CAPÍTULO DOCE

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JiMin abrió los ojos y fue recibido por la luz encendida de la cocina.

El dolor de sus músculos lo hizo quejarse cuando se removió para sentarse sobre el sofá, su cuerpo se sentía pesado y le dolían un poco las piernas por la posición semisentada en la que había estado por quien sabe cuanto tiempo. Miró a su lado y se encontró con YoonGi respirando tranquilo, durmiendo con la cabeza apoyada sobre el respaldo del sofá con una paz que no concordaba con la posición.

El par de tazas de té vacías reposaban en la mesita de centro de la sala, la noche se sentía fresca, las ventanas abiertas dejaban que el suave sonido de los ocasionales autos pasando por la calle vecina nublara el silencio sepulcral y la luz encendida se sentía antinatural ahora que todos estaban durmiendo.

JiMin bostezó y se masajeó el cuello, luego se levantó con cuidado para tomar su celular que reposaba en la mesa del comedor.

Eran las dos de la mañana.

—Ah, qué flojera —murmuró para sí mismo y se giró para caminar de vuelta al sofá—. YoonGi... —llamó al alfa aún dormido, sacudiendo suavemente su hombro—. Yoon...

El pelinegro aspiró y frunció sus cejas con sus ojos todavía cerrados, removiéndose en su lugar para estirar los músculos en un intento de soltar sus rígidas articulaciones.

—Hmm —se quejó con voz ronca, abriendo apenas los ojos, desorientado—. ¿Qué hora es...?

—Dos y trece de la mañana —respondió JiMin en voz baja y con una sonrisa floja llena de sueño—. Nos quedamos dormidos en el sofá.

YoonGi gimió adolorido, volviendo a cerrar los ojos mientras dejaba caer su cabeza hacia adelante.

—Mierda... —se masajeó el cuello—. Mi espalda...

—Espera un momento —le pidió JiMin, levantándose del sofá.

YoonGi vio a JiMin desaparecer hacia el interior de una habitación y luego cerró los ojos antes de volver a recostarse contra el respaldo del sofá, dejando que el sueño lo invadiera como quisiera porque estaba agotado. Quizás no era la mejor idea quedarse dormido en el sofá, ya le dolía la espalda y el cuello, los brazos también, pero su prioridad ahora era regresar a ese encantador sueño que estaba teniendo en donde era un lobito corriendo por el campo.

—Listo, ven —YoonGi volvió a abrir los ojos cuando escuchó la voz del otro y miró a JiMin con dificultad por culpa de la bruma del sueño—. Ven —se dio cuenta de que el omega le tendía la mano.

El alfa volvió a cerrar los ojos, pero tomó la mano tendida. Lo siguiente que sucedió fue haber sido levantado del sofá y guiado hacia la habitación de JiMin, en donde un cúmulo de sábanas y un par de almohadas estaban acomodadas para recibir a dos personas. YoonGi casi se sintió derretir cuando sus palmas tocaron la cama, pero se detuvo cuando JiMin le avisó que iría a ver a JungKook, así que él se sentó en el borde, con un poco menos de sueño en su sistema y con una repentina curiosidad por el nuevo espacio lleno del aroma a rosas de JiMin.

Todo lo que podía reconocer YoonGi era un escritorio en una esquina, con su respectiva lámpara, cuadernos y una laptop cuya pequeña luz de encendido a un costado avisaba que no la habían apagado. Luego se encontraba la cama mediana en la que él estaba sentado, y finalmente el armario semi abierto. No había mucho más. En la ventana de su habitación, la cual daba al muro del edificio justo al lado, había una suculenta escondida detrás de las cortinas que disfrutaba el viento de la noche.

A YoonGi le pareció encantador.

Cuando JiMin se volvió a asomar en la habitación, YoonGi señaló la ventana.

EL MOTOCICLISTA Y EL UNIVERSITARIO ♡ MYG + PJM FT. JJKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora