Marcy (Los Originales)

Capitulo 46

Flashback :

El día después de ser llevado a la casa de los Mikaelson, Marcel deambuló sin rumbo por el complejo buscando desesperadamente su propósito. Observó a los sirvientes lavar la ropa y fregar los pisos, pero cuando tomó un cepillo para ayudarlos, Elijah Mikaelson lo regañó y le dio un libro en su lugar. Sus dedos temblaban mientras sostenía el libro, sus cejas se fruncían nerviosamente en la parte superior de su cabeza, temiendo que fuera un truco. Sabía que se suponía que los niños como él no sabían leer y que había consecuencias terribles para los que lo sabían. Recordó que un niño mayor que se quedó en la choza cerca de él había aprendido de alguna manera a deletrear su nombre. 'Todd', les decía con orgullo a los otros chicos. 'TODD Todd.' Al día siguiente, los capataces lo sacaron a rastras de su casa, lo golpearon delante de todos,

Marcel miró con cansancio a Elijah. Parecía un hombre muy severo. Siempre tuvo una postura perfecta, siempre bien arreglado y siempre muy serio.

"No sé leer, señor", murmuró, esperando haber dado la respuesta correcta.

"Nunca es demasiado tarde para aprender", respondió Elijah golpeando la portada del libro con la punta de los dedos. "William Shakespeare. Estas son sus mejores obras, por lo que serán entretenidas además de educativas. Acompáñenos".

Marcel se quedó desconcertado mientras Elijah se dirigía hacia la biblioteca. "¿Me vas a enseñar a leer? P-pero no estoy posado... no puedo".

Elijah pudo ver la incredulidad escrita en el rostro del niño. Se volvió hacia él y le dijo: "No con esa actitud. Uno debe decidir en su mente que puede hacer algo antes de intentarlo y intentarlo se vuelve mucho más fácil".

Marcel sacudió la cabeza con vehemencia, "N-no. No he posado". Marcel miró con nostalgia el libro que tenía en las manos. "Los chicos como yo... no posamos".

De repente, comprendiendo la inquietud del niño, Elijah dijo: "Marcellus, ¿entiendes por qué les pagamos a nuestros sirvientes, y me refiero a TODOS nuestros sirvientes, un salario decente por su arduo trabajo?"

Marcel miró por la ventana y observó cómo dos de los sirvientes de Mikaelson trabajaban: un hombre, de piel no más clara que Elijah, clavaba clavos en una cerca rota, empapado en sudor por el sol abrasador, y una mujer del mismo color que él fregaba la tierra. de una de las camisas de vestir de Niklaus contra una tabla de lavar en una tina con una de las aguas más burbujeantes que Marcel había visto jamás. Ambos dejaron lo que estaban haciendo cuando una joven salió con una jarra de té y varios vasos llenos hasta el borde con hielo. Hablaron y rieron entre ellos de una manera agradable que Marcel nunca había visto antes.

"Marcellus", llamó Elijah, captando la atención del niño nuevamente. Luego, sin esperar a que Marcel recordara la pregunta que hizo, Elijah dijo: "Es porque no creemos que el valor de una persona esté determinado por nada más que lo duro que esté dispuesta a trabajar para lograr sus objetivos. No por características físicas arbitrarias. El mundo del que viniste, Marcelo, ya no es el mundo en el que vives".

El rostro de Marcel se arrugó por la confusión y Elijah no pudo evitar una pequeña risa que se escapó.

"¿Niklaus te ha dicho quién es?", preguntó, decidiendo explicarle las cosas al chico de otra manera.

Marcel recordó el día anterior. Klaus acababa de terminar de ponerle un vendaje nuevo a sus cicatrices cuando decidió que si Marcel viviría con ellos y estaría rodeado de sus aliados sobrenaturales, debería saber la verdad más temprano que tarde. Sentó al niño en su habitación y le contó la historia de la Bruja Original. Marcel estaba muy familiarizado con la brujería. Siempre escuchaba a muchos esclavos susurrar sobre las brujas en el pantano. Luego, Klaus le explicó sobre los Vampiros Originales, asegurándose de enfatizar que ninguno de ellos jamás lo lastimaría a pesar de lo que pudiera verlos hacerle a otras personas, pero MARcel no tenía miedo. Estaba fascinado con el concepto de seres poderosos e inmortales que podían hacer lo que quisieran. Era la idea de los hombres lobo lo que aterrorizaba al niño. Un hombre que se convierte en bestia en luna llena y arrasa salvajemente los pueblos cercanos, matando sin control. Fue suficiente para mantenerlo despierto toda la noche. Niklaus se abstuvo de contarle al niño sobre los híbridos, temiendo que Marcel comenzara a temerle como lo hizo con los hombres lobo en su historia.