💫La Revelación Oscura💫

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¤Junipher Thot¤

Corríamos a toda velocidad a través del frondoso bosque que rodeaba a Sephira. El grito de auxilio se repetía en mi mente, impulsándonos a seguir adelante. El ambiente se volvía cada vez más oscuro a medida que nos adentrábamos en la densidad de los árboles, y el silencio parecía envolvernos como una manta ominosa.
Finalmente, emergimos en un claro iluminado por la luna llena. Frente a nosotros, se encontraba una escena que nos dejó sin aliento. Un grupo de hombres vestidos con armaduras negras rodeaban a una figura extraña encapuchada y herida.
Jalé a mi amigo para que quedara detrás mío, ocultos por un gran árbol. Me concentré mejor en la figura encapuchada y pude ver que se trataba de un anciano. Aquello hizo que me enojara aún más.

- ¡Dragos! -exclamé en un susurro enfadado, Tony me sujetó el hombro con fuerza al notar mis intenciones de querer ir y matarlos por mi cuenta.

Los Dragos son una organización de cazadores de hechiceros que buscaban eliminar cualquier rastro de magia en el reino, mandados por los reyes Drago, cuya originalidad en el nombre de su ejército, se hallaba perdida. Temidos y poderosos, representaban una amenaza para nuestra seguridad y para los secretos que guardamos. A pesar de las historias que se dicen de ellos, la organización de los caballeros Dragos viene desde hace mucho tiempo, al igual que el reinado que los lideraba.

- No podemos permitir que lo capturen -dijo Anthony en voz baja, su mandíbula apretada con determinación. Lo miré confundida y agregó-Es obvio que ese pobre anciano es un hechicero, June. ¿Por qué parece que quieren llevárselo, entonces? Si fuera un traidor o desertor, sabes que hay otros...métodos de castigo para ello.

-Si, tienes razón. ¿Pero qué hace un hechicero, aquí? Creí que era la única-susurré.

-Parece que no, al menos en este sector. Como sea, parece un viajero porque nunca vi a ese viejo en mi vida. La cuestión es...¿Cómo lo ayudamos sin morir en el proceso o que se descubra tu estado? Todavía hay cosas que quiero lograr y vivir, sabes?

Miré la situación que estaba empeorando, en cualquier momento terminarían con ese pobre anciano. Sin decir nada más, me acerqué sigilosamente, escondiéndome entre los árboles. Escuché a mi mejor amigo susurrar desesperado mi nombre, y vi de reojo que se agarraba la cabeza y me seguía resignado.
Aprovechando nuestras muy pocas habilidades de sigilo, nos movimos con destreza para evitar ser vistos. Bueno, solo aprovechamos los arbustos y árboles, y los gritos de la pelea a nuestro favor.

- Juniper, ¿qué deberíamos hacer? -susurró Anthony, su rostro se mostraba estresado y preocupado-No vayas a hacer ninguna estupid...

Miré al hechicero herido, ignorando los susurros frenéticos de mi amigo, luchando contra las ataduras que lo aprisionaban. Los hombres no dejaban de acercarse a él, y herirlo con sus espadas y palabrotas. La impotencia que me generaba aquella escena, mezclada con ese cosquilleo en mi interior, hacía que me cueste pensar racionalmente en un plan. La vista se oscurecía, solo dándome luz de la escena violenta que tenía enfrente.
De pronto, la mirada de aquel supuesto hechicero se encontró con la mía, y en ese instante, sentí una conexión instantánea. Era como si nuestras almas se reconocieran, como si la magia en mí resonara con la suya. Como si es cosquilleo dejara de serlo, para pasar a una llama prendida.

- Debemos ayudarlo, Anthony. No podemos quedarnos de brazos cruzados mientras lo capturan -respondí, mi voz llena de determinación. Y me lancé al combate.

-¡¿Qué estás haciendo?! ¡Demente! ¡DEMENTE, VUELVE AQUÍ!

Dejé de escuchar los gritos de Tony, que se movía nerviosamente detrás de un árbol. El cuerpo me quemaba, necesitaba liberar ese fuego para sentirme en paz, otra vez. Necesitaba liberar toda esta tensión, todo este poder que he estado sintiendo durante tanto tiempo. Seguí corriendo velozmente, mientras los involucrados en la pelea se percataron de nuestra presencia. Sentí una fuerza en mi brazo que detenía mi andar, estuve a punto de dar una patada como si tuviera experiencia en las peleas y no con cultivos, cuando me percaté de que se trataba de mi amigo.

-Yo usaré mis habilidades físicas para distraer a los Dragos y tú liberarás al hombre atado y lastimado. Ni se te ocurra usar tu magia, ¿Oíste? Ni se te ocurra, Juniper Thot. Porque seré yo quién te mate, en vez de los Dragos si la usas. Ahora corre detrás de mí, porque no falta mucho para que dos Dragos nos ataquen.-determinó con el tono más serio que lo escuché emplear en toda su vida.

-¿Cuáles habilidades físic...

-¡CORRE!-gritó jalandome del brazo, y empujándome para que corriera.

La adrenalina del momento estaba consumiéndome, Anthony no dejó que le explicara lo que me estaba pasando en mi interior. Escuché como dos hombres se abalanzaron sobre él, mientras le preguntaban qué hacía allí. Con pesar, cerré por unos segundos los ojos y me decidí a salvar al hechicero amarrado, dejando a mi amigo atrás.
Hice un desvío y al final, pude divisarlo, pero dos hombres lo estaban custodiando, aunque parecían pendientes de la pelea a unos metros de ellos. Me escondí detrás de un arbusto y el anciano me vio. Le hice una seña con la mano para que se tranquilizara. Él asintió, como agradeciendome y con esfuerzo movió una mano, y empezó a susurrar algo en un volumen demasiado bajo para ser escuchado.

-Oye, ¿Qué hace, viejo? Creí que ya estaba muerto-soltó burlón un caballero. Sin embargo, lo que pasó a continuación, me descolocó bastante. Los dos caballeros, cayeron dormidos en el césped, en un santiamén. Miré la escena, estática, sin entender lo que estaba sucediendo. El anciano, se giró hacia mi con ojos piadosos, se encontraba muy malherido y agotado.

Escuchaba a Anthony soltar un par de bromas, asique supuse que tan mal no debía estar yéndole. Le preguntaría si salimos de ésta, qué hizo exactamente, porque creí que al correr lo había entregado a la muerte. Vi de lejos, como mi amigo les arrojaba un panal de abejas y quedé sorprendida por su valentía. Los Dragos se confundieron, distraídos por el repentino cambio en el ambiente, ya que al parecer, mi amigo no estaba saliendo favorecido en la pelea. Aprovechando el caos, me acerqué sigilosamente al hechicero y, con un rápido movimiento de mi mano, corté las ataduras que lo sujetaban. Él me miró, un poco asombrado por ello, y yo maldije el momento en que la necesidad de usar magia escapó de mis dedos. Pero ambos éramos seres mágicos y buscados, así que debía estar bien.

- ¡Libre! -exclamé en un susurro, aliviada de verlo liberado.

El hechicero se levantó con dificultad, pero su mirada estaba llena de gratitud y determinación.

- Gracias, valientes jóvenes. Les debo mi vida -dijo, su voz llena de una antigua sabiduría.-Veo que eres una hechicera como yo, veo fuego en ti, pequeña.-asentí, emocionada por conversar con alguien de mi especie, pero él se tambaleó adolorido. Lo sujeté antes de que se cayera-Gracias, ya tendremos tiempo para hablar, pero no hay mucho tiempo para que ambos zoquetes despierten-señaló con la cabeza a los Dragos que se hallaban respirando tranquilamente en el suelo- mi nivel de magia se agotó, asique solo pude usar uno de los hechizos más fáciles de hacer, pero con menos efecto del esperado. Andando, querida joven.

Asentí, dispuesta a salir lo más pronto de allí, pero aliviada de una pequeña parte de la victoria en el improvisado plan hecho por Tony. Sin embargo, antes de que pudiéramos celebrar nuestra victoria, los Dragos se dieron cuenta de lo que estaba sucediendo. Sus ojos oscuros se cruzaron con los nuestros y no vi a mi mejor amigo por ningún lado. Nos rodearon rápidamente, a pesar de que trate de correr, pero el cuerpo que llevaba me lo hacía difícil. Sus armaduras brillando a la luz de la luna.

- No puede escapar esta vez, hechicero. Su magia no será suficiente para detenernos -amenazó el líder de los Dragos, una sonrisa malévola en su rostro.- Y en cuanto a ti...-me señaló-no sé quién eres, ni sé de tu amigo. Pero no me dan buena espina...asique serán asesinados.
Una oleada de temor recorrió mi cuerpo, pero me mantuve firme.

Sabía que tenía que proteger mi identidad de aquellos seres, pero la preocupación que me provocaba no saber de Anthony y el miedo de la situación, estaba generando que mis impulsos fueran difíciles de controlar.

Cenizas de DragónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora