10. Ayer fue Billy, hoy Stu, ¿y mañana quien será?

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—No era necesario que me acompañes hasta mí casa.

Se quejaba el chico viendo a su acompañante indeseado caminar a su lado, primero le daba el susto de su vida y ahora se hacía el bueno acompañado al chico hasta su casa.

—No es seguro andar por las calles a altas horas de la noche.

Paro abrupto viendo fijamente y con gran enojo al castaño—No soy una de tus ligues, soy un puto hombre que tiene más huevos que vos y me se defender.

—Se puede decir que tu también fuiste un ligue luego de lo que pasó en la fiest...

No le dio tiempo de terminar de hablar o de siquiera reaccionar cuando recibe un golpe por parte de León, no le gustaba que lo sucedido en aquélla fiesta fuera mencionado, mucho menos por alguno de los involucrados. Soltó una suave risa al ver cómo Billy había caído al suelo de un solo golpe.

— ¿Ves? Soy más fuerte que vos niño bonito—dijo burlón, extendiendo su mano para que se levante del suelo—y ya no llores, no le diré a nadie de esto.

Siguieron caminando entre risas y burlas, mayormente provenientes de León, quien no dejaba de reírse a carcajadas de como, según él, le había ganado a Billy de un solo golpe, y este mismo negaba tanto aquello metiendo excusas como que lo tomo desprevenido y demás, era como si quisiera excusarse frente a otras personas que no estaban presente siquiera en aquel momento. Bastante infantil era todo ese comportamiento de Billy durante el camino, un comportamiento que León nunca creyó ver en el castaño, tampoco era como si me desagrade, en el fondo estaba disfrutando de ver esta faceta un tanto infantil.

No paso mucho hasta que llegaron a casa de León,—Bueno está es mí casa—murmura, viendo cómo Billy lo veía con cierta pena, y una mueca de inmediato aparece en León, esto definitivamente no iba a ser como en una de esas comedias románticas, claro que no, de inmediato el chico se negó a que eso sucediera, más porque sería algo ridículo, y tenía algo de dignidad y orgullo que mantener, y antes de que Billy le dijera algo, lo interrumpió— ¡Adiós!

Dándole una palmada en la espalda de manera amigable no le dio tiempo de responder a la despedida, que León entro a su casa, dando un fuerte portazo.

Agradeció de que su madre no se encontraba en casa porque de seguro la hubiera despertado y dado una putiza por meter tremendo escándalo apenas llega y más porque de seguro ella estaría cansada luego de tanto trabajo, en fin, agradecía a los santos del cielo que ella no esté, aunque lo ponía mal que no estuviera.

[…]

La alarma había sonado por quinta vez consecutiva esa mañana, y aún así, León ni se inmuta, estaba en un sueño profundo, teniendo uno de los sueños más raros que ah tenido en su vida, aunque realmente no le importaba, después de todo aquello no era más que un sueño un tanto extraño, además de que la noche anterior había trabajado demasiado duro, y estaba agotado tanto mental como físicamente, además de que estuvo despierto hasta la madrugada haciendo un trabajo para la escuela, en sí, el chico estaba agotado física y mentalmente.

Pegó un salto de su cama al escuchar el timbre de la entrada dser tocado, cayó al suelo de cara, se recompuso de inmediato y bajo corriendo abrir la puerta, deteniendose frente a esta para asi recuperar el aire perdido antes de abrir, sonriendo por mero compromiso a quien estaba del otro lado.

— ¿Señor Prescott?

Estaba sorprendido, no esperaba encontrarse con el padre de Sidney tan temprano, normalmente lo veía desayunando en la cafetería en la que trabaja, un cliente más, apenas si intercambiaba algunas palabras con él, desde lo que paso en aquella fiesta, lo único que agradecía era que Sidney no lo haya comentado la razón verdadera de porque él y ella ya no eran amigos, de ser así sería odiado por el señor Prescott también, desde lo de la fiesta ya habían pasado casi dos meses, y está era la primera vez que veía al mayor en algún otro lugar que no sea la cafetería.

—Oh, León—respiro con gran alivio—Necesito hablar contigo y que me ayudes, es Sídney.

En cuanto oyó el nombre de quién antes había sido su mejor amiga por años, sintió un gran malestar en el estómago y una opresión en el pecho, se sentía como la mierda por lo que le hizo, y encima ahora él le estaba coqueteando a quien una ves fue el novio de ella, en verdad era una mierda.

—Sidney se ah estado comportando extraña, se enoja por todo, es como si estuviera todos los días con su periodo—en serio tuco que contenerse en ese momento de soltar una carcajada por lo dicho por el señor Prescott—y todo eso desde que corto los lazos contigo y termino con su novio, tú... ¿Tú sabes que fue lo que sucedió?

De decirle siquiera una pequeña parte de la verdad se ganaría una golpiza, porque es su culpa y no podía hacer nada para cambiar aquello. Respirando con gran pesadez se prepara mentalmente para lanzar la mentira más grande que dirá en su vida.

—Sidney quedó afectada por lo que le pasó a su madre, pues no confía del todo en los hombres desde lo sucedido y por eso de su actitud—explico vagamente—y supongo que su enojo se incrementó desde que publicaron aquel libro.

Por suerte el señor Prescott se trago toda esa sanda de mentiras que se les ocurrió a León, el mayor se marchó poco después de haber oído las palabras del chico, y claro, ahora León se sentía mucho peor que antes, no dejaba de mentirle a todos, le mintió a Sidney, al padre de ella, e incluso a su propia madre le mintió, aunque su madre, sospechaba que ella si sabía la razón por la que su amistad con su amiga se acabó.

Y nuevamente recurrió a la música para no pensar en ello, hacia la misma rutina de siempre con algo de música para mejorar el ambiente, Hysteria de Def Leppard sonaba con el volumen al tope. Aún sonando la canción, sale de su casa y camina a paso redoblado hacía la escuela secundaria, y claro, no iba a tener una mañana tranquila, ¿Cuando en su vida Leon había tenido una mañana tranquila? Claramente nunca, y hoy no iba a ser la excepción, apenas faltaba una cuadra para llegar a la secundaria, cuando se encontró con Stu, quien lo había estado siguiendo desde hace un par de minutos hasta que logro alcanzarlo y lo abrazo por la espalda, y en ese momento León sintió el verdadero terror al pensar que lo querían secuestrar.

— ¡Sueltame! ¡¡Hijo de puta no me vas a llevar a ningún lado sin mí puto consentimiento o permiso de mí mami!!—pasaron alrededor de cinco segundos para que el presunto secuestrador soltara una sonora carcajada—Mierda, Stu casi me da un paro cardíaco.

— ¿Te asusté tanto que llamaste a tu mami? —comenta burlón recibiendo un golpe por parte del menor de altura—Auch.

León no responde y siguió caminando queriendo alejarse lo más pronto posible de Stu, aunque en realidad de lo que estaba huyendo era de la vergonzosa situación por la que acababa de perder la poca dignidad que le quedaba.

La mañana continuo ligeramente tranquila, digo ligeramente, porque hoy era el maldito día en el que León compartía gran parte de sus clases con Billy y Stu, con este último más que nada, lo que causó que tuviera a ese par pisándole los talones en todo momento, aunque fue peor en el almuerzo, estuvo sentado entre los dos, se sentía como un animal indefenso atrapado entre dos depredadores, aunque quizás una mejor comparación, era decir que esos dos eran como dos animales en celo que querían marcar su territorio, porque eso era lo que andaban haciendo indirectamente entre ellos dos.

Y eso lo hizo sentir asqueroso, como si fuera un puto juguete por el cual ellos no dejaban pelear como dos niñitos berrinchudos, en verdad era molesto toda esta situación, y tal parecía que León no era él único molesto e incómodo con todo esto, de lejos, Sidney veía como su ex novio y el de su amiga, chicos los cuales antes estaban locos por ellas, ahora parecían totalmente embobados por un chico, un nombre, ¿Que clase de mal chiste era este? No dejaba de pensar con recelo Sidney...






























¡¿PORQUE LAS COSAS ERAN DE ESTÁ FORMA AHORA?!














It's mine ᴮⁱˡˡʸ ᴸᵒᵒᵐⁱˢ ⁻ ˢᵗᵘ ᴹᵃᶜʰᵉʳ / ᴳʰᵒˢᵗᶠᵃᶜᵉDonde viven las historias. Descúbrelo ahora