💫Historias por contar💫

31 3 0
                                    

¤Juniper Thot¤

Curar a Elysar me llevó menos tiempo de lo esperado. Creí que mi cuerpo tendría consecuencias por mi uso de la magia pero me sentía con energía. A pesar de querer seguir escuchando a Elysar, debía encargarme de Anthony que lucía peor de lo que había pensado.
Lo posicioné para que el rayo lunar le dé, de lleno en el rostro. Al verlo bien bajo la luz plena y blanca, vi que sus heridas me tomarían mucho más tiempo. Tony parece que vio la preocupación en mi rostro porque trató de sonreír, aunque vi su esfuerzo en aquella simple tarea. 
Traté de limpiar sus heridas con un paño mojado con un poco de agua. Luego, me concentré en sus heridas, enfocando toda mi energía y magia en ellas. Tony quería conversar sobre lo sucedido e interrogar a Elysar, pero le pedí que se callara. Un silencio profundo se instaló entre nosotros e hizo que el ambiente me pareciera más tenebroso. Las preguntas y el miedo por ver a Los Dragos, estaban empezando a inundarme. Había escuchado mucho sobre ellos, pero nunca los había visto. ¿Qué pasaría si me los volviera a encontrar? ¿Se enterarán de mis poderes? ¿Y mis padres? ¿Cómo…

-Ah, hierba santa, June. Cálmate por favor-masculló con dolor, Anthony. Abrí los ojos encontrando los suyos cerrados por el dolor, y noté que mis manos se sentían más calientes de lo normal. Las alejé rápidamente de su rostro, notando que mi nerviosismo se apoderó de mi concentración. Cuando eso pasaba, generalmente, un fuerte calor emanaba de los rayos luminosos de mis dedos. 

-¡Lo siento, Tony! ¡¿Te quemé?!-exclamé, inspeccionando su rostro y suspiré aliviada de no ver ninguna quemadura.

-No, pero casi me convierto en leña. Solo, tranquilízate. Puedes descansar, no creo que mi cara vaya a irse a ningún lado-trató de bromear, mirándome con un ligero brillo en sus ojos. 

-Perdonen, la intromisión, pero creo que no lo estás haciendo de manera correcta, Joven Juniper.-dijo Elysar, ya recuperado, acercándose a mi lado. Alcé una ceja y me pidió permiso para tomar mis manos. Anthony frunció el ceño, pero se lo cedí.

-Oiga, aún no nos cuenta quién es.

-Todo a su tiempo, muchacho. Me llamo Elysar y soy un hechicero, eso es lo más importante ahora. Tenemos que curarte para calmar tu dolor.-sosteniendo mis manos, las llevó hacia ambas mejillas hinchadas y lastimadas de mi mejor amigo. Éste se mostró confundido al igual que yo.

-No entiendo. Eso es lo mismo que estaba haciendo antes-repliqué.

-No, tú estabas concentrándote en cada herida individual. Debes pensarla como un todo-movió mis manos hacia el pecho-Aquí, en el corazón, está el todo. Pero por el momento, puesto que nunca has podido explorar ni explotar tu magia con total libertad, vamos a elegir sectores. Primero la cabeza, piensa en toda la cabeza. Su rostro, su cabello, su interior y lo más importante su mente. 

-¿Eh?-exclamó Tony, pero lo callé con la mirada. Algo de lo que decía Elysar, sentía que era cierto. 

-Soy una maga de cambios de estado. Por lo que siempre me concentro en heridas individuales, para cambiar de estado a sanas…

-Lo sé. Pero puedes ir más lejos. Dejá de pensar en estados individuales. Puedes cambiar todas esas heridas y magulladuras a un todo sano. Concentra tu energía, tu poder, en todas esas heridas. No en una sola. Cierra los ojos, e ilustra en tu mente vacía, una cabeza.

-¿Una cabeza?-repitió Anthony.
Lo miré y asentí, dispuesta a llevar a cabo el ejercicio. 

-No dejes que las emociones nublen tu concentración. Solo piensa en eso: Una cabeza.

-Una cabeza-repetí y cerré los ojos.

Me sumí en un profundo silencio y quietud. Mi mente se ilustró de blanco, y no pensé en nada más que en el rostro de mi amigo lastimado. Traté de curar una por una sus heridas, hasta darme cuenta que volvía a ser lo mismo que antes.
Una cabeza.
Una cabeza sana.
Un rostro sin heridas.
Un rostro entero.
Lentamente, sentí que de mi cuerpo empezaba a emerger una energía desconocida, pero al mismo tiempo, cálida. Que empezaba a liberarse, la luz que tanto tiempo había llenado mi cuerpo hasta desbordarse. Ahora se sentía un poco vacío, más libre. 
Con pesar, abrí los ojos y me encontré con los mismos ojos castaños llenos de vida de Anthony. Sonreí alegre al ver sus rostro limpio, sin ninguna herida y curado completamente.

Cenizas de DragónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora