Capitulo 2: Resplandor enojado

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Un ojo se abrió de golpe cuando un ruido procedente de la cocina hizo que mis oídos quisieran cerrarse por sí solos. Simon estaba cantando, pero eso no fue lo que me hizo saltar de la cama. Me puse unos pantalones cortos limpios y corrí hacia el mostrador.

- "¿De dónde diablos sacaste todo esto?" - Pregunté, mirando boquiabierto los platos de huevos fritos, tocino, galletas, salchichas, panqueques y... ¿era eso filete de costilla?.

- "Encontré algo de dinero en tu bolsillo, así que fui de compras"

Mi boca se abrió - "¿Tu... qué?"

- "Tenías como 300 dólares allí" - Levantó un frasco abierto de mayonesa - "De nada"

- "¿Dónde carajo está mi dinero, Simon?" - Pregunté, acercándome a él y apretando los puños.

- "Relájate. No gasté demasiado" - Señaló un fajo de billetes sobre el mostrador y corrí a contarlo.

- "¡Gastaste 150 dólares!"

- "Sí, y mira" - Abrió la nevera, ahora llena de comida y, por supuesto, algunas cajas de cerveza - "Puedes agradecerme más tarde con ese trasero" - Me dio una buena palmada por detrás y alcancé su cuello.

- "Voy a matarte, pedazo de inútil..."

- "¿Qué? ¡No tenías nada de comida!" - Interrumpió Simon, reteniéndome con un brazo.

- "Como en el trabajo" - Grité, señalando el banquete en el mostrador - "Tengo que pagar el alquiler en una semana y apenas me las arreglo"

- "No te preocupes por eso. Me pagan el jueves y ayudaré con el alquiler" - Me guiñó un ojo, lo que me enfureció aún más - "Tengo que ir a trabajar a las seis hoy, así que llegaré tarde a casa"

Hice una pausa y ladeé la cabeza, un poco sin palabras por lo que acababa de decir - "¿Casa? Simon, esto fue algo de una noche. No puedes quedarte aquí"

Apagó la estufa y movió la sartén a un lado antes de acercarse pavoneándose hacia mí - "Conozco el camino a tu corazón" - Me atrajo hacia él, apretando mi trasero con ambas manos mientras se acercaba a mí con un beso profundo con la lengua.

El creciente resentimiento me permitió alejarlo y resistir cualquier parte jodida de mi cerebro que hacía que mis rodillas se debilitaran ante su toque - "¿No te gustan más las mujeres?"

- "Psh, diablos no. No puedo embarazar a un hombre, pero me gusta acostarme con las mujeres... bueno, hasta que me echan"

- "No puedo tener un hombre lobo viviendo conmigo" - Miré de nuevo la comida en el mostrador - "¿Alguien te vio esta mañana? Carajo, vas a hacer que me desalojen"

- "Nadie me vio, además soy bueno con los disfraces. Nadie lo sabría siquiera"

- "Todos en este extremo del complejo probablemente lo sepan después de anoche"

Su cola se balanceaba de un lado a otro - "¿Te divertiste?"

- "No cambies de tema"

Me sonrió, dejando al descubierto esos peligrosos caninos antes de entregarme un plato de comida - "Te preparé el desayuno. Normalmente no haces eso con las conexiones, ¿sabes?

- "Qué romántico. Apuesto a que le dices eso a todas las personas a las que les robas dinero" - Murmuré, agarrando el plato - "Tengo que prepararme para una entrevista en dos horas" - Me metí un bocado de sémola y huevos en la boca y puse los ojos en blanco. Una comida casera no había pasado por estos labios desde hacía años.

"𝐂𝐮𝐚́𝐧𝐝𝐨 𝐋𝐚 𝐕𝐢𝐝𝐚 𝐓𝐞 𝐃𝐚 𝐇𝐨𝐦𝐛𝐫𝐞𝐬 𝐋𝐨𝐛𝐨..."Donde viven las historias. Descúbrelo ahora