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Taehyung nunca había dormido tan mal en su vida, la cama era estrecha y era la cosa más tosca que existía en el mundo, se preguntaba si Namjoon y Seokjin dormían en algo así y si la respuesta era afirmativa se preocuparía por la salud de sus columnas el resto de su vida.

Ni siquiera su elegante pijama rosa de seda había ayudado a que la comodidad fuera más amena.

¡Era inhumano! Quería patalear pero seguramente sufriría una fractura por culpa del maldito colchón.

Podría jurar que había dormido menos de dos horas y todo empeoró cuando un gallo comenzó a cantar a las cuatro de la mañana.

—Maldito el día en que mis padres descubrieron mi sexualidad —se quejó contra la almohada que era lo único que no parecía un maldito ladrillo.

"Kikiriki" Cantó otra vez y Kim quiso arrancarse los pelos uno por uno.

Luego tuvo otra hora de paz, el animal se había quedado en silencio y pensó que por fin podría dormir al menos un poco más pero sus planes volvieron a ser interrumpidos esta vez por el sonido de los toques en la puerta principal.

Se quedó quieto, tal vez alguno de sus tíos iría pero luego de cinco minutos nadie abría la maldita puerta y la persona de afuera era bastante insistente así que no tuvo de otra que ir por su cuenta.

Por lo que había podido ver y por lo que Namjoon le había explicado logró entender que ellos y los vecinos de enfrente eran los únicos del lugar, las demás granjas estaban a varios kilómetros y solo era posible ir a caballo, así que supuso que la persona del otro lado era uno de la casa de enfrente y no un asesino en serie que quería comerse sus intestinos.

—¿No crees que es demasiado vulgar tocar una puerta a esta hora? —se quejó mientras abría la puerta y su expresión se descompuso al ver a Jungkook, pero él no fue el único pues pudo ver cómo el contrario perdía todo el color de su rostro.

—Ah y-yo —titubeó y Kim frunció el ceño—. Mi a-abuela les env-ía es-esto.

El chico extendió una canasta y el castaño la tomó para mirar el contenido.

—¿Leche? —dijo confundido y Jeon asintió—. ¿Que no la compran en el supermercado?

El pelinegro negó encogiéndose de hombros, a Taehyung le molestó que de la nada Jungkook no hablara.

—¿Se te comieron la lengua los ratones? —rodó los ojos y el menor suspiró.

—N-no señor.

A Jeon solo le sorprendía lo inocente y gracioso que parecía ser Taehyung frente a la vida en el campo, al parecer todavía no había notado que la mayoría de comidas y cosas similares las hacían ellos por su propia cuenta sin tener que visitar sitios cómo supermercados o tiendas de conveniencia. Además, ¿quién dormía con esa pijama que parecía valer un millón de wones en un sitio así? Vaya que era extraño.

—¡No soy un señor! —dijo alterado, tanto así que casi le cierra la puerta de golpe—. Tengo diecisiete, no me insultes así por favor.

—Está bien —susurró y Taehyung se removió incómodo, debía admitir que había sido un poco grosero con su vecino que al parecer era un chico demasiado tímido.

—Lo siento, soy nuevo aquí y es complicado para mí adaptarme a la vida en el campo —murmuró avergonzado y se sonrojó al ver la pequeña sonrisa de Jeon.

—P-puedes ir a m-mi ca-casa —Jungkook hizo sus manitos puños y mordió su labio inferior, parecía estar esforzándose por decir algo—. Prometo invitarte a beber café.

El pelinegro soltó todo el aire que tenía retenido luego de hablar casi a la velocidad de la luz y luego de eso salió corriendo.

—¿Acaso siempre huye de todo? Además odio el café —con molestía cerró la puerta y dejó la canasta sobre el mesón de la cocina.

¡Ven aquí granjero! ; taekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora