Extra dos

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—¿Hee? —la voz ahogada del menor preocupó al instante a su novio, quien dejó de acariciar a Maeumi para prácticamente correr hacia la habitación de Jungwon, para encontrarse con este bajo sus sábanas.

—¿Bebé? —llamó— ¿Estás llorando, amor? —preocupado, se acercó a Jungwon sentándose en el borde de la cama.

El llanto de Jungwon cesó un poco. Sorbió por su nariz y Heeseung observó cómo su cabellera castaña salía de entre las sábanas, asomando sus ojitos hinchados a causa del llanto y con ello su rostro. Sus labios tenían un adorable puchero y su nariz estaba un tanto rojita.

—Hyung... —un llamado lastimero y pronto un cuerpo se encontraba arriba suyo. Su llanto nuevamente se hizo notorio y sus brazos apresaron por completo al contrario.

—¿Qué pasa, cariño? —preguntó el mayor esta vez más suave, acariciando las hebras castañas de Jungwon mientras sobaba su espalda con parsimonia, tratando de disipar el llanto.

Jungwon se alejó de Heeseung, acomodándose mejor en su lugar y sorbiendo su nariz una vez más antes de hablar, mirando directamente a su Hyung.

—¿S-Se acuerda de la niña que se nos acercó la otra vez en el parque, y q-quería invitarle a salir? —suspiró, los espasmos no dejaban que hablase muy bien. Heeseung asintió, recordando a la muchacha—. Hizo un grupo y me añadió, y me dijo cosas muy feitas junto con otras personas. —dijo, sus lágrimas descendiendo por sus mejillas y un puchero asomándose nuevamente de entre sus labios.

Heeseung frunció el ceño, la rabia haciéndose presente al instante en su interior. ¿Que ella había hecho qué?

—¿Qué es lo que te dijeron, amor? —cuestionó, acariciando con suavidad la mejilla de Jungwon. Sus ojos empezaron a acuarse ante la imagen de su novio sintiéndose mal al leer las aquellas cosas que la chica insoportable seguramente le había puesto junto con las perritas falderas que le seguían.

—Que no merecía estar con un chico como tú —contó, secando sus lágrimas con sus manitas hechas puños—. Que Heeseunggie era muuuy bonito para estar con un chico gordo como yo. —puchereó, levantando su camisa dos talles más grandes que él para dejar a la vista su adorable pancita, apretujando entre sus manos de una forma tierna la misma. Más lágrimas cayeron de sus orbes, sin querer cesar.

Heeseung apretó la mandíbula, queriendo ir a buscar a la chica que le había hecho creer todo aquello a su pequeño para hacerle pagar por cada palabra hiriente dirigida a su bebé. Es que, ¿alguien podría siquiera querer hacerle daño a Jungwon? Ni el peor enemigo. El castañito era un rayito de sol que no merecía el maltrato de nadie.

—Bebé, sabes que eso no es cierto —negó, acercándose más al cuerpo del menor, ambos quedando en medio de la cama. Le abrazó como si su vida dependiera de ello, deseando que el dolor que Won sentía se esfumara rápidamente—. Tú eres lo único que quiero en mi vida —un beso en el hombro fue dejado por Heeseung, alzando su cuerpecito hasta tenerlo a horcajadas en su regazo—. Eres perfecto y especial, no estás gordo, y si lo estuvieses igualmente me volverías loco por el simple hecho de ser tú, mi amor.

—Y-Yo... yo t-tengo miedo —susurró, escondiendo su carita en la curvatura del cuello de Heeseung—. ¿Y si te aburres de mí? ¿Y si encuentras a alguien mejor para ti? N-No sé, Heeseung, quizás en algún momento te canses de mí y-

—Ya está bien, detente —susurró—. ¿Sabes? Que pienses que podría encontrar a alguien mejor en un futuro, o siquiera creer que podría estar sin ti o pensar en no despertar contigo me hace sentir mal también, porque siento que no me conoces y no sabes que en realidad eres lo único que necesito y necesitaré. Estoy enamorado de ti desde que tengo, literalmente, memoria. —la yema de sus dedos acariciaban la tersa piel de la cintura del menor.

Boyfriends? [Heewon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora