Un amor... No tan adolescente

El flirteo

♠ CAPITULO 4 ♠

Las siguientes semanas después de aquel viernes fueron normales, en todas las materias estuve con Mafi y los muchachos, Tony estaba pero muy distanciado, si el hablaba yo no opinaba y viceversa.

El lunes siguiente a ese viernes me pidió disculpas, obligado por Mario y por Annie, se las acepté porque quería seguir con ellos, y porque la verdad no sirvo para guardarle rencor a la gente.

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Siempre he estado enfocada en mis estudios, y en las actividades que pueda estar haciendo, y nunca he sentido la necesidad de estar pendiente de chicos ¿o como se dice cuando no se te da el flirteo con los chicos? Y es que a ver, no me considero una chica fea. Alta no soy, mido 1.52cm, soy morena con el cabello rizado, no soy ni muy delgada ni muy gorda, mis ojos son color café y (como lo dijo Annie) tengo un sentido interesante y particular de la moda, y es algo que me caracteriza (así que por mi "belleza" no es).

Y es que en el liceo yo solo me enfocaba en mis estudios y en las actividades que hacía después. Siempre me dió flojera flirtear, y lo peor es que tenía con quién.
En mi liceo, había equipo de voleibol femenino y masculino, y adivinen quién me tiraba la onda... Pues obviamente el capitán del equipo masculino, pero siempre le decía: «Ruben no pierdas más tu tiempo, no te voy a hacer caso» pero le entraba por un oido y le salía por el otro. Y así como él, unos cuantos más. Pero en serio, me dan mucha flojera los hombres, con sus labias baratas y esa seguridad de que con un simple "hola" de ellos una va a caer redondita a sus pies.

¿Y por qué traigo esto a colación? Simple, tengo un problema y es que desde el primer día ando flirteando con alguien, ¿Y quién es? pues... Pablo!!!

Ese viernes que me defendió de Tony, que bailamos y que quiso ir a mi casa simplemente me hizo verlo desde otra perspectiva, porque es cierto, hubo un flirteo desde el día uno pero ajá, no le dí importancia, preferí verlo como que hay veces que con una sola conversación, tienes una súper conexión con alguien, y eso era lo que nos había pasado a nosotros. Pero lo que no podía negar era que él y yo nos llevamos muy bien.

Lo que más me gustaba de él era su intelectualidad y su inteligencia. Estudiar con él era fascinante, porque tú podías ser ignorante de un tema y si él sabía del tema, salías totalmente duchado y con conocimientos sobre el tema.

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Un día quedamos de estudiar todos en mi casa. Teníamos nuestro primer examen de una materia que, era difícil, y queríamos prepararnos como se debía. La primera en llegar fue Annie, con una maleta pequeña de viaje.

—¿Y eso cómo para qué? —Le pregunté mientras cerraba la puerta—.

—A tí te gusta que te diga pelotuda —Me dijo con tono de fastidio —, te dije que iba a auto-invitarme a tu casa. Además —Dijo mientras cruzaba sus brazos— como si no estuvieras acostumbrada a mis invasiones a tu propiedad.

—Tienes razón, se me olvidaba lo arbitraria que puedes llegar a ser.

—Pelotuda.

—Marica.

Y luego de una sesión de insultos, la abracé y subí su maleta a mi cuarto. Cuando bajé, me fuí directamente a la cocina, porque ella ya tenía la costumbre de asaltar mi despensa comiéndose mis galletas favoritas.

—Van a venir todos los chicos, lamentablemente hasta Tony —Me dijo con la boca llena de galletas—.

—3 cosas. Uno, no comas con la boca llena. Dos, me vas a dejar sin galletas y tres, recuerdame el porqué tenemos que invitarlo siempre.