Conflictos

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♠ CAPITULO 3 ♠

El segundo viernes de la universidad...

Me levanté temprano igual que los días anteriores, me bañé y cuando bajé a la cocina le agradecí mucho a Diosito que mi mamá estuviera trabajando y quién estuviese en la casa, fuese mi papá.

-Hijita, buenos días -Me dijo mi padre al llegar a la cocina -, ya te voy a servir el desayuno, siéntate por favor.

Nuestra cocina consistía en un mesón blanco en el medio que lo utilizabamos para desayunar y cenar, enfrente de éste estaba el fregadero y la cocina color negro que yo misma había escogido, con un horno exquisito dónde se podían hacer los mejores postres del mundo. Lo que más me gustaba de ella era que no se necesitaban puertas, y estaba al lado de la salida para ir al patio, lo que permitía que los olores salieran y la casa no oliera mal.

-¿Con qué nos vamos a comer esas ricas arepas?

-Con queso amarillo y diablito, como te gusta.

-Dime papi, ¿cómo haces para que te ame cada día más?

-Facil hija, simplemente existir.

Nos reímos y, luego de comernos aquél banquete, mi padre me llevó a la universidad. Los muchachos y yo habíamos quedado en que llegaríamos una hora antes, de la hora de entrada, porque queríamos ser de los primeros en estar en el campus, ya que la Sra. Butterfly nos había dicho que iba mucha gente.

-Recuerdame que es lo que van a hacer hoy -Me dijo mi padre cuando nos bajamos de su camioneta -.

-Por quinta vez Charlie. Va a haber una especie de feria, con muchos puestos de comida y otras cosas. También van a invitar a unos músicos que se graduaron aquí, y como ya dije, va a ser una feria.

-Hmm, bueno. ¿A qué hora te vengo a buscar? o ¿Te vas a ir un after?

-Ay papá por dios -Hice énfasis en cada palabra - ¿Cuando yo he sido de afters? Nunca.

-Bueno tienes razón -Dijo mi padre con un tono burlón.

-Bueno en fin. Yo te iba a decir que si me podías dejar la camioneta -Le dije con la cabeza gacha, esperando cualquier respuesta -.

-Ajá ¿y si te la dejo como me devuelvo yo?

-Facil papi, en Uber...

Mi papá se me quedó mirando, y sin decir nada me dió las llaves de la camioneta.

-Pero solo con dos condiciones -Dijo quitándome las llaves -, vas a pagar el Uber y vas a llenar el tanque de la camioneta.

-¡HECHO!

Mi papá me dió otra vez las llaves de la camioneta, pidió el Uber y no nos despedimos hasta que llegó el carro.

Cuando mi papá se fué, me dirigí a la biblioteca donde Annie y los muchachos me estaban esperando. Ya tenía como tres llamadas de ella y mil mensajes.

Cuando llegué a la biblioteca la única que estaba allí, sentada en una mesa, era ella, lo cual no me extraño. A los muchachos no les gusta esperar mucho y ya habían pasado 30 minutos de la hora que habíamos acordado.

Un amor... No tan adolescenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora