Capítulo 7

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                         Primera misión.

Sakura se encontraba alistándose para partir a su primera misión. Hacía poco su cuervo vino a avisarla sobre eso, por lo que, tenía que apresurarse.

Ya había pasado un mes desde que había tomado el examen de la selección final. Por lo que, su hermana le rogó a Oyakata-sama que no la permitiera salir por un tiempo, cosa que, para desgracia de la chica, el hombre aceptó.

Aunque se molestó en un principio, al final también se benefició, ya que, tanto su hermana, Tomioka y Shinobu la estuvieron ayudando mucho, sin contar con que ella también entrenó por su propia cuenta.

En ese tiempo de espera, su katana y su uniforme llegaron provocándola una gran emoción. Su katana cambió de color adoptando uno rosado, tal y como el de Mitsuri, lo que provocó que la pilar festejara feliz apodándolas "el dúo rosado".

Su uniforme era igualmente hermoso. Tenía entre un color rojo vino oscuro, era como el de Mitsuri, a diferencia de que el suyo no revelaba sus senos y estaba abrochado, poseía unos calcetines cortos de color negro con unas sandalias rosadas, y su haori no se quedaba atrás, aquél haori rojo que la regaló su hermana. El mango de su katana con forma de cerezo que la obsequió Tomioka y por último, el listón rojo atado a su cabellera larga como si de un lazo se tratara, fue un regalo de Sanemi. Ella juraba que no olvidaría ese día jamás.

A pesar de su personalidad violenta, el peli gris no era tan malo como aparentaba, al menos eso era lo que ella creía.

Ahora... después de un mes entero, podría presumir que tendría su primera misión.

Su cuervo, el cuál la sorprendió al descubrir que éste hablaba, la explicó que fuera a la ciudad del noroeste. Agregando que ahí estaban desapareciendo muchachas. Según la dijo, cada noche desaparecía una, por lo que, su misión era encontrar y matar al demonio que se escondía ahí.

Era su primera misión... y lo haría lo mejor que pudiera...
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Cuando salió de su finca, se encaminó hacia la mansión de Oyakata-sama. Su cuervo la había avisado que el hombre quería verla antes de que ella partiera a su primera misión, cosa que la extrañó.

Si bien lo conocía por medio de su hermana, el hombre nunca había requerido de su presencia hasta el día de hoy.

Por estar tan perdida en sus pensamientos, no se dió cuenta de cuándo llegó a la mansión.

Al ingresar a la misma, fue recibida por dos de las hijas del hombre, las cuáles la guiaron hacia donde se encontraba él.

De echo, era la primera vez que veía la mansión por dentro, y debía admitir que era hermoso...

-Ya llegó, Oyakata-sama... -avisaron al unísono ambas niñas.

-Oh, bienvenida... -saludó el hombre volteándose para ver a las féminas. En ese instante, Sakura se sorprendió al notar las manchas moradas que marcaban a un lado de su rostro.

Él... estaba enfermo... y, por el tono blanco en sus ojos, podía deducir que había perdido la vista...

-Entra -invitó amablemente el hombre mientras la regalaba una sonrisa que la provocó una especie de paz indescriptible.

-S-Si... -tartamudeó ella nerviosa. Había estado observándolo por tanto tiempo que no se había dado cuenta de ese pequeño detalle.

Sakura se acercó a él y se sentó enfrente suyo atenta a lo que tenía que decirla.

-Mitsuri me habló mucho sobre ti -comenzó a hablar el mayor sin borrar su semblante -te tiene mucho en estima, y se nota lo mucho que te quiere.

-N-No... -negó Sakura sonando avergonzada -nee-san suele exagerar demasiado...

¿Me dejarías ser ella...?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora