>Teen Wolf
La historia de Selina Croft, la mujer lobo cazadora, un mito para unos, una leyenda para otros. ¿Quién dijo que una cazadora no puede ser una mujer lobo?
La leyenda, el mito viviente en Beacon Hills.
La familia Croft, cazadores experimen...
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Código interrumpido
Finn me llevo a su casa a qué me cambiara de ropa, había dejado algo en su casa entonces acepte. Él quemó mi vestido el cuál estaba lleno de sangre mientras yo me vestía.
-¿Quieres llevarme de regreso al bosque?- Pedí mientras él veía atento la chimenea.
-Si.- Se puso de pie y caminamos fuera de la casa.
Le había dicho absolutamente todo, sabía que podía confiar en él. Sabe tanto como yo ahora.
Me llevo hasta la mansión Hale, a algunos metros de a la casa y salimos.
-¿Es aquí en donde te dispararon?- Pregunto en cuanto nos acercamos a la casa.
-Si, cuatro disparos.- Mire atenta el piso. Podría haber huellas. Me agache y observé.
-¿Qué es lo que ves?- Pregunto viéndome.
-Hay un montón de huellas aquí, cazadores estuvieron aquí.- Moví algunas hojas secas con mis manos y con cuidado de no pisar alguna pista. -Ellos trataron de cubrir sus huellas, pero estás las cuidaron.
Había rastro, las huellas de hombres y mujeres eran muy diferentes, apreté del tamaño también el grosor del hundimiento en el piso.
-Habia una mujer y tres hombres, ¿Ves eso?- Le mostré y él miro. -Lo llevaron arrastrando. Lo dejaron inconsciente y lo arrastraron.
-¿Entonces no pudieron llevarlo muy lejos?- Pregunté y negué.
-A menos que haya una huella de auto, pero no la hay.- Seguí las huellas.
-¿Y de quien son estas?- Pregunto mirando a los lados.
-Seguro de nosotros cuando llegamos.- Dije sin prestarle atención.
-No, estoy seguro que no caminamos por aquí. Alguien más estuvo aquí.- Mire y era verdad, eran recientes.
Mire a Finn.
-No estamos solos.- Susurré y del bosque salió un hombre, era papá. Baje la cabeza, aquí vamos.
-Finn tenías un trabajo hoy y era ser el novio de mi hija, darle una de sus mejores noches mientras bailaban en la escuela, no tenerla en medio del bosque mirando al piso.- Dijo papá paciente.
-Yo lo traje.- Acepte la culpa.
-Aun que adoro que uses lo que yo te enseñe, y se que es mi culpa. No quiero que estés aquí.- Dijo y negué.