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Omega

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Omega.

L

os últimos días se habían sentido tan bien.
Los cazadores de habían ido.
Papá, mamá y Derek se encerraron en la oficina y hablaron por un largo tiempo sobre el nuevo convenio, ahora Derek era el alfa y si quería convertir a personas en sus Betas tenía que avisar para ellos estar al tanto, mientras mis padres mantienen a salvo el secreto.

Se acercaba el funeral de Kate Argent, mi padre había tenido que hacer algunos anuncios en la plaza del centro anunciando que todo lo que había pasado era obra de Kate Argent,  así que la culpo de todo, incluso de las obras de Peter mientras era alfa.
La familia Argent no estaba contenta con eso, pero era lo mínimo que podía a hacer papá para protegerlo a ellos y a la ciudad, incluso se lo debían, Kate casi me mata.

Christopher Argent y papá se encerraron por horas en su oficina, después llegó Victoria Argent y junto a mamá se unieron a la conversación.

No escuché lo que hablaron, Dixie dijo que habían salido con cara de fastidio pero con un acuerdo.

Ni siquiera los había visto, o incluso a Allison, siempre que me la encontraba en los pasillos de la preparatoria o en alguna calle de la ciudad, solo doy vuelta y la evito.

Silver por otra parte se había vuelto muy sercana a Dixie, incluso había algunos días que los pasaba en casa con nosotros, con ella no teníamos algún inconveniente.

Suelo pasar algunas tardes con Lydia en el hospital.

—¿Encerio, Selina?— Pregunto viendo que sacaba mi bolsa de maquillaje de mi bolso.

—Sí, es un favor. Te vez fatal— Reí y ella conmigo.

—Esta bien, te dejaré. Pero no es que lo necesite, incluso así luzco fabulosa.— Reímos.

Algunas veces pedía que la ayudara a bañarse, no le gustaba verse la herida que había en su cintura. Esta sanaba lento pero lo hacía, ahora sabía que no era mujer lobo.

Cada que estaba con ella le quería explicar todo, confesarle todo sobre mi. Pero no es el momento de hablarle sobre el mundo sobrenatural, tal vez la volvería loca.

La había peinado y maquillado, nada exagerado, por qué si no Melissa podría regañarnos si se da cuenta, era algo muy natural.

—Hermosa.— Dije al finalizar.

—Gracias. Espero ya por fin se acabe esto y pueda ir a casa, extraño mi cama.— Dijo mientras se veía al espejo.

—En algunos días volverás, ¿Qué te parece cuando te dejen ir a casa, vaya y solo tal vez veamos un montón de películas? Te dejaré escoger cuáles... y me arriesgo a una noche llena de películas de romance...— Ella comenzó a reír mientras ponía sus manos en la herida, le dolía.

𝙴𝚏𝚒𝚖𝚎𝚛𝚘Donde viven las historias. Descúbrelo ahora