3 El jefe Morax

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ZhongLi bajó su cabeza hasta el suelo en el acto.

—Mis disculpas, todo es mi culpa. Sr. Tartaglia, no hay nadie más a quien culpar, excepto a mí. Childe fue a buscar a mi hermano, porque olvidé conmigo su bento. Se ofreció a ir y enviárselo personalmente a mi hermano mayor. En el camino, se hizo heridas... y probablemente no puede caminar porque se lesionó el tobillo. Mi hermano lo vio y llevó a Childe a recibir tratamiento a sus heridas.

—Está bien, hablaremos de los detalles más tarde. –Tartaglia tocó con firmeza pero amablemente el hombro de ZhongLi. –Levántate, dime dónde está ahora. Te llevaré conmigo, si no te importa dar un paseo en moto.

—¿Eh? ¿Por qué me llevarías contigo? A mí, quién es el culpable...

—Ustedes dos son amigos. Pareces preocupado, dudo que le hayas hecho algo a posta. Todo fue un accidente. Conozco bien a mi estúpido hermano. Se metió solo en esto. Anímate. Seguramente quieres ver si él está bien, ¿verdad?

ZhongLi se sonrojó más, entre lágrimas. La sonrisa de Tartaglia era tan brillante, incluso con una nota de preocupación dibujada en ella. El más joven asintió, mientras trataba de secarse las lágrimas.

—Está bien, puedo andar en moto contigo, si me explicas qué hacer.

Tartaglia llevó a ZhongLi al exterior y le dio su único casco, dio pequeñas indicaciones y principalmente sugirió.

—Sujétate fuerte. –ZhongLi asumió que era sostenerlo con cuidado por la camisa. Tartaglia se rió de su gesto tímido. –Querrás en cambio abrazarme, aumentaré la velocidad y no quiero que te caigas. No te preocupes, no estoy enojado contigo. Yo no muerdo.

La voz y las palabras de Tartaglia eran muy amables, pero el joven ya no podía calmar los saltos de su corazón. El viaje se sentía como si estuvieran volando. No daba miedo en absoluto, el hombre era bueno manejando, como si la moto fuera una extensión de su cuerpo.

A ZhongLi le encantaba el paseo, sentir el calor de su cuerpo contra el suyo, el olor de la camisa, la voz y su única preocupación era que probablemente su corazón latía tan fuerte. Qué tal vez el Sr. Tartaglia lo notaria.

Una parte de él quería que el momento durara, y la otra estaba impaciente por llegar lo antes posible, para saber cómo estaba Childe.

Mientras tanto, en el hospital, descansando en una pequeña habitación, estaba Childe, solo con el Sr. Morax. El hombre estaba ocupado con su celular y dibujando en un cuaderno. Papel normal. Childe estaba tan nervioso. Entre ambos la caja de bento vacía. Childe se comió la mayor parte, pero se aseguró de que el señor Morax también lo comiera.

—El señor Tartaglia llegará pronto, luego podrás irte a casa a descansar como es debido. Puedo llevaros a los dos en mi coche, por si acaso, así no hacéis reabrir vuestras heridas.

—¡Gracias! Pero, estoy bien... Honestamente, es un poco nada.

—ZhongLi recibirá un regaño especial.

—¿Oh? ¡Pero! Insisto, fui yo quien se ofreció. Por favor, no se enoje con ZhongLi. Lo que pasó fue solo un accidente. –Childe todavía estaba tan nervioso con el hombre, ¡pero tenía que rescatar a su tímido amigo! No importa si era súper rico o mayor, Morax no debería ser malo con su hermano menor. –Además, estaba tan preocupado por el señor Morax, al límite de derramar un mar de lágrimas. Me dijo que no habías comido ni dormido bien...

—Él sabe que es parte de mi trabajo diario, no se puede evitar en absoluto.

—Entiendo. Pero todavía está preocupado. Siempre habla de su increíble hermano mayor, del que está muy orgulloso, quien quiere, quien extraña mucho.

Pinky & Stone Promise IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora