Ahora mismo estoy corriendo por los largos pasillos del instituto de Greenway. Mi clase de cálculo está por comenzar y lo que llevo en mi mochila es francamente inservible. Una calculadora de bolsillo, un par de lápices y dos plumas negras que de algo deben de ayudarme. Esta mañana mi alarma fue más floja que yo, y decidió no aturdirme hasta matarme. Me dejo dormir hasta las 6:55. Maldita sea. Solo me quedaban treinta minutos para ducharme y tomar algo de desayuno rápido, mis cuadernos y todo lo que conllevaba se había quedado sutilmente guardado en mi casillero así que solo tome lo primero que vi en mi escritorio y salí disparada de casa.
Entre corriendo al instituto y asegurándome de que los Guarda-calma de los pasillos no me vieran corriendo, emprendí mi largo recorrido hacia el salón. No tengo tiempo de hacer observaciones de mi ropa antes de entrar a clases así que toco la puerta del aula tratando de parecer tranquila y respiro profundamente tratando de controlar mis respiraciones.
─Señorita Sheffield... ─Me gruñe el profesor Lowren. Solo lo miro detenidamente analizando su aspecto de esta mañana. No se ve nada bien. Cabello negro muy corto, ojos marrones y ojerosos, nariz muy curvada hacia afuera, tanto que a veces escuchaba comentarios acerca de que parecía bruja. ¿Su sonrisa? Desagradablemente lujuriosa y cínica. Vestía una camisa blanca de lino y unos jeans de mezclilla. ¿Qué le dio ahora a este hombre por traer ropa tan casual? Siempre suele vestir ropas muy... de un maestro a línea.
-Lo siento profesor Lowren. He tenido algunos problemas. ─Respondo sin mirarlo a los ojos. Mis manos están sudando y entrelazadas mientras noto que estoy jugando nerviosamente con mis dedos. ¿El querrá hablar conmigo después? Siempre hace eso cuando una chica llega tarde, pero... ¿Por qué solo con las chicas? ¡Es un pervertido! Yo nunca había llegado tarde antes. Por lo menos no en su clase. Lo miro detenidamente mientras mi mente deambula por el salón en lo que el profesor me mira impasible.
─Tome asiento señorita Sheffield, hablaremos después de mi clase. ─ ¡Demonios! Cautelosamente tomo mi lugar junto a la ventana mientras todos mis compañeros me miran con seriedad. Ellos saben que cuando el profesor cita a una alumna después de clases, casi siempre ella termina llorando en un pasillo. Nadie sabe que les haga, si amenazarlas o mostrarse pervertido. No sé pero cualquiera que sea el castigo... ¡Me aterra!
El timbre suena y yo tengo que quedarme hasta el final. Tengo miedo. Mi mente se concentra en qué hacer si este pervertido intenta propasarse. No se me ocurre nada. Luego trato de permanecer en la idea de que solo charlara conmigo acerca de mi llegada tarde. Sinceramente eso espero, porque si no, no me importa que me suspendan de la escuela. Si este imbécil se atreve a ponerme un dedo encima, juro que tomare su peluca barata y se la meteré por el...
─Señorita... ─El profesor me interrumpe de mi pesado pensamiento con su libidinosa voz.
─ ¿Si señor Lowren? ─Contesto casi tartamuda. Esta sentado en su escritorio y no puedo pasar por alto la manera en que se sostiene con una mando medio inclinado hacia atrás y la otra metida en un bolsillo de sus jeans. Puedo notar como mueve los dedos nerviosos debajo de la mezclilla.
─ ¿Qué podemos hacer con sus atrasos?...
─ ¿Olvidarlos? Señor Lowren, francamente... ─Digo cuando el señor Lowren me interrumpe.
─ Francamente señorita, usted está cometiendo una falta al llegar tarde a mi clase... ─Dice levantándose del escritorio nerviosamente mientras se acerca a mí. ─ Así que es mejor que me diga ¿Cómo podemos pasar por alto esto? ─ ¡Mierda!
─ Lo lamento señor, no volverá a pasar... ─Le respondo nerviosa mientras siento como sus manos tocan mis muñecas y las levantan a la altura de mi cabeza, a los costados. Y me mira nervioso y... me aterra. ¿Qué demonios puedo hacer?
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❤¡Ups! Creo que me enamoré.❤
Novela Juvenil¿Has sentido alguna ves que estas traicionando tu propia manera de pensar? Pues eso era justo lo que La alumna promedio Katherine Sheffield, sentía al pensar que se estaba enamorando de un chico el cual tenía rotundamente prohibido. Una chica más co...