08. La cita

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Julieta caminó en compañía de John hasta el auto de ella, dónde manejó en dirección a un restaurante que solía visitar frecuentemente

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Julieta caminó en compañía de John hasta el auto de ella, dónde manejó en dirección a un restaurante que solía visitar frecuentemente. El inglés nunca antes había estado ahí, pero tras haberle dicho que era su lugar favorito (al menos, desde que se había mudado a Inglaterra), él aceptó con mucha motivación. La verdad es que Juli amaba la comida de su patria, así que cuando descubrió que había un restaurante en el que hacían platos argentinos, básicamente adoptó ese lugar como una segunda casa. La comida no era tan rica como la que hacía su mamá, pero estaba muy cerca de serlo.

Ella le dió algunas miraditas disimuladas a John en los semáforos, incluso sus ojos se encontraron un par de veces y la castaña se sintió atrapada. Al entrar al restaurante, fue instantáneo que algunas caras se voltearan para mirar a los recién llegados. Fue ahí cuando muchos se dieron cuenta que un jugador del City estaba presente. Fue un poco cómico, algunos nenes se acercaron corriendo como si hubiera traído helado, mientras que los adultos sacaron sus celulares y empezaron a tomarle fotos.

Si, no era para nada incómodo.

Al menos, los que no lo trataban como si fuese un animal de zoológico, se acercaron amablemente para pedirle un autógrafo y una foto.

—¿Puedo?— preguntó él, mirándola antes de acercarse a los hinchas del equipo celeste.

Juli sonrió.— Sí, John, obvio. No me tenés que preguntar.

—No quiero que te molestes, porque planeo dedicarte todo mi tiempo hoy. Prometo ser rápido.

¿Y si también era rápido con ella? A Julieta no le molestaría que de golpe el inglés se pusiera las pilas y empezara a encararla más de costumbre.

Bueno, volviendo al tema principal...

—En serio, no me molesta. Tomate el tiempo que necesites.

Ella entendía que los jugadores tenían responsabilidades con la gente, porque después de todo, todo el reconocimiento que tenían y el apoyo terminaba siendo crucial en ciertas situaciones. Además, para esos hinchas ver a un jugador del City era un momento especial y ahora que se lo habían encontrado en un restaurante, ansiaban una foto o un autógrafo. Si Juli tenía a Taylor Swift o a Harry Styles así de cerca, estaría igual o peor que eras personas. ¿Quién era ella para negarse a ese tipo de acción?

Mientras él se quedaba hablando con los que se le había acercado, ella lo miró desde la distancia, contemplando cada accionar suyo. Él se tomó su tiempo para sacarse fotos con los hinchas, siempre con buena onda y con amabilidad, algo que lo caracterizaba pese a todo. No paraba de sonreír, no le molestaba que algunos no le dijeran ni hola, simplemente se comportaba como todo un caballero. Julieta desbordaba de amor por ese hombre y cada cosa que hacía la hacía imaginarse un montón de situaciones nuevas.

Fue en ese momento cuando Julieta empezó a recibir unas miradas curiosas, que iban de John a ella, repetidamente. Como cada vez que se sentía intimidada, ella sacó el celular y empezó a mandarle mensajes a sus amigos. Eran los únicos que la ayudaban a distraerse de su entorno. Habló un rato con Maxi y con Julián, hasta que sintió cómo alguien se ponía a su lado y le tiraba de la manga de la campera. Fue un tirón despacito, pero suficiente como para que ella dejara de mirar la pantalla de su teléfono.

I Think He Knows ⋆ John StonesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora