Hoy era el día. Estaba decidida que en el patio iba a ir a hablar con Magnolia. Lo teníamos que arreglar fuera como fuese. Me fui con mi skate hacia el instituto y allí les dije a todos los Lafes que hoy cien por ciento iba a hablar con ella. A ellos no les pareció mala idea pero me advirtieron que debía de andar cuidado si Hannah y su grupo estaban delante de la conversación (que era lo más probable). Entramos dentro todos juntos y cada uno se fue a su clase correspondiente. A mi se me hizo muy largas las primeras tres horas, no paraba de pensar en que le iba a decir. Llegó el momento y...
-Chicos voy a ir a hablar con ella, si Hannah y todas las demás están delante, venid vosotros a echarme una mano por favor -Les dije.
-De acuerdo -Dijeron todos a la vez.
Fui andando hacia el rincón donde Magnolia estaba con las demás. Estaba muy rara, la vi riéndose y con una ropa no muy propia de ella. Llevaba un top rosa conjuntado con una falda de cuadros del mismo color y sus botas largas y de tacones eran blancas. Y llevaba maquillaje. Mucho maquillaje.
-Bueno, mira quien está aquí -Dijo Hannah mirándome.
-¿Que quieres pesada? -Soltó de pronto Magnolia murándome fatal.
-Venía a hablar contigo -Le dije yo.
-Perfecto, pues yo no tengo nada que decirte.
Eso me sentó fatal.
-Pues yo si, así que te vas a quedar.
-Uy cuidadito que a lo mejor me mete un puñetazito pequeño.
-Pues te aconsejo que te bajes los humitos porque puedo hacerte mucho daño y no quiero.
-Por favor -Dijo mientras todas se reían-, si hasta un bebé de tres años pega más fuerte que tú.
-Bueno, a ver, déjame hablar -Dije haciendo una pequeña pausa-. Magnolia, se que cabrearme así estuvo mal porque ni siquiera dijiste una respuesta y lo siento. También siento que todas las peleas que hayamos tenido hayan sido por culpa mía. Te pido perdón una y mil veces pero eres mi mejor amiga, desde que éramos pequeñas y no me gustaría nada perderte. ¿Me perdonas?
Se quedó callada y pensaba que iba a perdonarme pero... ¡Empezó a reírse!
-Cariño no quiero tu perdón, no quiero nada de ti, me has echo daño y no te voy a perdonar nunca. Me da igual tú cursi discursito y lo muy "mejores amigas" que fuéramos, me da absolutamente igual, así que déjame ya de una vez y vete a conseguir amistades, claramente si puedes porque no eres muy buena persona -Dijo y al instante se puso a reír.
Estaba paralizada y ni siquiera vi que los Lafes estaban allí desde hace un rato.
-Pues mira, nos tiene a nosotros que somos mucho mejor que tú -Saltó Carolina de pronto.
-Mira amores, a vosotros no os incumbe eso, así que manteneos lo más lejos posible o terminará haciéndoos daño como me pasó a mi.
-Exacto -Dijo Hannah.
-Ella no te hizo nada, deja ya de inventar -Dijo Henry.
-Que si, ¿Que a la niña está se le a comido la lengua el gato o que?
-No estoy perfectamente, gracias por preguntar -Le dije con voz de falsa-. Mira cariño, soy mucho mejor que tú y por eso se que tú te vas a quedar sola y yo voy a ser feliz con todos los amigos que tengo, porque a demás, la cantidad no importa, si no lo que verdaderamente importa es la calidad y como tú no tenías de eso pues mi vida te ha cerrado las puertas en las narices. Has perdido algo muy valioso que se llama amistad verdadera y ya no vas a tener nada de eso en tú vida. Espero que te vaya muy bien guapa.
-Que muy bien por ti. Chicas vámonos que no estoy para perder el tiempo con esta tía.
-Tía eres la mejor, como te has enfrentado con ella -Me dijo Katie.
-Ha sido una pasada -Dijo Sophie.
-Muchas gracias, vosotros también sois los mejores ¿Lafes por siempre?
-¡Lafes por siempre! -Gritamos al unísono.
Faltaban diez minutos para volver a entrar a clase así que cogí mis cosas y entré al baño. No me gustaba llorar delante de la gente y no podía aguantar más así que estuve los diez minutos llorando allí encerrada.
Después de eso estuve las tres horas en clase y luego fui a mi casa rápido. Cuando llegué me vio mi madre llorando y me preguntó que qué pasaba así que yo le conté todo.
-Cariño, no te preocupes ¿Quieres que veamos una peli después de comer?
-No tengo ganas de nada mamá, ni siquiera de comer, me voy a mi cuarto.
Estuve allí encerrada horas y horas y sin comer, la verdad es que no tengo hambre ni ganas ni absolutamente nada, solo quiero que Magnolia vuelva.
Lo único que estoy haciendo es llorar y llorar, aún que me he puesto música de Taylor porque es mi salvación y mi terapia siempre y ahora mismo estoy escuchando "ATWTVTMV" una de mis canciones favoritas de Red.
No creo que pueda superar esto nunca.
***
Ya han pasado dos días. No he salido de mi cuarto ni para comer ni para ir a clase ni para nada estoy fatal. He estado llorando y llorando mientras escuchaba a mi salvación, mi terapia, a mi rubia favorita, mi reina y mi diosa Taylor Swift.
He estado pensando. Magnolia va a seguir con su vida como si nada y yo no puedo seguir así, me va a entrar un ataque de ansiedad y no me apetece y mis notas van a bajar, por eso, creo que lo mejor sería levantarme, salir, pasarlo bien y vivir la vida. He descubierto que Magnolia ya no me hace falta, todas la culpa que me echaba en realidad la tenía ella y se acabó. Mi vida sin ella empieza ahora y voy a estar feliz siempre, me voy a querer y a apreciar más que nunca, no me van a importar los malos comentarios, voy a trabajar en mi misma, a perseguir mis sueños, voy a vivir mi vida con mis amigos y voy a pasármelo bien.
Ahora por fin comprendo que...
Nada es para siempre.
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Nada es para siempre
Ficção AdolescenteAva. Una adolescente normal, con una mejor amiga normal. Las dos son inseparables pero... ¿En qué momento han crecido tanto? ¿En qué momento Ava no conoce tan bien a Magnolia como pensaba? Y sobre todo, ¿Qué importaría si tuvieran unas pocas peleas?