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Noche.

Era de noche.

“¿Pierre?”

“Carlos”

Era media noche cerca de el campus de veterinaria, Pierre se encontraba durmiendo mientras Carlos hablaba por teléfono, al parecer uno de sus vecinos en España estaba realmente agitado e insistente en hablar con él.

“¿Qué pasa, Carlos?”

Pierre se levantó rápidamente al ver a su amigo casi hiperventilar mientras sus manos temblaban.

“Necesito ir a España… ya”

Y sin siquiera pensarlo un poco más Pierre se cambió de ropa rápidamente al igual que su amigo, prepararon sus mochilas y salieron corriendo del apartamento.

Gasly sabía que Carlos era una persona seria, sensata, no haría una estupidez y menos luego de verlo de aquella manera tan frágil.

Corrieron por la estación del tren luego de llegar en un taxi, los boletos no habían sido tan cariñosos pero realmente era lo último importante en aquel momento.

“Carlos”

“¿Juhm?”

“¿Ya me puedes explicar qué está pasando?”

La mirada del español se desvió mientras soltaba un tembloroso suspiro.

“Una vecina de mis padres me llamó… dijo que todos los días se escuchan gritos en mi casa, en especial de-“

Su voz se quebró y sus ojitos se llenaron de lágrimas mientras el francés se acercaba a él para abrazarlo con fuerza, sabía más que nadie que sus hermanos eran su vida entera.

“Por eso no quería dejarlos solos…”

“¿Y tus vecinos no llamaron a la policía?”

Carlos asintió entre sus brazos, limpiando sus lágrimas mientras respiraba con fuerza.

“Pero quiero estar con ellos, son muy pequeños, son mis pequeños”

“Lo entiendo, Carlos… Intenta descansar un poco ¿si? todavía nos queda mucho camino, cuando despiertes ya estaremos allá”

Pierre le dio una pequeña sonrisa al español, extendiéndole un abrigo suyo hecho bolita para que pudiera recostar la cabeza, el por su parte pasó casi todo el viaje investigando, no sabía exactamente qué era lo que estaba pasando en la casa del español y tampoco sabía hablar español, pero de algo serviría por lo menos tener algo de conocimiento sobre lo que suponía y estaba ocurriendo.

Conocía a Carlos desde que entraron a la facultad de veterinaria, sus hermanitos apenas estaban lo suficientemente chiquitos como para no reconocerlo si los visitaba una segunda vez, pero a medida que iban pasando los años realmente ambos mellizos se fueron abriendo paso en su corazón, aún seguían pequeños pero eso no quitaba que cuando iba en vacaciones a visitarlos ambos se emocionaran al verlo. Eran parte de su vida también y no sabía que estaba ocurriendo con exactitud pero sí sabía que iba a mover cielo, mar y tierra para asegurarse de que sus sobrinos estuvieran bien.

"¡Tío Pierre!"

La semana había pasado volando, era sábado nuevamente y Pierre estaba en el umbral de la puerta de entrada mientras ambos chiquillos se abrazaban a sus piernas con emoción.

"¡Mes chiots!"

El francés besó las cabecitas de los niños que estaban visiblemente felices, tenían algunas semanas sin ver a Pierre, el cuál vivió con ellos por gran parte de las vidas de los pequeños.

Neighbor   -   CharlosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora