Capítulo 8

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Bill;

Nuestras miradas se encontraron como solían hacerlo, pero ella rápidamente quitó su mirada, parecía molesta, y bueno, tenía razón para estarlo, no era como si no supiera la razón por la que actuaba así, pues después de haberla besado y irme como si nada, era una gran razón por la que se haya molestado. Pero no quería que se diera cuenta de que cada vez que la tenía al frente quería besarla, de que quería hacerla mía, hacerle el amor una y otra vez, no quería que notará cómo con la mirada le deseaba, como relamia mis labios al ver los suyos, no quería que se diera cuenta de cuánto la seguía amando.

Parecía estar firme, y no querer hablar conmigo, solo me trataba de ignorar y de mantenerse al frente, era un momento que no quería pasar, pues me sentía raro, o de alguna manera, extraño, por estar así en una situación y no saber que hacer.

Hasta las cajeras de la farmacia se dieron cuenta de que algo estaba pasando, se sentía un incómodo silencio, y una tensión en el ambiente.

-yo lo pagó- dije refiriéndome a las toallas sanitarias y extendiendo un billete a la cajera

-no- dijo tn inmediatamente -yo lo voy a pagar-

-si yo fuera tu, dejaría que el me lo pagará- dijo una de las chicas viéndome coqueta

-si yo fuera tu, me callaría el osico y dejaría de meterme en lo que no me importa- dijo tn tomando el cambio y saliendo de la farmacia bastante molesta

Termine de pagar la botella, para salir rápido de la farmacia y ir detrás de tn, quien apenas iba a cruzar la avenida, sentía mi corazón latir con fuerza, no sabía por qué, pero me daban nervios estar cerca de ella, iba a cruzar la avenida, cuando la detengo.

La tomé del brazo y retrocedi con ella, tn me volteo a ver enojada, nuestras miradas se habían encontrado, y parecíamos decirnos algo, parecíamos querer hablar de lo que estaba pasando, pero más bien ella, quería gritarmelo, quería golpearme y decirme cómo se sentía, empujarme, escupirme y tirarme al piso, por cómo se miraba, podría decir demasiadas cosas de ella, la conocía mejor que nadie, incluso diría que podría dictar clases intensivas de su vida.

Antes que pudiera mencionar algo, tn me soltó un golpe en la cara, eso paso demasiado rápido, solo me toque la nariz, de la cual, sangre comenzó a salir.

-maldito- empezó a llorar, algo que no me gustaba

No me gustaba verla llorar, nunca me gustó verla triste, odiaba cuando ella lloraba y más si la razón era yo.

-tn...- no me dejó continuar, pues empezó a empujarme

-te odio, te odio, te odio- golpeó mi pecho

-yo...- no me dejaba hablar, parecía no querer escuchar

-ya no me busques más, ya bill, no regrese a alemania por ti, todo fue por la estúpida universidad, ni siquiera me pasó por la cabeza regresar a verte, ni siquiera quería volver a besarte, no estaba en mis planes volver a encontrarte, no quería ni siquiera verte, no quería tener ningún tipo de acercamiento contigo, no pensaba en reencontrarme contigo, ya te estaba olvidando...- tn se cubrió el rostro con sus manos, lo último que dijo me dolió -es más, ya hasta me estaba enamorando de alguien más, pero tú tenías que aparecer, dónde quiera que vaya, tu estás, en mi jodida cabeza apareces, estuviste, estás y seguirás estando en mi mente, no solo en mi mente, también en mi maldito corazón, no sabes cuánto he sufrido por ti, cómo para regresar a alemania y encontrarte con la zorra de hanna en una relación, y me duele, ¿sabes por qué?, por qué te sigo amando, por eso te odio, te odio tanto- me dió un último empujón para después irse

Solo me quedé parado, viendo cómo se iba, y subia al primer autobús que pasaba.

Me quedé sin palabras, no sabía que pensar, o que decir luego de todo lo que tn me había dicho, yo también la amaba, la amaba demasiado, la amaba aún más que nunca, pero no podíamos estar juntos.

Rette mich (bill kaulitz) tercer libro Donde viven las historias. Descúbrelo ahora