A SooBin le gustaría que BeomGyu hablara más. Tener una pequeña charla, tal vez algunas risas.
En cambio, todos los días a las diez de la mañana SooBin llegaba a su asiento compartido con él para la clase de álgebra mientras lo veía dormir con sus audífonos inalámbricos puestos. BeomGyu era alguien callado, reservado y se atrevía a decir solitario. No sabía si era algo personal con él o si así era en general. En cambio, a pesar de su curiosidad no se atrevía a hablarle ya que no quería incomodarlo.
Le gustaba verlo; su cabello negro cayendo por su frente, su mejilla recargada en sus brazos sobre la mesa, su suéter —mayormente cárdigans de colores neutros— colgando sobre sus piernas, sus pies cruzados. Sus abundantes y bonitas pestañas cayendo sobre sus mejillas, su boca a veces entreabierta y a veces cerrada. Su ronroneo constante que se ve interrumpido cuando el maestro llega y toma buena postura para empezar a tomar apuntes.
A veces, cuando SooBin llega antes que sus demás compañeros y ve a BeomGyu descansando, juntaba sus narices y suspiraba la respiración del menor. Se imaginaba dejando un beso en sus labios.
Cuando BeomGyu le tocaba suavemente el hombro y le pedía sus apuntes, SooBin saltaba internamente. Cuando tenían que hacer un trabajo en parejas no necesitaban palabras para saber que ambos querían estar juntos; probablemente BeomGyu no era el mejor en álgebra pero suspiraba con cariño cuando el mayor le explicaba pacientemente todas y cada una de sus dudas.
El reloj marcaba las 10:50 cuando BeomGyu tenía que cambiar de salón, así que se despedía de SooBin agitando su mano en el aire y el mayor le sonreía. A veces como agradecimiento a sus tutorías voluntarios le dejaba en la mesa un dulce y el mayor lo comía con una enorme sonrisa iluminando su rostro. Sus actos le traían consecuencias de las buenas. Cuando SooBin pensaba en BeomGyu recordaba ese perfume fresco pero discreto que emanaba solo al estar tan cerca de él que quería abrazarlo hasta consumirlo en su pecho.
Los post-it en su lado de la mesa no se hacen de esperar; evolucionan de caritas sonrientes a dos personas echas de palito tomándose de la mano una a la otra. SooBin las guardaba en su carpeta y él, cuando BeomGyu se levantaba y descuidaba su asiento, le dejaba un retrato pequeño del menor distraído en clase echo a lápiz y mucho borrador.
Los lápices que SooBin le pedía siempre regresaban, unas veces completos, otras veces con mordiscos que el mayor les dejaba sin darse cuenta mientras intentaba resolver una ecuación rápidamente. No le molestaba, era la marca personal de SooBin.
Los viernes eran una tortura ya que ese día no había clase de álgebra. BeomGyu tendía a ir a desayunar en ese hueco de su horario, SooBin iba a su club de ajedrez.
Sin embargo, sus miradas siempre se buscaban en los pasillos, entre los casilleros, en el espejo del baño, en la cancha de fútbol. Y cuando estas por fin regresaban a su estado natural de urgencia por verse, se esbozan sonrisas interrumpidad por sus mejores amigos burlones de la situación en que ambos se encuentran. Obvia para muchos, difícil para ellos dos.
Donde SooBin tiene miedo al rechazo de su amor escolar, y donde BeomGyu no tiene el valor de expresarse sentimentalmente.
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siempre tú ☆ soogyu
FanficDe pronto me acordé de ti, siempre estabas tú. Siempre serás tú. one shots de mi autoría. » portada hecha por mí. 2023.