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Al día siguiente Taehyung observaba la gallina que picoteaba el maíz en su habitación. ¿Qué hacía allí? Pues a Kim le dio lástima que tomara el frío de la noche y la dejó estar en su habitación.

Todavía les tenía miedo pero ella era diferente porque era un regalo de Jungkook y eso la hacía especial.

Sabía que en su corazón estaban floreciendo sentimientos por el peli violeta pero se preguntaba si eran correspondidos. No iba a ser como todos los chicos con los que alguna vez estuvo que se negaban a aceptar sus sentimientos o simplemente los ignoraban, demasiado inmaduro para él.

Taehyung simplemente los aceptaba y listo, sabía que podía amar y ser amado de una manera bonita, además Jungkook estaba bien dotado lo vieras por donde lo vieras.

¡Ah tan precioso! Siempre tenía detalles con él, era atento y demasiado lindo a su parecer.

Una de sus cosas favoritas de cada día era ir a visitarlo y encontrarlo en la granja con una bonita sonrisa mientras acariciaba sus vacas; ovejas, caballos o uno de sus tres perritos. Nunca creyó encontrar a alguien que amara de una manera tan bonita y profunda los animales hasta que conoció a Jeon.

Jungkook era un ángel de corazón puro y transparente, Yoongi y Jimin habían hecho un buen trabajo a la hora de la crianza para convertirlo en un divertido hombrecito. Taehyung se negaba a creer que su granjero fuera capaz de romper el corazón de alguien, era casi imposible.

—Alguien llegó por ti —la voz de Jin hizo que volviera de su pequeña ensoñación—. Eres tan afortunado, nuestro vecino realmente te ama.

Kim se sonrojó y se despidió de sus tíos con un pequeño abrazo, al salir pudo ver a Jungkook quien le sonreía de la manera más hermosa posible.

—¡Tae! —se acercó y lo abrazó con tanta fuerza que el mayor creyó que lo iba a ahogar.

—Kookie... —el mencionado se dio cuenta y se separó con timidez.

—Prometiste que iríamos al pueblo así que traje mis caballos —Taehyung se giró y sintió que se desmayaría.

—¿Por qué no vamos en auto?

—No tengo licencia y papá Yoongi se niega a llevarnos, dice que no quiere ver meloserías que lo maten de un coma diabetico —Kim no sabía si sorprenderse porque hoy Jungkook estaba hablando especialmente bien o porque se tendría que subir encima de ese pobre animal.

—No me voy a subir a eso —Jungkook juró que los ojos del chico se saldrían de sus órbitas, no entendía porqué tanto drama.

—Pues si vamos caminando tardaremos al menos tres horas y dudo que quieras eso —respondió pensativo.

Y así fue como Taehyung terminó casi llorando porque le daba miedo subirse al caballo.

—Es fácil, relájate —Jungkook soltó una pequeña risa mientras lo tomaba por la cintura ayudándolo a subir.

Kim quedó en blanco al sentir el toque en ese lugar, era demasiado sensible y eso había acelerado su corazón más de lo debido.

—¿Ves? e-estuvo b-bien —el mayor supuso que ahora sus nervios y tartamudez eran porque se había dado cuenta de su pequeño desliz y es que para Jungkook agarrar esa diminuta cintura fue como tocar un pedacito del cielo.

Jeon durante los primeros quince minutos cabalgó delante de él. Sin embargo, al ver los nervios del mayor decidió que era mejor que fueran a la par.

Taehyung nunca creyó que el simple hecho de andar a caballo sería algo tan relajante y bonito, ver cómo los árboles pasaban y diferentes campesinos de las villas cercanas les saludaban con entusiasmo lo hizo sentir especial y amado por primera vez, al principio creyó que odiaría la vida allí pero ahora mismo deseaba quedarse para siempre.

¡Ven aquí granjero! ; taekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora