Cuadragésimo quinto plato

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Donghyuck tocó la puerta de aquel hombre, ansiaba verlo, ansiaba besarlo, sonreírle, ansiaba darle un abrazo y acurrucarse en su pecho.

Fue cuando lo vio, Mark Lee, eso era todo lo que siempre quiso y lo que siempre deseó.

—Hyuck, no sabría que vendrías hoy. —Mark se disculpó. —Iba a salir... Iba a ver a mis padres y a mi...

—Puedo acompañarte. ¿Lo sabes no? ¿Cuánto tiempo hemos estado saliendo? Son siete años, Mark, Sería conveniente que me presentaras con tus padres.

Y aquel hombre guardó silencio. Miró a Donghyuck y simplemente lo besó. Lo amaba como no había amado nunca a nadie; pero constantemente se debatía si ese amor lo llevaría a algún lado.

—Aún falta para que me vaya... ¿Quieres hacer algo? —Mark preguntó.

—¿Quieres que te cocine algo? —Donghyuck le sonrió. —Siempre que vengo tu refrigerador está vacío.

—Deberíamos empezar a vivir juntos. —Mark se acercó a Hyuck y lo tomó por sus mejillas para darle un beso largo.

Donghyuck bajó la mirada, no sabía si quería vivir junto a Mark, él tenía su vida y Donghyuck tenía la suya. Estaban bien juntos, pero respetando sus espacios. Ellos eran polos opuestos que no pasaban nada de tiempo juntos.

—Tengo una mejor idea, ¿Cuánto tiempo tienes? —Donghyuck tomó a Mark por su playera y se la empezó a quitar sin pudor alguno.

Mark sonrió. Ni siquiera tuvo alguna objeción, Donghyuck siempre lo ponía de esa forma en los pocos minutos que tenían libres.

Cuando estaban desnudos, Mark podía ver la inmaculada y casi resplandeciente piel del moreno, definitivamente el sol lo había besado, brillaba cada vez que estaba en el dormitorio de Mark.

Mark atacó el pliegue del cuello de Donghyuck mientras el moreno bajaba por el pecho desnudo de Mark, en ese departamento habían follado tantas veces, que se sentiría raro no estar entre esos brazos.

—Hyuckie. —Mark le susurró cuando lo cargó y lo llevó hacia la cama. —¿Has estado durmiendo bien?

—Como un bebé. —Donghyuck sonrió mientras arrojaba a Mark sobre el colchón y se subía sobre él.

Se sentó contra el abdomen del canadiense, justo donde el miembro del mayor palpitaba y requería de su atención.

Haechan ladeó su cabeza, su cabello castaño le cayó en la frente, Mark acomodó ese cabello y deslizó su mano por el cuello del moreno hasta llegar al pecho del otro.

—Podría pasar mi vida viéndote así. —Mark dijo.

—Profesor, es usted un atrevido. —Donghyuck se burló.

Pero el estremecimiento era palpitante. A Mark le faltaba el aire cuando estaba con Donghyuck, y al moreno sentía que el sentimiento de asfixia era excitante.

Mark se sentó con Hyuck sobre él y atracó la garganta de Hyuck llenándola de marcas, pequeñas mordidas y saliva. Donghyuck jadeó, intentó apartarse, pero no había a donde ir si Mark lo apretaba de las muñecas.

—Debiste de ser un mejor alumno... —Mark susurró.

—Hubiera sido el mejor de mi clase si hubieras sido mi maestro, siempre he pensado que eras un alumno excepcional, bueno, —Hyuck rio. —Fuiste a Harvard, eres profesor de letras, siempre eres demasiado correcto, haces lo que todos esperan de ti.

Operación Kimchi jjigae (MarkHyuck) +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora