Al día siguiente, los únicos presentes para trabajar en el proyecto fueron Bartolomeo y Andrés. El primero estaba tranquilo, trabajando como si nada, demasiado centrado en sus cosas como para notar la tensión en el aire. El pelirrojo estaba inusualmente callado y no paraba de echar miradas de reojo al rubio, pero éste continuaba ajeno a la atención sobre sí mismo. Aunque hubiese estado pendiente de estos detalles, de hecho, ni siquiera podría haber deducido qué era lo que le sucedía a su compañero porque según él no había pasado nada especialmente extraño el día anterior, nada destacable. No habría sido capaz de encontrar en toda la conversación que tuvieron qué pudiese ser lo que desencadenase en que el más bajo estuviese tan incómodo y preocupado como se le veía en ese momento.
– Ayer...
No fue hasta que Andrés alzó la voz con esa simple palabra que el Sinatxe se dignó a prestarle un poco de atención. No se le daba especialmente bien reconocer emociones ajenas, pero pudo leer fácilmente el miedo en él.
Miedo por algo que hubiese sucedido el día anterior... ¿Tal vez por haberle pedido ser su mejor amigo? No debía de preocuparse por eso, finalmente había optado por no tomárselo en serio y achacarlo a que estaba demasiado borracho. ¿Aunque era el de ojos marrones el tipo de persona que sobrepiensa algo tan nimio? No, eso había sonado más como Bartolomeo proyectando lo que a él mismo le habría quitado el sueño, en realidad. ¿Podría ser que en el bar les hubiese pasado algo y quisiera contárselo? ¿Pedirle consejo era buena idea, de cualquier manera? Optó por esperar a recibir más información, probablemente el silencio y el desviamiento de mirada le habían dado una pequeñísima franja de tiempo que había sido lo suficiente como para apresurarse demasiado. Sí, esperar a que los demás te expliquen las cosas es más lógico que intentar adivinarlo, mucho más cuando están a punto de decírtelo...
– Ayer salí del armario contigo... – en su voz había una incomodidad inusual.
– Ah, ya.
Silencio. Ahora volvían a mantener contacto visual, pero la expresión ajena había pasado del pánico a la estupefacción. El rubio no entendió este cambio abrupto, no veía nada inusual en su respuesta. ¿Debía haber dicho algo más? ¿Qué se suponía que había esperado de él, exactamente? ¿Quería que le montase una escena o que le diese un mensaje motivacional al respecto? No era ese tipo de persona, simplemente no había sido criado de esa forma.
No veía lo inusual en las personas de la comunidad porque había sido criado por dos bisexuales, la comunidad LGBT+ era algo con lo que había tenido contacto desde la cuna, algo que tenía demasiado naturalizado. Lenka y Pedro habían sido ese tipo de padres que te dicen un "Cuando tengas pareja, si es que te apetece" en vez de un "Cuando tengas novio/a", de los que te explican desde pequeño que hay diversas sexualidades e identidades de género, que todo es válido y que nada de esto está mal. Siendo ambos como eran, además, siempre habían relativizado el asunto con un "Si todos fuésemos iguales, el mundo sería muy aburrido". Siendo su contexto personal así, era complicado que le naciese algo más que lo que ya había respondido ante el descubrimiento de que Andrés era gay.
– ¿Ah, ya?
– ¿Qué esperabas que dijese? – volvió a su trabajo como si nada.
– Pues... Bueno, me daba miedo que tu respuesta fuese agresiva... – lo dijo con un tono cuidadoso, dando a entender que no quería ofenderle.
– Siento mucho haberte dado esa impresión, entonces.
Estuvieron callados un tiempo indefinido en el que Bartolomeo volvió a hiperfijarse en lo que tenía entre manos, pero en el que Andrés continuaba echándole miraditas que ahora eran curiosas. Después de ese pequeño intercambio de palabras, era obvio desde fuera que le habían surgido preguntas que no sabía si soltar al aire o no, nada le aseguraba que fuesen bien recibidas.
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Déjame entrar en tu mundo
RomanceBartolomeo ha pasado sus 18 años de vida teniendo como única compañía a su familia, sin especial interés en hacer amigos y demasiado centrado en sus estudios y hobbies. A pesar de su inteligencia, nunca ha sido una persona que llame la atención a la...