

Para no prolongar de más el contacto visual, JiMin decidió ojear el menú que yacía sobre la mesa en busca de algo que pudiera comer a pesar de la sensación apretada que tenía en el estómago.

Mierda, todo era caro.

—Te ves bien.

Después de siete años, la frase aún sacudió el pecho de JiMin. Esta vez de un modo negativo, de rechazo fundado por el rencor, pero él se mantuvo sereno.

Dejó el menú de lado y decidió mirar al alfa frente a él.

HyunSoo estaba impecablemente peinado y arreglado, vestido con un traje de tres piezas de color caqui hecho a medida, con ojos serios decorados con lo que JiMin reconoció como ojeras. Se le hizo extraño, pero no dijo nada. Supuso que él trabajaba mucho o algo así, JiMin también tenía ojeras la mayoría del tiempo. Entre otras cosas que podía notar el omega en primera instancia, fue que su aroma también se encontraba diluido entre el picor de la canela y la suavidad de las uvas. El reconocimiento de su esencia no hizo que las memorias de JiMin reprodujeran la película de su vida, pero sí hizo que su estómago se revolviera y su lobo se pusiera en alerta.

—Gracias, lo sé —fue su respuesta, una que hizo que las cejas de HyunSoo se levantaran con cierta diversión y JiMin prosiguió—. ¿De qué querías hablar? —preguntó finalmente.

La ceja derecha de HyunSoo se levantó y una expresión curiosa cambió su semblante.

—¿De una vez al punto?

—No quiero alargar esto de más —admitió con seriedad—. Dijiste que tenías cosas para explicar, bien, explica.

JiMin colocó sus codos sobre la mesa para inclinarse un poco más hacia adelante, tratando así de lucir un poco más seguro de lo que parecía estar HyunSoo.

EL MOTOCICLISTA Y EL UNIVERSITARIO ♡ MYG + PJM FT. JJKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora