Capítulo 10

23 4 0
                                    

Mi-suk nunca había sido el centro de atención. Desde que llegó al instituto, se había mantenido al margen, sin hacer amigos ni enemigos. Su única pasión era la música y  se supone que estudiar, y se refugiaba en sus auriculares para escapar de la realidad. No le importaba lo que pensaran los demás de ella, siempre y cuando la dejaran en paz.

Todo había pasado tan rápido y sin imaginarlo comenzó a salir con Jeno. ¿Qué le había visto él a ella, una chica tan insignificante y aburrida? Pensó que era una broma cruel, pero Jeno le aseguró que hablaba en serio. Le dijo que le gustaba su voz, su sonrisa y su solidaridad, y que quería conocerla mejor. Mi-suk aceptó, sin saber muy bien qué hacer, había salido ya con alguien pero lo ve como algo que no valió la pena y ahora con Jeno se siente bien, aunque al comienzo no sabía cómo actuar, ni qué decir, ni qué esperar. Jeno, en cambio, parecía tenerlo todo bajo control, la hacia sentir especial, querida, feliz.

Pero no todo era tan bonito como parecía. Pronto, Mi-suk se dio cuenta de que su relación con Jeno tenía un precio. Y ese precio era el odio y la envidia de los demás. De repente, se convirtió en el blanco de todas las miradas. Las chicas que antes la ignoraban, ahora la despreciaban. Le lanzaban miradas odiadoras, le hacían comentarios maliciosos, le ponían motes ofensivos. Los chicos que antes la evitaban ahora ponían su mirada en ella. Todos querían saber cómo había logrado conquistar a Jeno, aquel chico que parecía imposible de enamorar.

Mi-suk se sintió abrumada, asustada, angustiada. No estaba preparada para soportar tanta presión. Agradeció no tener amistades, porque así no tenía que darle explicaciones a nadie. Claro que quería seguir siendo invisible, pero ahora más que nunca recibía muchas miradas. Algunas personas quisieron acercarse y saber más de ella, pero Mi-suk las rechazó, a la final agradeció que no la molestaran. 

Por otro lado, Jeno no había experimentado muchas transformaciones en su vida, a pesar de que su situación había cambiado drásticamente. Lo único que se había alterado era su cronograma, que ahora incluía más tiempo para dedicarse a su novia. Pero, misteriosamente, todo lo demás parecía seguir igual que siempre en su entorno. Sus amigos, su familia, sus estudios y trabajo, todo seguía su curso normal, como si nada hubiera ocurrido. Claro que sus compañeros de la universidad se habían enterado de su nueva afición y le habían preguntado al respecto. 

Él no había tenido más remedio que confirmarles la verdad, aunque sin entrar en muchos detalles. Pero, aparte de eso, nadie le había dado mayor importancia al asunto, ni le había tratado de forma diferente. De hecho, sus compañeros pensaban que se trataba de una simple etapa, una curiosidad pasajera que pronto se le pasaría. Ellos no podían comprender la profundidad de su interés, ni la satisfacción que le producía. Sin embargo, a medida que veían a Jeno más feliz y más seguro de sí mismo, comenzaron a sospechar que no se trataba de algo efímero, sino de algo que había llegado para quedarse. Y es que Jeno había descubierto una nueva faceta y no estaba dispuesto a renunciar a ella por nada del mundo.

La mañana del sábado, Mi-suk había invitado a Jeno a su casa para estudiar juntos. Aunque el apartamento de ella no era muy grande, habían encontrado un lugar cómodo en el sofá, donde cada uno tenía su propio espacio. Mi-suk estaba haciendo un trabajo de la asignatura que más detesta mientras que Jeno estaba leyendo un artículo de ciertos casos clínicos. Ambos tenían métodos de estudio diferentes, pero les funcionaban bien. Mi-suk prefería escribir a mano sus apuntes, mientras que Jeno usaba su IPad para tomar notas y buscar información. A pesar de la diferencia de materias, se apoyaban mutuamente y se ayudaban cuando podían.

Mi-suk admiraba la dedicación de Jeno, que parecía absorto en su lectura. Le gustaba ver cómo fruncía el ceño cuando encontraba algo difícil, o cómo asentía con la cabeza cuando comprendía un concepto. Le parecía muy inteligente y atractivo, y se sentía afortunada de tenerlo como novio. Sin darse cuenta, se quedó mirándolo fijamente, sin prestar atención a su propio trabajo.

Jeno, que no era tan observador, notó la mirada de Mi-suk y levantó la vista de su IPad. Le sonrió con dulzura y le dijo:

- Si necesitas ayuda en algo, puedes preguntarme. No te quedes callada.

Mi-suk se sonrojó y bajó la mirada. No sabía qué decir, pues no quería admitir que había estado observándolo durante más de media hora. Se sentía un poco avergonzada, pero también feliz de que Jeno le prestara atención.

- No, no es eso. Es que... me gusta cómo estudias. Eres muy bueno en lo tuyo.

Jeno se rió y le acarició el pelo.

- Gracias, pero tú también eres muy buena. Y me gusta cómo me miras. Aunque me distraes un poco, no puedo concentrarme.

Mi-suk se acercó a él y le dio un beso en la mejilla.

- Lo siento, no era mi intención. Pero es que eres muy guapo.

Jeno le devolvió el beso y la abrazó.

- No te disculpes, me encanta que me mires así. Pero tenemos que terminar nuestros trabajos, ¿no?

Mi-suk asintió y se separó de él.

- Tienes razón, tenemos que ser responsables. Vamos a seguir estudiando, y luego podemos hacer algo divertido.

Jeno estuvo de acuerdo y volvió a su IPad. Mi-suk también retomó su trabajo, pero no pudo evitar mirarlo de vez en cuando. Se sentía muy feliz de compartir ese momento con él, y esperaba que hubiera muchos más.

La mañana transcurrió muy rápido incluyendo la tarde, ya que había pasado dos horas desde que llegó la comida china que habían pedido. Ambos disfrutaron de la deliciosa comida Posterior a esto, continuaron haciendo las actividades, pero decidieron tomar un suspiro cuando observaron la hora; eran las 6:55 pm. Quizás pasar tiempo haciendo otra actividad que los involucraría más hubiera sido más divertido; pero ambas parejas no se quejaban; pudieron aprovechar gran parte del tiempo adelantando sus tareas y juntos.

Jeno se recostó en el regazo de Mi-suk y esta observó la tranquilidad de Jeno cuando cerró los ojos. La castaña comenzó a acariciar el cabello de su novio, mientras su vista se quedó mirando fijamente los labios. Lentamente se acercó a él y decidió darle un corto beso, sin embargo Jeno no dejó que ella se alejara, esta vez unió más sus labios con los de ella en un beso largo. Un beso que los hizo olvidar del mundo, de las tareas, del tiempo; un beso que los transportó a un lugar donde solo existían ellos dos.

Mi-suk sintió el calor de Jeno en su boca, y el latido de su corazón en su pecho. Se aferró a él con fuerza, como si quisiera fundirse con él. Jeno la abrazó con ternura. Era como si nada más importara, como si nadie más existiera, como si el tiempo se hubiera detenido, pero el tiempo no se detuvo, y el mundo no desapareció. De repente, la puerta se abrió con estrépito, y una voz familiar los sobresaltó. Era la hermana de Mi-suk, que entraba en la habitación acompañada de otros amigos cercanos a ellos. Llevaban algunas fundas de snacks, y habían planeado darle una sorpresa, pero no se esperaban encontrarlos en esa situación.

Mi-suk y Jeno se separaron rápidamente, y se sonrojaron al ver las caras de asombro y diversión de sus visitantes. La hermana de Mi-suk soltó una carcajada, y les dijo que no se preocuparan, que ellos también son  jóvenes y enamorados, aunque después fulmino a su hermana por no haberle dicho que  estaban juntos; quizás interrogaría a Jeno y lo molestaría un poco. Los demás amigos se unieron y les dijeron que se arreglaran porque tenían que celebrar que Mi-suk dejo la soltería. 

Mi-suk y Jeno se disculparon por su descuido, se levantaron del sofá y se arreglaron el cabello y la ropa. Se miraron a los ojos, y se sonrieron con complicidad. Aunque hubieran deseado que su beso durara más, sabían que tenían todo el tiempo del mundo para estar juntos. Al menos eso creían. 

--------------------------------------------------

------------------------------------

Entre odiarte o amarte es la segunda opción/ •°JENO°•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora