CAPÍTULO QUINCE

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Las carcajadas de EunJin rebotaban contra las paredes de los casilleros como una sinfonía que le recordaba a JiMin las cosas que había hecho con YoonGi la noche del cumpleaños de su hijo.

JiMin había estado tratando de evitar este tema desde que llegó al trabajo esa noche de viernes, pero claro que su amiga notó la manera tan extraña que tenía de caminar y el aparente dolor en la espalda baja. No fue difícil atar cabos y las preguntas no demoraron en llegar una detrás de la otra. JiMin nunca fue bueno mintiendo y, eventualmente, tuvo que abrir la boca.

De todos modos, él no podría fingir, dentro de él había una pequeña necesidad de contarle a su amiga.

—Por favor, dímelo todo, ¿ya le contaste a TaeHyung?

—¡Claro que sí! Apenas me desperté le mandé un mensaje y no dejó de felicitarme como si hubiera recibido una medalla —viró los ojos con gracia y sacó el casco del casillero—. Pensaba contártelo luego, no quería tocar el tema en el trabajo.

—Ya terminó el horario, JiMin —ella dijo con obviedad. Ella ya se había terminado de cambiar de ropa para largarse de ahí—. ¿Estuvo bien? ¿Estuvo mal? Sería una mierda que cogiera mal con esa cara que tiene, ¿cómo lo hicieron con JungKook ahí?

—Estuvo bien, nada mal, JungKook estaba en mi casa y nosotros fuimos a la de YoonGi —explicó y salió de los vestidores junto con EunJin. Ella chilló y golpeó su hombro con su puño cerrado—. ¡Ay!

—¡Qué envidia! Yo no tengo ni puta idea de cómo son mis vecinos y tu ahí cogiéndote a tuyo —volvió a chillar—. Háblame más, necesito saber todo con lujo de detalle, no te guardes nada, te lo pido por la sagrada Diosa, JiMin.

JiMin miró un segundo al cielo y pensó un momento con qué debería empezar exactamente. Siendo una persona que no solía contar muchas cosas de su vida así como así, a JiMin se le hacía complicado tocar temas como estos como si fueran un simple chisme de la tarde tomando té con amigos. EunJin por otro lado, era un poco más abierta al respecto, pero lo era mucho menos que TaeHyung porque ella admitía que habían cosas que le daba vergüenza contar. Sin embargo, no le temblaba la voz para pedirle detalles a sus amigos.

Él decidió contarle lo dulce que había sido YoonGi durante todo el proceso, de la facilidad con la que el alfa lo había movido de un lado a otro sobre la cama y lo bueno que era con las manos. Ella no dejaba de reírse y de gritar como si sintiera en su cuerpo la emoción que JiMin estaba tratando de disimular y fue así como ambos salieron del restaurante. Junto a ellos también salían un par de cocineros que se habían quedado limpiando la cocina y el señor Kim, quien sólo le dedicó a JiMin una mirada antes de irse a su auto.

EunJin no lo notó, y si lo hizo, no dijo nada.

—Pobre HyunDae, se perdió de toda la historia —dijo ella con un tono burlón. El omega se había ausentado porque su hermano mayor se enfermó—. Se habría muerto por saber que por fin te sacudieron la matriz como la Diosa manda.

—Mal por él, no la voy a contar de nuevo —decidió JiMin.

—¡No seas así! Puedes hacerlo mañana.

—¿Mañana? —frunció sus cejas—. Será sábado, Eun.

EunJin parpadeó y lo miró con cautela.

—Mañana... en la discoteca —JiMin agrandó los ojos y el rostro de ella se torció en una mueca inquisitiva—. No me digas que olvidaste que mañana iremos a Wild Moon, JiMin.

La realización cayó sobre JiMin como un baldazo de agua fría. Claro, había algo que había estado olvidando y no podía recordar qué era hasta ese momento. La sensación de confusión finalmente se calmó, pero el pequeño pánico llenó sus pensamientos y es que ahora había un par de cartas más sobre la mesa de su ajetreada vida.

EL MOTOCICLISTA Y EL UNIVERSITARIO ♡ MYG + PJM FT. JJKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora