Capítulo XIII.

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Betty se sorprende al escuchar que llaman a la puerta porque no esperaban a nadie, la única persona que visitaba a Cata era la señora del aseo.

B: ¿quién será? ¡puedes ver mi amor!

A: ¡claro que sí! y más si me lo pides de esa manera tan cariñosa, me encanta que me llames así. -se acerca y le da un piquito-

Armando se dirige a abrir la puerta, y sonriente mira a su mamá a quién saluda de beso, ve que viene cargada de bolsas de tiendas.

A: mamá ¿ahora qué tanto traes?

DM: cosas para ella Armando, porque solo hemos comprado para mis nietos y ella necesitará pijamas, batas, y otras cosas anda no seas curioso, llévame a verla...

Pasan a la habitación donde esta recostada con cojines en la espalda...

A: mi amor, ¡¡tienes una visita!!

B: ¿quién Armando?

DM: Beatriz soy yo...¿puedo pasar?... -dijo doña Margarita sonriente, quería que se sintiera tranquila al verla, lo que menos quería era mortificarla-

B: -sonrojada y muy nerviosa responde- ¡¡doña Margarita claro que s!!, pase, ¡¡que gusto verla!! No la esperaba.

DM: sí lo sé, no quise que supiera de mi visita porque no quiero que importunarla, le traigo algunas cosas espero sean de su agrado... -y pone las bolsas junto a la cama- ¡¡que razón tenía Armando cuando me dijo que estaba enorme su vientre hija!! pero es que son tres chiquitos, ¿cómo se siente?

B: -responde con timidez- muchas gracias no debió molestarse, pues agotada, me duele la espalda, me cuesta trabajo caminar, y levantarme cuando estoy sentada pero todo sea por estos chiquitines.

DM: puedo tocarla...

B: claro que sí.

Armando se acerca a ella y le habla a su panza.

A: hijos vino su abuelita a visitarlos, saluden no sean mal educados.

Al escucharlo las dos sueltan la carcajada ante lo dicho por Armando, sonó tan dulce.

DM: ¡¡quién me diría que te vería así Armando!! jajajaja ahora yo les hablaré a mis nietos, hijos como les dijo su papá que vine a verlos pero también a su mamá, -pone la mano y siente como se mueven- ohh pero que inquietos, igualitos a su papá así se movía dentro de mí...

Armando se emociona mucho, nunca había escuchado a su madre decir algo así.

A: ¿así me movía mamá?

DM: si hijo, Camila fue más tranquila, pero tú me levantabas unos bultos en mi panza que para que te cuento, estabas muy grande, y te movías mucho, pero más cuando escuchabas la voz de tu papá.

B: mis hijos igual, al escucharlo se inquietan bastante.

DM: ay hija prepárate, porque si se parecen a Armando te darán mucha guerra por la noche, Armando lloraba, más bien gritaba toda la noche y me daba mucho trabajo dormirlo, yo ya me caía de sueño, había momentos que dormitaba por el cansancio, pero sentí miedo a tirarlo y optaba por lavar mi cara para despertarme porque él nada que se dormía, apenas sentía que lo dejaba en la cuna y de inmediato gritaba, pensé que me reventaría el oído.

A: ¿en serio mamá?

DM: si hijo, fuiste muy inquieto siempre...

B: no me asuste, ¿qué voy a hacer? ¡y con tres!

A: tendrás quien te ayude Betty, no te preocupes por eso.

DM: hijo tendrás que ayudarla que más hacen, aunque si ven muy complicado busquen por las noches dos enfermeras, porque Armando tienes que trabajar, tu papá dormía en otra habitación por lo mismo, para dormir y pudiera trabajar, les sugiero que en el día las muchachas que conseguimos y que por cierto ya hablé con ellas y me parecieron buenas, son solteras ya mayores, y lo mejor que tienen experiencia en bebés, me comentaron que ellas criaron a los hijos de la familia Arango que se mudó a San Andrés, ellas que trabajen en el día y las enfermeras por la noche, en caso que se vean desbordados, yo ya soy mayor para ayudarlos, ya no aguanto las desveladas, y los primeros meses así es.

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