𝟔𝟓

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Dejo pequeños besos en su hombro y cuello incluso cuando ya está en un profundo sueño. Su respiración me tranquiliza, paso mis manos por su cadera hasta sus costillas y dejo un último beso en su mejilla para luego salir de la cama y cubrirlo con la cobija.

Con todo lo que ha pasado casi no siento dolor en mi mano por golpear el cemento durante la pelea, pero se que mañana preferiré que me corten el brazo. Así que camino al baño después de ponerme un bóxer limpio y desinfecto las pequeñas cortaditas. Luego tomo un baño rápido y cubro hasta mi muñeca con una venda. Entre más me concentró en mi mano más dolor comienzo a sentir.

Cuando salgo ya son más de las tres de la mañana. No tengo sueño, no puedo evitar pensar que lo que hice está mal en más de un sentido. Doyoung me acaba de cambiar, pero... Es difícil explicarlo incluso conmigo mismo.

Me pongo un poco de perfume para no oler tanto a sudor y me meto debajo de la cobija para abrazar su cuerpo. Hace tanto que no dormía con alguien en mi cama que olvidé lo bien que se sentía. Incluso cuando su cuerpo es diferente, me gusta de maneras distintas a la normalidad de la anatomia de una mujer, simplemente me gusta.

Doyoung se remueve un poco y toma mi brazo para abrazarlo, me pego a él hasta que mi pecho toca su espalda y mi rostro está oculto en su nuca, calentando el aire que sale por mi nariz. Aunque no esté cansado, cierro los ojos y me concentro en la respiración de Doyoung como si fuera las canciones que mi madre me ponía para dormir cuando era pequeño.

—Hola —susurro cuando veo a Doyoung despertar un poco.

Ni siquiera ha amanecido, afuera se escuchan aún una pequeña llovizna y caigo en cuenta de que se acerca el invierno. En la habitación hace frío incluso cuando estamos cubiertos.

—Hola —sonríe y gira su cuerpo para mirarme—. ¿Qué hora es?

—Casi las ocho —digo después de ver la hora en mi celular, ignorando todos los mensajes y llamadas perdidas—. Deberíamos desayunar un poco antes de ir a la oficina del policía —Doyoung hace una mueca y asiente con la cabeza—. Puedes bañarte mientras hago el desayuno, ¿Bien? —pregunto y dejo un pequeño beso en sus labios para después salir de la cama—. Ya dejé algo de ropa en el baño. Te... Te daré privacidad —sonrío un poco con las mejillas ligeramente rojas y luego salgo de la habitación para ir hasta la cocina.

Hasta que estoy abajo y siento el frío, me doy cuenta de que olvidé ponerme aunque sea un pantalón, así que espero a escuchar la puerta del baño cerrarse y el agua comenzara a caer para subir y ponerme un pantalón pijama.

Preparo huevos revueltos, tocino y jugo de naranja para desayunar. No he ido a comprar comida y no tenía muchas opciones. Sirvo los platos y me siento a esperar a Doyoung. Aunque no tarda mucho y lo veo bajar con una camiseta que se acomodaba a su figura y el pantalón pijama igual al mío.

—Hola —digo de nuevo mientras como un pedazo de tocino—. ¿Estás bien? —pregunto mientras me levanto y camino a él.

—S-Sí —sonríe un poco, pero nota que no le creo y hace una mueca para mirar el suelo—. Es sólo que... Duele un poco —dice con las mejillas rojas.

—Oh... perdón —digo un poco, dudando si eso es lo que quiere escuchar—. Doyoung, y-yo no quería... Lastimarte ni hacerte sentir que fue por lástima —lo tomo de su menton y hago que me mire—. Te dije lo que significó para mí y espero haya significado lo mismo para ti —quiero abrazarlo—. Es difícil de creer conmigo, puedo ser "rudo", malhumorado y muchas cosas poco agradables. Pero... Cada beso y caricia que tengo con alguien siempre es algo especial —digo con duda de si esa palabra describe bien lo que siento—. No eres la excepción. Me gustas y por si quieres saberlo... No me arrepiento de lo de anoche. Y tampoco creo que seas asqueroso ni un error. Eres hermoso y una increíble persona.

Aprieta sus labios para no sonreír, pero sus ojos se achinan un poco y al final se pone de puntas sobre sus pies para tomar mis mejillas entre sus manos y besarme con una sonrisa en su rostro.

—Se nos va a hacer tarde —digo sin molestarme en evitar sonreír—. Y la comida se va a enfriar.

—Perdón —dice y mira a la mesa—. Gracias.

—No importa —digo mientras camino con él a mi lado y nos sentamos—. Y... ¿Tú conoces a tu tío? —digo, cambiando de tema cuando comenzamos a comer.

Doyoung ladea la cabeza y se limpia la boca con la mano, así que le doy una servilleta y él se disculpa.

—Algo así —se encoge de hombros—. Mi mamá me habló de él cuando era más pequeño —bebe un poco de jugo—. Se llama Junmyeon o algo así. Fuimos con él un tiempo de "vacaciones" para estar lejos de mi padre. Pero él nos encontró y nos hizo regresar.

—Oh... ¿Y tu tío no hizo nada? —pregunto con interés.

—Mamá le dijo que no hiciera nada o empeoraría las cosas y él saldría herido. Así que... No, no hizo nada —dice con una mueca.

—Perdón. N-No quería que lo recordarás, es sólo... No lo sé —me encojo de hombros—. Creo que ya pasaste demasiado como para que allá sea igual.

—Él es bueno hasta donde recuerdo. —dice y comienza a comer como si no quisiera continuar platicando, así que me callo y terminamos de comer en silencio.

—Toma —digo, pero le pongo el beanie blanco antes de que lo tome.

Ahora Doyoung lleva una camiseta y una chaqueta negra que por dentro iba afelpada que me pertenecia y los jeans que llevaba ayer. Yo llevo una camiseta con un tono celeste grisaseo y un pantalon blanco, y queriendo estar igual que Doyoung me puse un beanie del mismo color.

—¿Duele mucho? —pregunta, viendo mi mano vendada.

—Algo, sí —admito y meto mi mano en el bolsillo de la chaqueta—. Afuera hace mucho frío, ¿Estás bien? Porque estás pálido.

—Sí —asiente—. Espero no te pongas palido igual y se te quite ese tono caramelo tan bonito—mis mejillas se sonrojan y el ríe—. Perdón.

—Ya vayámonos, niño —digo mientras abro la puerta y dejo que pase primero para cerrar la puerta al salir.

𝐉𝐀𝐄𝐃𝐎 -𝐆𝐘𝐌Donde viven las historias. Descúbrelo ahora