04. Chocotorta y el xeneize

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Julieta miraba a Julián y Julián miraba a Julieta, mientras que Máximo no sacaba la vista del celular

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Julieta miraba a Julián y Julián miraba a Julieta, mientras que Máximo no sacaba la vista del celular. El menor estaba tan distraído con el aparato, que ni se daba cuenta de la realidad de la situación. La femenina estaba sumamente nerviosa, porque en cuestión de minutos iban a llegar hasta la casa de Rubén y eso implicaba ver de vuelta a John. No estaba lista para cruzarse al inglés en un ámbito que no fuera laboral, nunca jamás lo había visto fuera de una cancha o del edificio en dónde tenía su oficina. Jamás. Era la primera vez que lo iba a ver en algún lugar más que no fuera a lo que estaba acostumbrada y ya se había comido todas las uñas por culpa de los nervios.

¿Y si lo arruinaba todo? ¿Si capaz se atragantaba tomando agua? No quería pasar un papelón en frente del hombre que le gustaba.

—Julieta, tranquila. E' John. No va a pasar nada malo.— Julián, lejos de ponerse nervioso ante el nerviosismo de su amiga, se cagaba de la risa.

—Sí, es fácil para vos decirlo. Vos no sentís nada por él.

—Me tene' que agradecer que no siento nada por él, ¿Qué clase de amigo sería si te robo a tu futuro novio?

Julieta soltó una risita y se llevó la mano a la cara. Estaban a punto de llegar donde vivía Rubén Dias, el taxi estaba silencioso, a excepción de los dos chicos que iban atrás. Julián y Julieta no podían parar de hablar, mientras que Maximo y el taxista se habían mantenido en silencio desde el inicio del trayecto. El taxista principalmente no hablaba porque no entendía nada de lo que estaban hablando los amigos en español, y Máximo estaba demasiado ocupado mirando videos de tiktok. El jugador del City parecía de esos nenes chiquitos que no podían vivir sin el celular, hasta sentía que si le ponía la mano frente a la pantalla, se la iba a morder. Maxi era capaz de todo y de hacer cualquier cosa con el propósito de mantener su atención en el teléfono.

—Siento que voy a vomitar de los nervios, tengo el estómago cerrado.

Julián soltó un suspiro y miró para adelante, dónde estaba sentado su otro amigo.— Maxi, ayúdanos un poco. Deja el celular.

—No estoy apto para hablar de ningún tema relacionado con los problemas amorosos. No tengo vida amorosa, ustedes si.

Máximo se giró y volvió de vuelta a mirar al frente. Gracias por tanto, amigo.

Julieta hizo una mueca.— Por eso te quiero más a vos, Juli. Vos si me consolas.

—Yo también te quiero, hermanita.

Ella le sonrió. Si podía agarrar unos papeles de adopción para hacer que Julián fuera su hermano verdadero lo haría. Para agregar todavía más confianza en ella y en que la cena iba a salir bien, la araña extendió su mano y sostuvo la de ella en un agarre reconfortable, mientras los dos se miraban a los ojos. Poco a poco ella volvió a respirar con normalidad, mientras trataba de convencerse de que ya había pasado tiempo con John Stones y que no iba a ser nada malo. Era una cena, nada más.

I Think He Knows ⋆ John StonesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora