💫Acciones inesperadas💫

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¤Juniper Thot¤

Anthony arrebató mi diario de hechizos o movimientos de manos, y lo guardó, incorporándose rápidamente. Los tres formamos un círculo, mientras notaba que el brazo de Tony estaba estirado, buscando protegerme de atrás. 
Los Dragos nos rodearon, su presencia imponiendo una sombra sobre nuestro refugio oculto. Sus rostros despiadados y sus armas relucientes eran una clara señal de que estábamos en peligro.
Apreté los puños, llena de furia, dispuesta a pelear. Sin embargo, miré a Elysar pero éste me dio un asentimiento de que se encontraba en forma para pelear. No sabía qué iba a hacer, ¿Usar mi magia para vencerlos? Corría riesgo de que me capturarán, además de que algo me decía que Los Dragos eran más difíciles de derrotar de lo que pensábamos. 

-June, tú pelea como si fueses una persona ordinaria como yo. Elysar usará su magia y luego, buscaremos la forma de que lo deje en paz.

-¿Cómo haremos eso?

-No lo sé…oiga Señor Elysar ¿No se le ocurre una buena idea para aportar?

-Tony…

-¡Basta de cuchilleo!-gritó uno de ellos.-Miren, no me agrada la idea de matar a mocosos pero han sido un dolor fuerte en las pelotas así que trataré de matarlos de manera rápida, para equilibrar un poco mi moralidad.

-¿Su moralidad? ¿Es un chiste de mal gusto, verdad?-replicó Anthony, frunciendo la nariz ante el vocabulario vulgar de aquel hombre.

-No somos mocosos, tengo edad suficiente para hacerlos sufrir-dije motivada, volviendo a sentir la llama furiosa que se desataba en mi interior. Mi amigo me miró confundido.

-Los jóvenes no tienen nada que ver en esto. Sí promete que los deja en paz, iré con ustedes sin imponer resistencia-pidió Elysar, bajando la cabeza.

-¡¿Ese es su aporte?!-exclamó Anthony.

-¡No me haga reir, viejo! ¡¿Cree que está en posición de negociar?!-El caballero se acercó lentamente, dando pisadas profundas. Los tres nos pusimos en una posición que supuse que era de pelea.-Veo igualmente, que te queda energía para curar tus heridas y te veas como nuevo, viejecito. Su aventura termina hoy.

El aire se llenó de tensión, sintiendo que en cualquier momento el movimiento podía comenzar. Los Dragos se abalanzaron sobre nosotros y el sonido de las espadas chocando junto con nuestros jadeos de esfuerzo, y chisporroteo de los hechizos, llenaron el claro. Un hombre corpulento se abalanzó sobre mí, pero antes de que pudiera hacer algo para defenderme, Anthony le pegó una patada en el estómago, tirándolo al suelo. Lo miré sorprendida y él se encogió de hombros con indiferencia.

-Se llaman habilidades físicas, June.

-Aja, justo…

El caballero se levantó rápidamente y me apuntó con la espada, traté de darle un puñetazo pero parece que solo le hizo cosquillas en la cara porque soltó una carcajada que resonó en la tenebrosa noche. Cuando traté de esquivar su ataque, me tropecé y llegó a darme un corte en mi brazo, haciéndome derramar sangre. Lo mío no eran las peleas, definitivamente. 

-¡Juniper!-gritó Tony, distrayéndose y ligando un tajo en el rostro. Uno de los Dragos le dio una patada en el estómago y otro en la cabeza al caer. Alzando la espada, le desearon una alegre muerte y lo sentí. Esa llama furiosa, transformándose en un fuego abrasador, inundando mi cuerpo y haciéndome sentir como si me elevara. 

Cerré los ojos y divisé las  sonrisas de mi mejor amigo, junto con la muerte de Los Dragos. Sentí mis dedos cosquillear, y el grito de mi nombre en el fondo lejano. La sangre inundaba mis pensamientos, mientras todo se detenía a mi alrededor. Vi un corazón que explotaba, dejando un río del líquido rojo espeso, corriendo por el piso. Visualicé a todas las personas que tuvieron que correr y refugiarse del miedo para terminar en su triste y dolorosa muerte. 
Elysar lastimado y lo que me pasaría a mi, a la aldea, si Los Dragos nos ganaban y descubran el prado.
Nuestras vidas y todo lo que conocíamos estaba en juego. 
Sentí que el blanco que colmó mis pensamientos se desvanecía, dando lugar a una oscuridad turbulenta. Cuando abrí mis ojos, me topé con una escena desalentadora. Cuerpos yacían en el césped, decorándolo de un rojo que no dejaba de derramarse. Miré la escena con espanto, encontrándome con una mirada de mi amigo que no pude descifrar. 

Cenizas de DragónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora