La boda fue un rotundo fracaso, pero al menos tenía dinero en el bolsillo. Kisaki no se arrepentía de haberla planificado, ¿la razón? Simple, tenía dinero; los Shiba se hicieron cargo de todo los gastos al final y también agradecieron por el servicio final que, aunque no estuvo bueno, fue bonito. Apenas pudo, guardó en el fondo de su mente todo el tema de la boda.
Por otro lado, había un asunto que todavía no terminaba de cerrarse: Shuji Hanma. No había hablado con el alfa durante una semana entera. En parte, porque Kisaki no había querido contactarlo por orgullo. Las cosas entre ellos seguían un poco tensas por su culpa, por haberse encaprichado de alguna manera con el fotógrafo y haberse tomado personal su rechazo. No ayudaba en lo absoluto que el aroma del alfa estuviera dando vueltas en la oficina y el apartamento, de la única vez que estuvo allí el maldito. Era el recordatorio constante de su fracaso. ¿Cómo algunas feromonas podían ser tan intensas?
Se recostó en el respaldo de su silla, sin poder concentrarse en la siguiente boda en marcha. Por fortuna, su verdadero fotógrafo ya estaba listo para volver al trabajo, por lo que no tendría que preocuparse nunca más por contratar un reemplazo.
Jugueteó con el celular entre sus dedos, incapaz de marcar el número en pantalla. No podía hacerlo. Los sucesos de la boda y de Hanma estaban frescos en su memoria, tenía que aprender a controlar sus impulsos. Se dio por vencido a los quince minutos, no por voluntad propia, sino porque la secretaria le informó que tenía que ver a una nueva pareja. Trabajo era trabajo.
Luego llamaría....
Tuvieron que pasar dos semanas más, para que la mente inquieta de Kisaki se preocupara. No había sabido nada de Hanma, no había recogido su pago. Maldita sea, ¿a qué estaba jugando ese estúpido alfa? Parte de él se sentía culpable, lo había tratado tan mal la última vez que se vieron, por culpa de sus instintos, y también su personalidad, pero ese era tema aparte. Hanma ya sabía cómo era el carácter de Kisaki. ¿Habrá muerto? No quería pensar en lo peor.
Se pasó una mano por el cabello y suspiró, mirando el celular con el número de Hanma en la pantalla, de nuevo estaba intentando comunicarse. Solo tenía que llamar. Tenía que dejar su orgullo de lado y arreglar las cosas. No le costaba nada, además de su dignidad, la cual en ese punto estaba por los suelos.
Antes de poder pulsar el botón de llamar, sonó el teléfono de la oficina con un mensaje de su secretaria. El alivio que sintió al saber de qué se trataba le quitó años de encima.
Hanma, el fotógrafo, había llegado por el pago.
Kisaki se levantó, no había necesidad de hacerlo, pero estaba recorriendo toda la oficina, organizándola sin un plan en marcha. Colocó un cuadro completamente recto, los lápices de su escritorio los acomodó, alisó la superficie del sofá y alineó un florero que había al fondo, cerca del ventanal. Él mismo se acomodó las gafas y el traje, estaba listo.
Pudo sentir a Hanma incluso antes de que entrara. Su aroma, su porte, todo en él era llamativo. Kisaki ya estaba en la silla, fingiendo estar concentrado en unos documentos cualquiera.
Las puertas se abrieron y su corazón estaba a punto de salir del pecho. Como tenía que aferrarse al último hilo de dignidad. no se movió.
—Hola, jefe, ya regresé —dijo el idiota, despreocupado.
Kisaki quería golpearlo.
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T.K. Wedding Planner Agency
FanfictionTras una inesperada visita de un cliente importante, la organización de la boda de su vida estaba a la vuelta de la esquina. El organizador de bodas, Tetta Kisaki, debe acudir al hombre que salvó de ir a prisión, pese a creer que nunca más volverían...