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El tan ansiado día llegó, y tan pronto como lo hizo, variedad de sirvientes invadieron la habitación de Calisto por órdenes del Rey Irmin, de modo que el pobre forastero no fue capaz de dormir su jornada completa

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El tan ansiado día llegó, y tan pronto como lo hizo, variedad de sirvientes invadieron la habitación de Calisto por órdenes del Rey Irmin, de modo que el pobre forastero no fue capaz de dormir su jornada completa.

Cada sirviente se ocupaba de una cosa diferente; un grupo limpiaba y recogía la habitación, otro grupo preparaba las ropas y joyas que el forastero usaría durante el día y el último grupo, se encargaba de asearlo. A Calisto ni siquiera se le pregunto el tipo de fragancia que quería para su baño, los sirvientes se ocuparon de todo.

Ser atendido como si fuese un niño de cinco años, era lo más extraño para Calisto. Pues su madre se había encargado de enseñarle a lavar sus propias ropas antes de cumplir los 10 años. Según ella, esto le ayudaría en el futuro cuando ni ella ni su hermana estuvieran a su lado, es decir cuando tuviera que vivir solo o se casará. Hasta el día de hoy, le agradece a su madre por todos aquellos conocimientos que le entrego, pues gracias a eso, vivió sin complicaciones.

— ¿Es necesario todo eso?

La pregunta sale de sus labios cuando ve como una de las sirvientas encargadas de vestirlo le coloca la estrella representativa de Khaenri'ah en el bolsillo izquierdo.

— Maestro Calisto, es importante que luzca formal. Su majestad, el Rey Irmin, dio esa orden — responde la mujer sin mirarlo, sus ojos solo estaban concentrados en las joyas que colocaba sobre el traje tipo militar.

En sus pocos años de vida que lleva hasta ahora, jamás llegó a pensar que usaria las mejores ropas que un rey pudiera utilizar. En realidad no le agradaba para nada, sentía que moriría afixiado con tanta prenda sobre su cuerpo. Es cierto que el traje es hermoso, la combinación de colores iban acordé a su tono de piel, cabello y ojos, incluso al verse en el espejo, no podía evitar preguntarse si es él esa persona.

Calisto viste un traje militar oficial de color negro con algunos detalles dorados, no es secreto que incluso tiene detalles representativos de la Dinastía del Eclipse. El traje de Calisto los porta, pero él no se nota orgulloso de usarlos, sabe que solo es por formalidad más es inevitable no sentirse incómodo de usarlos. La última prenda es una gabardina larga militar, al igual que el resto de su ropa, es negra con detalles dorados, está cuelga sobre su hombro derecho.

Todos aplauden por el éxito de su misión. Calisto está listo y ahora solo falta que la reunión de su comienzo.

La reunión o mejor dicho el Banquete no tarda en llegar en menos de pocas horas, el forastero permanece en su habitación durante los próximos minutos hasta el sonido de la puerta le informa que ya es la hora.

— Adelante.

La persona detrás de la puerta la abre y se asoma para buscar con la mirada al forastero.

— Maestro Calisto, es hora.

Informa cuando lo ve sentado sobre la esquina del escritorio. El joven forastero parece mirar las estrellas que comienzan a iluminar el cielo, este suelta un suspiro.

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