trainees

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El día que BeomGyu entró por la puerta de la sala de prácticas aquella calurosa tarde con esa chaqueta negra y botas que tintineaban debido a las cadenas que las adornaban, fue raro si se lo preguntaban a SooBin. Para llegar a la empresa, SooBin tenía que caminar algunos kilómetros hasta la estación del autobús lo cual le hacía sudar, especialmente en esas calurosas tardes de junio. Ver a alguien cubierto por ropas negras y pesadas que definitivamente no dejaban nada de frescura entrar a su cuerpo, aretes y perforaciones en las orejas, además de un estuche de guitarra en su espalda... Sí, le resultaba extraño, casi alucinante.

Lo cierto es que debajo de ese flequillo largo y delineador negro, había un chico totalmente distinto a lo que pensaba. Pero SooBin tardó tiempo en descubrirlo.

¿Quién era ese tipo? ¿Qué se creía, entrando por la puerta sin saludar a nadie más que los entrenadores y profesores? ¿No veía que había más chicos en el lugar?

Él no era el rey del mundo ni el dueño de todo lo que veía, simplemente era un trainee más esperando debutar a cómo diera el lugar. SooBin no era alguien fácil de alterar, era necesario algo realmente exaltante para hacerlo perder el juicio, pero cuando escuchaba el pase de lista y los profesores mencionaban el nombre del chico al fondo del salón, su piel se enchinaba de furia.

— ¿Está Choi BeomGyu aquí?

— Lo estoy.

Está bien, sonaba algo exagerado cuando realmente nunca había hablado con él en los días anteriores, no sabía la razón de su enojo pero no quería una respuesta racional. Honestamente lo que SooBin quería era que, que cuando BeomGyu saliera por la puerta principal en busca de algo de comer en la tienda de conveniencia, jamás volviera.




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— SooBin, ¿puedes calmarte? Me pones de nervios — dijo TaeHyun para después dar un trago a su botella de agua —. Dios mío, no me miras a mí y aun así siento que lo vas a asesinar en cualquier momento.

La profesora de baile entró a la sala de prácticas y el pequeño bullicio calló inmediatamente. Los quince chicos hacían estiramientos para tener una clase adecuada, pero BeomGyu, que aunque ya usaba pantalones flojos y cómodos aún cargaba ese tonto gorro negro, miraba a su libreta mientras probablemente hacía algunas anotaciones de algo desconocido para los demás.

— Estamos entrenando para ser ídolos — dijo SooBin apartando su vista y volviendo a TaeHyun, quién puso los ojos en blanco sabiendo a dónde se dirigía —, y actúa como si estuviera en su clase de dibujo de la secundaria.

— O escribiendo una canción que algún día podría ser un éxito — contradijo el menor en un claro intento de hacerle saber que estaba en desacuerdo con su odio injustificado —. ¡Él no está haciendo nada! Solamente deja de pensar en él y concéntrate en lo tuyo.

SooBin cambió de pierna y estiró la pierna derecha mientras ponía sus manos en su talón.— Justamente eso es lo que me molesta, ¡no hace nada!

— ¿Hablamos de la misma persona? ¿La que está en los primeros lugares de las evaluaciones mensuales desde que llegó a la empresa? No creo que tengamos la misma definición de hacer nada.

De nuevo TaeHyun con ese tema de que BeomGyu era bueno en todo. Si tan genial era, quería asustarlo. Acorralarlo enfrente del pizarrón que mostraba sus puntuaciones y mostrarle quién estaba por sobre él tal como alguna vez YeonJun hizo con él. Ponerle los pies en la Tierra.

Siempre que BeomGyu se cruzaba en su campo de visión, no podía evitar fruncir el ceño. Incluso cuando estaba en su cama a la hora de dormir, su mente retomaba las imágenes del día y ahí estaba él siempre, con sus ojos pequeños y cabello negro, escribiendo cosas en su libreta con un lápiz mordido, haciendo arreglos con su guitarra cuando las salas estaban solas.

siempre tú ☆ soogyuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora