Jardín

132 14 4
                                    

Al verlo, Slime, Quackity llevaba una camisa simple, junto con unos jeans no muy apretados y pies descalzos a los que lo único que los cubría era un par de medias de color blanco, su pelo lucia esponjoso y suave, a Slime le dio ganas de acariciarlo.

-Este es mi hogar, Slime- Quackity lo presentaba con una clase de honor a pesar de los descuidos que presentaba.

-Es un honor para mi ser recibido aquí- Slime sonrió y dio una reverencia como si este usará un vestido.

Quackity lo condujo hasta el living, donde en la pequeña mesa había un paquete de latas de cerveza, pequeños snacks y un paquete de cigarro a la esquina. El azabache se dejó caer al sofá, se estiró y se alcanzó una lata, Slime, de igual manera, se tiro al sofá y, mientras comía unos snacks, también agarro una lata.

-¿Y... tú fumas, Quackity?- fue la primera pregunta de Slime, curioso por la respuesta obvia de su amigo.

-Sí, fumo- dejó la lata en la mesa de nuevo y eligió cigarro, luego fue a buscar el encendedor-, ¿te causa curiosidad fumar?

-¡No, no, para nada!- hizo un gesto con las manos, sacudiendolas- No quiero sonar grosero, pero no me parece sano fumar... -miro para un costado, luego recapacito- ¡Sé que es una adicción y que es complicado dejarlo y..., por eso no quiero intentarlo!

-No hay problema- Quackity sonrió, mientras dejaba el humo del cigarro esparcirse-. Me parece más que correcto que no quieras intentarlo, dejarlo es verdaderamente un reto...

Ambos no sabían como seguir la charla, verdaderamente no sabían que preguntar o de que hablar, Quackity decidió prender la televisión, quizá puedan encontrar algún tema viéndola. Apenas la pantalla llegó a iluminarse, estaban pasando una película, al parecer, romántica donde ambos personajes parecían confesarse al uno y al otro; los diálogos no podían escucharse con total claridad ya que, la señal de aquel aparato no era muy buena.
Charlie no pudo evitar embalsamarse por las no muy claras frases de ambos protagonistas, Quackity lo observó; observó aquellos cachetes, casi palidos, teñirse de aquel tono carmesí que lo sentaba muy bien.

"Sus cachetes... están rojos" recalcó en sus pensamientos, inevitablemente, él también se tiño al mismo color.

Slime desvío su mirada a Quackity, el cual había estado mirándolo por un tiempo, Slime no evito sonreír ante el pequeño pánico que surgió en su ser.

"Quackity... ¿ah esta mirándome así...? ¿Hace cuánto tiempo ya...?", las dudas en Charlie no tardaron en surgir, aunque aveces si habían tenido estos momentos de miradas, le surgía la duda de cuando y cuanto había estado de esa manera. "Parece estar embobadado cuando me mira así, ¿que clase de belleza ve en ?".

"Me alegra que no se haya asustado, o angustiado respecto a como lo miro, juro que podría estar observándolo por horas...", la hermosura que Slime tenía, por naturaleza, causaba grandes palpitaciones en el corazón a Quackity, esto no solía ocurrirle seguido, de hecho, hace tiempo que no sentía esto... "¿Sus ojos lima? ¿O sera su pelo castaño...? ¿Quizá su delicadeza...?"; la mente del azabache se inundaba de preguntas respecto a lo enigmático de su "amigo".

-¡Tus ojos son muy bellos, Quacks! -fue un cumplido que le dio- ¡Parece una semilla de café! Tan deliciosa...

-¡¡Mmm!!- Quackity se tapo la cara, su cara la sentía ardiente, el humo del cigarro seguía- Gracias..., los tuyos parecen limas... -agradecio, junto con una extraña timidez.

Ambos apartaron las miradas del otro, los cumplidos a ambos los ponía como unos tomatitos.
De pronto, otra pregunta le surgió a Slime: aquella cicatriz de Quackity. Nunca pregunto por ella ya que le parecía algo descortés pero, ahora, viendo que ambos tenían una cierta confianza al otro, decidió preguntar:

The Postman (Quackity y Slime)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora