Los viajes en carruaje eran aburridos, por no decir otra cosa.
Siempre debía haber tres carruajes diferentes. En el primero debería ir su madre, junto a la cabeza de caballeros para la protección de la reina. El segundo era de ella, junto a su institutriz Lilith Clawthorne y la segunda cabeza de caballeros.
Finalmente, el tercero, donde iban su dama de compañía, algunos guardias y uno que otro sirviente real para atender los caprichos más extraños que pueda tener su maste.
Y en vez de poder apreciar un paisaje verde que no vio en años por estudiar encerrada en el castillo, debe de repasar algunas precauciones con su institutriz para ser una buena invitada, futuramente una buena esposa y reina.
—En la siguiente regla —siguió recitando Lilith, el pergamino, aun enrolladlo, ocupaba todo un asiento contiguo al suyo, muchos de los consejos eran como ser una buena esposa.
Ser callada, reservada, dar la razón a su esposo en todo decisión, en su caso, su futuro esposo sabia manejar mejor un reino que ella (Deshaciendo toda educación en leyes y economía desde que era una niña, sabiendo que algún día subiría al trono). Según su madre, eran las normas para mantener un matrimonio feliz y no caer en su desgracia, abandonada con una hija que criar, dos hijos perdidos y un pueblo por sacar adelante.
—Señorita Lilith —llamo el guardia—. Llegamos al reino, le pedimos que se alisten para bajar al castillo, nos tomara unos minutos.
—Bien —respondió Lilith, se puso en pie en el estrecho ambiente, enrollando todo su pergamino y arreglándose el liso cabello negro, elimino alguna pelusa invisible de su vestido—. Princesa, le suplicare que este lo más presentable, hoy conocerá al emperador Belos y a su sobrino, el príncipe Hunther.
—De acuerdo, Lilith.
—Recuerde sus lecciones, debe de dar la mejor impresión posible, sea educada, sonriente, el Emperador es un hombre tradicional, no hable si no se le pidió...
—Gracias Lilith —el agradecimiento vacío resonó entre el carruaje, miro el nuevo paisaje que le ofrecía el nuevo reino, algunas montañas verdes eran visibles, muchas de las casas más alejadas del castillo estaban algo viejas como si nadie viviera en ellas y el bosque era oscuro, sin ningún rayo que pueda colarse por las copas tupidas.
—No hay de que, princesa —murmuro Lilith, empezando a arreglar su cabello, nuevamente. Ambas eran el reflejo de la otra, si la institutriz hacia un buen trabajo, la princesa debería de ser perfecta.
Si la princesa actuaba perfecta, la institutriz hacia bien su trabajo.
Dependían de ellas para sobrevivir en los puestos, Lilith siendo hija del pueblo, tuvo que sacrificar muchas cosas para estar en su puesto actual. Ella misma que sacrifico su vida entera para no ser la vergüenza del reino ni de su madre.
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Mi reina | The Owl House AU | Lumity
Fiksi Penggemar| The owl house AU | La Casa Buho AU | Royal AU El destino era fijo, no tenia otra alternativa más de la que caer en ese compromiso al cumplir sus diecinueve años. Su vida así lo decidió, el destino lo decidió, su madre lo decidió, el Emperador lo...