Capítulo XIX.

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El matrimonio Mendoza llega a su casa acompañados de su hija y su nieto, Camila no podía creer que ya estaban en Bogotá tenía siete años que no estaba de visita, ese tiempo estuvo ausente de su país sin visitarlo y al que extrañaba tanto, durante el trayecto a su casa no dejaba de hablar entusiasmada, el chofer se encargó de bajar las maletas, estaba lloviendo en Bogotá, y la noche era fría, así que entraron a la casa apresurados y el servicio les tenía listo ya comida caliente, y chocolate, porque doña Margarita las llamó veinte minutos antes.

C: nana... ¡qué alegría verte! -dice sonriente abrazando a su nana Queta quien esperaba que llegaran a pesar de la hora, tenía ganas de ver a su niña-

Nana: ¡¡mi niña Camila!! tan bonita y elegante como siempre que alegría verla de nuevo en esta casa, pero este jovencito está muy guapo y grande, siéntense ya les sirven un chocolate caliente, yo lo hice como le gusta niña, con un poco de café, y preparé este pastel para que lo acompañes.

C: gracias nana, si es muy guapo mi Robert, -le explica en alemán quien es la nana y que les preparó su pastel favorito- hace tantos años que no como esto, gracias por darme gusto- dice agradecida-

DR: Cami, hijo, quizás ustedes no tengan sueño por el cambio de horario, pero a mí me van a disculpar, yo me retiro a descansar, mañana platicamos, es que los años pesan hija, los dejo saborear la comida de la nana, me duelen mis huesos de frio ya quiero ir a la cama.

C: si papi no te preocupes, gracias por ir a recogernos, te quiero, buenas noches. -dijo cariñosa-

DM: yo los acompaño un rato hija, igual me tomo un chocolate con ustedes, ya te alcanzo Roberto.

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Armando fue al día siguiente a casa de sus padres, entró sonriente, tenía tantas ganas de abrazar a su hermana, a su sobrino, ellos se querían mucho, siempre fueron muy unidos, tenían una excelente relación de complicidad, ellos se contaban todo desde pequeños, entra al comedor y ahí están sus padres su hermana y su sobrino, la familia completa almorzaría después de tantos años.

A: ¡¡Camila hermanita!! -dice fuerte... ella se levanta y corre hacia él que tiene los brazos extendidos y se abrazan muy contentos, Armando la alza y le da vueltas en el aíre, ante la mirada sorprendida de sus padres y su hijo, se besan la mejilla los dos, se querían tanto.

C: Armando, ¡¡que rico verte!! estas guapísimo como siempre, no sabes lo que soñaba con este momento, luego de nuestras conversaciones que tuvimos últimamente, tantas cosas que pasaron, pero por fin se solucionaron, te quiero mucho hermanito.

A: yo te quiero más Cami, estoy feliz de que estén aquí, ¡pero bueno mi sobrino esta enorme, y muy guapo como su tío Armando!

Camila le habla en alemán a su hijo diciéndole que salude a su tío Armando, el niño se levanta, y Armando lo abraza sonriente... -hijo que gusto verte, los quiero mucho-

El niño si entiende eso que le dice y tímido responde, ya que no los ve seguido, en realidad muy pocas veces se han visto, aunque su mamá le habla mucho de sus abuelos y su tío.

R: gracias tío Armando -dice con su acento extranjero arrastrando la letra R-

A: papá, mamá buenas tardes, -se acerca y les da un beso a los dos-

DM: hijo vamos a almorzar, por favor nana que le sirvan a mi hijo.

C: ¿y Betty, y mis sobrinos?

A: ¡¡no vieras la noche que nos dieron mis hijos!! aunque ya duermen más, anoche estuvieron muy inquietos, lloraron hasta muy entrada la madrugada, ahhh no ha sido fácil, hay noches buenas y otras no tanto, pero están divinos, para no hacer tanto movimiento le dije a mi Betty que más tarde llegábamos para que los conocieran, bueno cuando ustedes digan Cami porque con el jet lag supongo están cansados y querrán recuperarse.

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