01

470 37 7
                                    

Seis años

Ryujin agarró la mano temblorosa de su hermana y la estrechó. Yuna se inclinó un poco sobre ella y miró fijamente las escaleras abajo, con los ojos muy abiertos y sin parpadear, dejando salir un fuerte suspiro.

Ellos estaban peleando de nuevo, y esta vez parecía peor que las peleas de siempre, porque era en voz alta.

—Shh... —dijo Ryujin suavemente, pellizcando la rodilla de Yuna. Esta sacudió su cabeza y adelantó su cuerpo, colocando su pie un escalón más arriba para que su estómago descansara contra sus muslos.

— ¿Por qué están gritando? —preguntó llevando la manga de su camiseta hasta su nariz y ahogando un sollozo —. ¿Qué está pasando?

—Nada —mintió Ryujin —Nada, está bien —repitió.

Ryujin mantuvo a su hermana muy cerca. Ambas se asustaron cuando escucharon un portazo.

— ¡Vas a despertar a las niñas! —gritó Hari.

— ¡No menciones a las niñas ahora! —gritó de vuelta su padre —. Siempre lo haces cuando peleamos.

— ¡Nunca estás en casa!

Yuna arrimó con violencia su cara contra el cuello de Ryujin.

—Haz que se detengan.

La mayor abrazó a Yuna fuertemente, sin saber como lograr eso. Cerró los ojos y dijo:

—Solo cierra los ojos, como mamá dijo. No más monstruos.

—Los escucho —susurró Yuna, con los ojos todavía abiertos.

—No tengo razones para estar en casa, tú lo sabes —dijo su padre en voz alta y severa —. Trabajo largas horas para que no tengas que hacerlo tú.

— ¡Yo crío a nuestras hijas! —Hari se rindió —. Hago mucho más de lo crees, Hyunjoon, y lo sabrías si siquiera te molestaras en hablarme o preguntarme qué hago o cómo me siento.

—Lo haré —contestó él, glacialmente —, si dejas de humillar mi trasero por cada pequeña cosa, Hari. Por Dios.

— ¿Cuándo pasó? —El tono de ella había perdido su furia — ¿Cuándo dejaste de estar ahí para mí, para las niñas... para nuestra familia?

Hyunjoon se mantuvo unos segundos en silencio.

—No lo sé.

Hari suspiró profundamente.

—No esperaba esa respuesta.

Yuna curvó los dedos de sus pies contra el duro escalón y miró, con ojos abiertos de sobremanera, las piernas de su padre que estaban a la vista. Unos zapatos fueron calzados, al igual que una chaqueta fue puesta. Él llevaba una maleta.

— ¿Adónde está yendo papá? —preguntó Yuna.

Ryujin miró también. Sabía que su padre las estaba dejando.

—A ningún lado —respondió, abrazando a la rubia —. Nadie se está marchando.

— ¿Cuándo vas a volver, Hyunjoon? —cuestionó Hari ruidosamente.

Hyunjoon colgó su maleta sobre su hombro, sin ver a las niñas arriba de las escaleras que le estaban mirando fijamente, una sollozando y la otra observándole con ojos furiosos, ardientes y los puños cerrados con rabia.

—Esta vez no voy a volver —respondió.

—Podemos...

Una vez más se escuchó un portazo y Yuna se dobló en el regazo de su hermana, con mocos y lágrimas corriendo por su cara.

don't tell mom ; 2shinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora