Dios No [#IneffableHusbands]

Capítulo XIII. La Pasión De Beelzebub.

Una bofetada, nada. Dos bofetadas, nada. Tres bofetadas, nada. Cuatro bofetadas y un golpe en el estómago, nada.

- ¡Suéltame! - chillaba Aziraphale.

Su inconsciente cuerpo sufría las consecuencias de los golpes que le propinaba Beelzebub, mientras que el Aziraphale dentro de la burbuja de luz apenas sentía una leve vibración fuera de él. Parecía como si estuviera dormido, como si hubiera sido golpeado y se hubiera desvanecido del cansancio. Beelzebub le puso una mano en el pecho a Aziraphale para sentir la presencia del verdadero ser que se encontraba prisionero a causa del hechizo de Metatrón, del que ya tenía conocimiento pues ambos habían estado observando la situación desde Alfa Centauri. Había un suave latido en la burbuja de luz, era demasiado débil, era preocupante.

La mirada de Aziraphale parecía enloquecida, podría pensarse que se debía a los golpes que había recibido del demonio frente a él, pero era a causa de una combinación del hechizo que había hecho parecer a Aziraphael un soldado sin decisión propia 'el cascaron' y los sentimientos negativos del Aziraphael dentro de la burbuja de luz que se fugaban lenta pero constantemente a través de la diminuta grieta diagonal que se había hecho en la burbuja de luz provocada por el intenso dolor (aún inexplicable para el cascaron) que casi lo rompía en dos al haber visto a quien el Aziraphale en la burbuja sabía que era Crowley.

La combinación del cascaron con todos estos sentimientos provocaban en su cuerpo un dolor y una desesperación tal que su mirada estaba descontrolada. Que empezara a comportarse como un animal salvaje y tratara de morderlos cabria dentro de un comportamiento razonable para su estado de locura actual.

- Metatrón es un maldito - soltó Gabriel sin estar molesto realmente, Beelzebub lo miró con una mueca de burla - lo hechizó para hacerlo más idiota de lo que ya de por si era. - el ex arcángel supremo clavó la vista en los ojos enloquecidos de Aziraphale, aquellos que lo miraban como si estuviera dispuesto amatarlo - podría jurarte, Beelz, que sus ojos son menos azules ahora.

Beelzebub asintió.

- ¿Lo sigo golpeando? - preguntó Beelzebub a Gabriel mientras miraba al extraño ángel frente a ellos.

- Si, quizá así el otro regrese - le respondía el ex arcángel supremo a su pareja.

Beelzebub lo golpeaba con fuerza, lo abofeteaba, le daba puñetazos en el rostro y golpeaba su estómago y especialmente su pecho. ¿Los demonios sentían cansancio? Si era así, no aplicaba para Lord Beelzebub, lo golpeaba con ganas como si lo odiara y aunque no era realmente así, sí que lo disfrutaba; y no era porque gozara de dañar ángeles como en el pasado sino porque conocía esa mirada en el rostro del ser celestial que torturaba. Una mirada desquiciada. Ponerlos en su lugar era la pasión del príncipe del inframundo.

Después de un rato de estar propinándole golpes al arcángel rubio y su mirada no cambiaba se detuvo a admirar su expresión.

- Ya lo estuve golpeando durante un tiempo y no ha resuelto nada. - dijo el ex duque del infierno al ex arcángel supremo - ¿Dijiste que tenía una grieta?

- Si, pude sentirla. Mira.

Gabriel se acercó a Aziraphale y le pasó la mano por el pecho sin llegar a tocarlo. Una luz blanca que irradiaba de su pecho y una burbuja llena de luz blanca fue visible para ambos seres, ángel y demonio podían ver una diminuta grieta que atravesaba de forma diagonal por donde se escapa poca, pero de forma constante, aquella luz blanca hacía la superficie, que se mezclaba con el cascaron y que provocaba su mirada asesina contra ellos.

- Ya veo - dijo Beelzebub totalmente sorprendido por lo que ambos veían. El cascaron luchaba con todas sus fuerzas para tratar de liberarse y abalanzarse contra ellos para lograr escapar y volver al cielo, pensaba.