>Teen Wolf
La historia de Selina Croft, la mujer lobo cazadora, un mito para unos, una leyenda para otros. ¿Quién dijo que una cazadora no puede ser una mujer lobo?
La leyenda, el mito viviente en Beacon Hills.
La familia Croft, cazadores experimen...
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El informe
✶𝚂𝚎𝚕𝚒𝚗𝚊
—Mañana te veo, tengo algo para tí.— Le decía a Lydia a través del teléfono.
—¿Qué tienes para mí?— Pregunto ansiosa mientras yo doblaba a la derecha.
Habíamos ido mi hermana y yo a el centro comercial a comprar algunas cosas para la cena que había organizado mamá para papá.
—Pues algún regalo. No habría ido a México sin traerle algo a mi mejor amiga.— Me detuve en un semáforo que estaba en rojo.
—De no ser por qué Jackson está hoy pegado a mi, te juro que ya estaría llendo a tu casa.— Al parecer Lydia y Jackson tendrían alguna noche de películas o así.
—¿Se enojara mucho si le robo a su novia por un par de días?— Le pregunté divertida. Voltee a ver a Dixie y ella venía debatiendo en si llegamos a comprar flores para la decoración.
—¿Qué importa? Fui primero tu amiga que su novia, tienes derechos.
—Bien eso me gusta.— Puse en marcha el auto de nuevo en cuanto el semáforo se cambió a verde.
—Espera... Wow
—¿Que pasa Lydia?— Le pregunté ya que se quedó callada por un buen rato.
—Me gusta este labial que traigo puesto, tengo que comprar otro.— Y respondió con una respuesta muy de Lydia Martín. Reí ante aquello.
—Por supuesto que sí, ¿Ya tienes tu vestido para la cena?
—Lo tengo planeado desde que mandaron la invitación. Tienes que verlo.
—Si, seguro será el más hermoso de todos, no dudo de tu buen gusto.
—Oye, mañana Allison cumpleaños, tal vez hay que regalarle algo.
—Claro que si, tal vez hay que dejárselos dentro de su casillero.
—Si, mañana hay que ir más temprano, antes de que comiencen las clases y hacerlo.
—Pasare por ti en la mañana.
—Esta bien...— Lydia soltó un grito aterrador a través del teléfono.
Por un segundo perdí el control del auto, así que me orille tan rápido como pude y sin cuidado alguno, haciendo que a Dixie se le cayeran algunas cosas que traía en las bolsas.
—¡Lydia!— La llame pero no me contestó. —¿Lydia, estás bien?— Pero no escuchaba alguna señal de ella.
Mire asustada a Dixie.
—Vamos— Me ordenó Dixie y yo conduje hasta donde me había dicho Lydia que estaban.